Ángela Becerra: «El feminismo también está liberando al hombre de cargas que se le impusieron»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

La escritora colombiana Ángela Becerra, posando con su nueva novela
La escritora colombiana Ángela Becerra, posando con su nueva novela XOÁN A. SOLER

La autora toma como base para «Algún día, hoy» a la líder de la primera huelga feminista de América Latina

10 jun 2019 . Actualizado a las 07:48 h.

La colombiana Betsabé Espinal fue una de las líderes en 1920 de la primera huelga feminista de América Latina. Ahora, un siglo después, su lucha y su historia fueron el germen de Algún día, hoy, la nueva obra de la escritora Ángela Becerra que recibió el premio de novela Fernando Lara.

 -El libro comenzó cuando vio un documental con la historia de Betsabé Espinal.

-Sí, fue el embrión. Tenía otra novela en ciernes, pero la abandoné porque Betsabé era muy potente. Cuando empecé a investigar, solo existía la fecha de nacimiento -1896-, el momento en que se hace visible y su muerte. Para mí fue un regalo que no existiera casi nada de ella porque me permitía ficcionar y crear alrededor de ella toda una magia y una historia. El inicio de la novela fue como si me hubiera poseído algo. No pude parar hasta que acabé ese primer capítulo. Aparte de hacer un monumento a la amistad y a la liberación de la mujeres, quise realizar una historia de amor inmensa con un muchacho que viene de ese París efervescente de los años 20. Quería una imagen masculina que fuera capaz de entender la feminidad de Betsabé y respetara esa fuerza que ella tenía.

-En la novela refleja que esa diferencia entre hombres y mujeres no solo está en las clases bajas y que hay otra manera de entender el feminismo.

-Esta novela, además de darle visibilidad al hecho tan valiente que realizó esta mujer -Betsabé- hace casi cien años, es un monumento a los sentimientos, a la fuerza, a enseñar que puede haber otro tipo de masculinidad que encaje con la feminidad de la que también se habla ahora muchísimo. En la actualidad ya no es el feminismo rancio que usaba gestos y maneras de un machismo para darse a respetar. La corriente feminista actual respeta todo: la maternidad, la feminidad... El mundo no se puede perder la mitad de los cerebros. El hombre va a ganar muchísimo en la medida que entienda que este movimiento feminista es también bueno para él porque le está liberando de una carga que se le impuso por las malas educaciones, la carga de la fuerza y la del control de las emociones y de los sentimientos para no parecer débil. No considero el libro como un texto feminista, sino que creo que ahonda en cómo el ser humano se va transformando.

-Con «Algún día, hoy» dice que pretende remover conciencias.

-Para mí es muy importante que, desde el ámbito que cada uno le corresponde, aportar un grano de arena en pro de un mejor vivir y hacernos más humanos y respetuosos.

-Ambientó la novela hace un siglo, pero muchas situaciones que narra todavía perviven.

-La injusticia con la mujer es una cuestión que se ha arrastrado durante siglos. Cuando comencé a escribir esta novela -2013- aún no había nacido el MeToo, pero creo que este movimiento ya es imparable porque se ha pasado del miedo a la valentía, a la visibilidad. Eso sí, el mundo occidental tiene que tener el compromiso para hacer posible que en otros países en los que se castiga el hecho de ser mujer se levante esa losa.

 -¿Aportó mucho de usted a Betsabé Espinal?

-Tiene muchísimo de mí. Hay un momento que no sé si yo soy Betsabé o Betsabé soy yo porque mi niñez fue muy salvaje, de ir descalza, de meterme en el verde, de jugar con los pájaros... Todo eso se lo regalé a Betsabé. También la rebeldía de mi adolescencia, porque tuve un padre muy machista. Ese sentimiento me quedó ahí encapsulado y también se lo regalé a Betsabé. Inconscientemente vas regalando cosas tuyas a los personajes. Acabé viviendo dentro de la novela.

«Sigo escribiendo poemas, pero la narrativa me tira mucho al poder vivir otras vidas»

Creadora del idealismo mágico, Ángela Becerra es la primera vez que toma como base un hecho real para escribir una novela. «Para mí fue un reto unir lo que iba a inventar con lo real y hacer que encajaran perfectamente. Fue la novela más dura de escribir y era un reto para mi terminarla», dice sobre Algún día, hoy.

 -Empezó con poesía, pero sus últimas publicaciones son novela. ¿La ha dejado aparcada?

-Sigo escribiendo. Mi poesía, digamos, está debajo de mi almohada. Tengo muchísimos poemas y ya podría haber publicado otro libro, pero la narrativa me tira muchísimo porque en ella puedo vivir otras vidas. En este momento actual yo necesito vivir otras vidas, porque necesito estar efervescente, vital...

-Dejó una asentada trayectoria como publicista por escribir.

-Trabajé 20 años en publicidad y lo dejé en un momento de madurez, cuando dije: «La vida es una y este es el momento de realizar mi sueño». Mi sueño era recuperar esa parte de niña en la que pensaba en escribir y me sentía libre, en volver a tener la capacidad de asombro y en volver a tener la libertad. De alguna manera, la publicidad me llevaba a crear y a imaginar, pero era hacerlo para vender un producto. Para mí la publicidad era prisión y la escritura es libertad absoluta. Yo quería volver a ser libre.

-Acaba de ganar el premio Fernando Lara, pero tiene numerosos reconocimientos con otros trabajos, como el Azorín, el Planeta-Casa América... ¿Qué representan para usted?

-Decir que no me gusta haber ganado un premio sería mentir. Obviamente creo que los premios ayudan a hacer más visible una obra, pero es la propia obra la que tiene que ganarse la vida. El gran premio para mí es escribir, tener esa posibilidad de vivir otras vidas, de la libertad.