Federico Axat: «La clave es que el lector encuentre una historia de la que quiera saber más»

Pacho Rodríguez MADRID

CULTURA

El narrador argentino se consolida con su novela «Amnesia» como uno de los maestros del «thriller» en español

24 dic 2018 . Actualizado a las 07:58 h.

Cuando la memoria es tanto la aliada para entenderse como el dedo acusador de lo inevitable. Cuando alrededor del devenir de la vida aparece el azar con otro guion. Cuando lo psicológico se mezcla con lo tangible en forma de aparición y posterior desaparición... Federico Axat vuelca todos esos parámetros que tienden a lo infinito para construir su novela Amnesia (Destino). El autor de la exitosa La última salida regresa por todo lo alto al género del thriller con una obra que -pese al título- no olvida ninguno de los vericuetos que han hecho que su nombre sea asociado a los mejores autores del género. Dicen que es el Stephen King de la literatura en español, porque, aseguran, escribe como continuador de la mejor tradición anglosajona. Pero, si le pinchan amablemente, no duda en situarse más cercano al universo inabarcable de los grandes autores latinoamericanos del siglo XX. Con todo, con Amnesia, Axat (Buenos Aires, 1975) confirma su maestría desarrollando tramas en las que fluye el suspense de lo inesperado y con las que pretende atrapar al lector desde el primer momento. Será esa ingeniería que domina, y que le ha llevado a combinar tal profesión con la de escribir para aparecer como uno de los autores del noir más vibrantes del momento. Axat no es promesa porque ya cumple despachando éxitos como La última salida y ahora Amnesia.

-Le asocian a autores como Stephen King, pero usted proviene de América del Sur. ¿No sería esta mejor referencia para su promoción en España?

-Puede ser, porque hay mucho que nos une, y por supuesto en lo literario también. Con España hay una conexión constante porque, aunque no tengas ese contacto, o no lo sepas, cuando llegas a España sientes una familiaridad que no sabes a qué es debido, y que, a veces, no es a nada en concreto. El lenguaje, la historia, los grandes autores...

-Debería surgir la misma sensación cuando vamos a Argentina...

-Sucede una cosa... Quiero conocer Galicia. Pero, por ejemplo, lo que conozco de España me encanta. Bilbao me encanta. La ciudad que más me gusta puede que sea Barcelona. Pero ahora, en este viaje, estoy fascinado con Madrid porque me parece una belleza. A lo que voy es a que en España, por ejemplo, hay una arquitectura de gran valor. Si visita Argentina, me gustaría que se llevara esa impresión, pero en realidad creo que es mucho más inferior.

-Prefiere que lean sus libros a hablar de ellos. Pero, ¿en esta ocasión aspira al reto más difícil todavía de atrapar al lector desde el primer momento?

-No estaría mal, ¿no? La gran cuestión, la clave, es que el lector encuentre una historia de la que quiera saber más, y cómo dosificarle la información para que esto ocurra, incluso colocándole algunas trampas. Y en Amnesia se parte de la aparición de un cadáver y el no saber por qué aparece. Ocurre entre personajes que llevan una vida que nada tiene que ver con el crimen. Pero rápidamente se deja ver que lo que parece obvio puede que no lo sea. Que la puesta en escena es demasiado perfecta como para contar lo que aparentemente se describe...

-Parece pasarlo bien escribiendo estas historias. ¿Tiene método?

-Pues soy noctámbulo. Creo que es a la una o a las dos de la mañana cuando más inspirado estoy. Puede que oiga algo de música, pero lo que más destacaría es esa mayor concentración para escribir que encuentro ya de madrugada durante horas.

-¿Ser ingeniero ayuda para crear historias con tanto engranaje?

-Bueno, estudié ingeniería civil, y vivo de mi trabajo. Puede que esa parte racional sí me sirva. Aunque confieso que yo no planifico mucho, sino que voy descubriendo la trama a medida que escribo, lo que me obliga a menudo a reescribir.

-Con una actividad como la de escritor, en tiempos en que las cosas se sentencian en un tuit, ¿no se siente un perro verde?

-No soy crítico con las nuevas formas de comunicación, aunque no las comparta. Aunque Instagram con el nombre lo dice todo...

-Irónico sí que resulta un poco.

-Bueno, le podría decir que creo que Twitter ha pasado de 140 caracteres a 280 aunque su objetivo a veces parece cero.

-¿Pues pasamos de King y volvemos a García Márquez, por ejemplo, por afinidad?

-Yo, encantado. Me sentiría honrado con que me compararan con Gabriel García Márquez. O con un mago de la palabra como fue Julio Cortázar, sobre los que piensas que cómo podrían llegar a tener tanta imaginación.