«Irreverentes y un poco idiotas»

guillermo ximenis LONDRES / EFE

CULTURA

Miembros de los Ponty Phyton, en una escena de «La vida de Brian»
Miembros de los Ponty Phyton, en una escena de «La vida de Brian»

Michael Palin y Terry Gilliam, miembros de los Monty Phyton, creen que hoy en día sería imposible rodar un filme como «La vida de Brian»

30 may 2019 . Actualizado a las 18:35 h.

Cuarenta años después del estreno de La vida de Brian, los británicos Monty Python creen que sería difícil rodar de nuevo, hoy en día, una sátira sobre las religiones como esa cinta, que muchos tacharon en 1979 de blasfema. «Probablemente no podríamos. Creo que el sentido del humor ha cambiado un poco. La hicimos en el momento oportuno, logramos ser irreverentes y un poco idiotas al mismo tiempo», sostiene Michael Palin, uno de los componentes del grupo cómico, en una conversación junto con su compañero Terry Gilliam.

La vida de Brian, citada regularmente como una de las comedias más hilarantes del cine británico, narra la historia de Brian Cohen, un joven ordinario de la Judea ocupada por los romanos que tiene la mala fortuna de nacer el mismo día que Jesucristo. Tras varios episodios absurdos, Brian es confundido con un mesías y, pese a sus intentos por deshacerse de sus seguidores, se ve rodeado por adeptos que interpretan todo lo que hace como un milagro.

Cuarenta años atrás, la película fue vetada en decenas de localidades del Reino Unido, en Irlanda y en Noruega, y provocó protestas ante cines de Estados Unidos, aunque Gilliam asegura que en España fue recibida con entusiasmo. «Incluso ahora, la gente con la que trabajo en España viene y me habla sobre La vida de Brian», recalca. «Creo que esa reacción en España se debió a que el momento era perfecto. Franco ya no estaba y la sociedad se encontraba en pleno cambio», agrega.

A pesar de que la cinta, que ha vuelto esta semana a los cines, abordaba un tema sensible como es la religión, ambos aseguran que mientras la estaban rodando no esperaban los vetos y las protestas que provocó. «Mi madre iba regularmente a la iglesia y no podía entender por qué la gente decía que era una blasfemia», esgrime Palin.