Belén Cuesta: «Está muy bien hacer autocrítica de nuestro mundo en "Paquita Salas"»

Beatriz Pallas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Netflix

Los Javis aseguran que «el personaje de Magüi es el 50 %» de esta comedia que parodia el mundo del cine y la televisión

03 jul 2019 . Actualizado a las 08:40 h.

Paquita Salas es la protagonista de la comedia de Netflix que lleva su nombre y que llega a su tercera temporada cargada de «sorpresas bastante impactantes». Pero sus propios creadores, Javier Calvo y Javier Ambrossi, reconocen que «el 50 % de la serie» es la frágil e inexperta Magüi, mano derecha de esta agente de actrices pasada de moda. El personaje que interpreta Belén Cuesta trabaja ahora para una intolerante jefa interpretada por Terelu Campos y se ha ganado incluso el tener un capítulo en el que ella es la estrella.

-Ahora Magüi ya no es Magüi. Es Malu y tiene que cambiar de trabajo y de aspecto. ¿Cómo le afecta esto al personaje?

-Como la oficina de Paquita tuvo que cerrar en la anterior temporada, Magüi ha tenido que sobrevivir. Ahora está trabajando en un showroom de moda, intentando aprender cómo funciona y aceptando todo lo que le exigen, como cambiar el nombre y de aspecto. Intenta meterse en este mundo, que a ella le viene grande y no sabe gestionar muy bien, aunque está poniendo voluntad para hacerlo lo mejor posible. Ya no solo por agradar, que ella tiene este carácter de querer gustar, sino porque necesita el trabajo. Está metida en esa lucha de intentar hacerse un hueco en un sitio al que no pertenece y en el que no se siente cómoda para nada. Al mismo tiempo, tiene ese anhelo de echar de menos a Paquita, que, aunque era una jefa estricta, dura y que chillaba mucho, siempre supo y respetó quién era Magüi. Ahora no le dejan ser quien es ella realmente.

-Su personaje sirve esta vez para parodiar la relación del mundo del mundo del espectáculo y el de la moda. El trasfondo de las alfombras rojas...

-Forma parte de este trabajo el hecho de ir a un showroom y que te presten un vestido, que es lo que el público ve cuando hay un estreno o una entrega de premios. Detrás de eso hay un mundo de la moda que es bastante interesante de retratar y que deja muchas anécdotas y muy buenas para este universo de Paquita. La serie muestra este mundo de la moda y de los influencers, que Paquita va a intentar comprender.

-La nueva temporada pone el punto de mira en el daño que pueden llegar a hacer las redes sociales en este sector. ¿Cómo le condicionan los comentarios?

-Ahora existe esta inmediatez de poder decir que amas a una persona o poder insultarla y esto hace que a veces se pierda el pudor. Por supuesto que cada uno es libre de decir lo que quiera, pero hay un punto en el que creo que no hay lugar para la reflexión. Ese es mi punto de vista. Yo personalmente no hago mucho caso de haters ni me suelo creer un comentario, porque he visto hasta dónde puede llegar eso y no me interesa. La serie retrata esto con la frase de Paquita de «no son haters, son hijos de puta», porque hay un punto en el que la maldad se cuela demasiado fácilmente. Creo que habría que tener más cuidado.

-Cuando «Paquita Salas» empezó en Flooxer parecía un experimento entre amigos. ¿Creyó alguna vez que crecería como lo ha hecho?

-Lo bueno de la serie es que, aunque ahora estemos en una gran plataforma como Netflix, sigue siendo esta especie de experimento, esa manera de contar una historia entre amigos que fue su origen realmente. Fue algo que nos apeteció, igual que La llamada. Lo hicimos por probarnos, por disfrutar sin esperar absolutamente nada ni tener pretensiones sobre hasta dónde podría llegar. No imaginábamos siquiera si la gente lo iba a ver o no. De hecho era probable que nadie lo viera. Por eso estar ahora presentando la tercera temporada nos da mucha risa y, sobre todo, mucha alegría. Lo bueno es que la esencia sigue estando ahí. Estando con Netflix tenemos la misma libertad que en la primera temporada y no lo digo por hacer la pelota, pero creo que eso es algo fundamental porque si no la serie se habría diluido. Somos prácticamente el mismo equipo desde el principio y es muy satisfactorio poder ver todos juntos cómo ha ido evolucionando.

-¿Qué tiene «Paquita Salas» para que tanta gente del sector quiera hacer cameos en ella?

-Reírse es la cura de todo y los compañeros se han ido apuntando porque la realidad siempre supera todo aquello que se cuenta en Paquita. Está muy bien poder hacer un poco de autocrítica acerca de nuestro mundo para curarnos y para entender que si uno lo pasa mal, lo pasan mal todos y que si esta profesión es amarga, también lo es para todos. Creo, además, que es algo que va más allá de nuestro sector, que esas subidas y bajadas no son exclusiva únicamente de nuestro mundo y eso Los Javis lo hacen muy bien.