Salman Rushdie recrea en su nueva novela un moderno don Quijote en los EE.UU. de Trump

Guillermo Ximenis OXFORD / EFE

CULTURA

El escritor Salman Rushdie
El escritor Salman Rushdie BENITO ORDÓÑEZ

El hidalgo, Ismail Smile, va acompañado de su fiel escudero, que es un personaje imaginario, el hijo que nunca tuvo, y que pronto adquiere personalidad e ideas propias

29 ago 2019 . Actualizado a las 09:10 h.

La última novela del indio-británico Salman Rushdie recrea las aventuras de un don Quijote contemporáneo que recorre los EE.UU. de la era de Donald Trump como si fueran La Mancha de Cervantes, con un pie en la ficción y otro en la realidad. En la presentación de Quichotte en el teatro Sheldonian de Oxford, Rushdie, de 72 años, arrancó risas al público en diversas ocasiones al leer fragmentos de su novela número 14, repleta de ingenio, crítica social y referencias a la cultura popular.

El hidalgo caballero que protagoniza la reelaboración de Rushdie es un hombre maduro, de origen indio, que comienza a perder el contacto con la realidad tras dejar su trabajo como comercial de una farmacéutica. Desorientado, esta «persona ordinaria», como le describe el autor, se refugia en la telebasura y empieza a creer que conoce a las personas al otro lado de la pantalla.

Dulcinea de Bollywood

Su Dulcinea será una estrella de Bollywood que ha triunfado en la televisión estadounidense. Su obsesión le hará levantarse del sofá y lanzarse a una aventura en la que cruzará el país con el objetivo imposible de conquistar el corazón de su amada. Este viaje quijotesco no es solo un desplazamiento físico a través de la América rural, sino también una exploración moral. «La búsqueda no es solo un periplo desde el Medio Oeste hasta Nueva York. Es al mismo tiempo un viaje espiritual. El protagonista quiere convertirse en una persona mejor», señala el escritor.

Como en la obra de Cervantes, este Quijote, bautizado como Ismail Smile, va acompañado de Sancho. Su fiel escudero, sin embargo, es un escurridizo personaje imaginario: el hijo que nunca tuvo. Junto a Sancho, que pronto adquiere personalidad e ideas propias pese a no existir (ni siquiera en la ficción), este hidalgo se enfrenta en su camino con problemas actuales de EE.UU., como el racismo y los opioides.

La realidad y la ficción no solo se entremezclan en la mente del personaje, también en el relato. «Le propuse a mi hijo hacer un viaje por carretera. Íbamos a hacer la misma ruta que en la novela, pero cambié de idea. Pensé que iba a ser demasiada realidad, mejor inventar los lugares sobre los que iba a escribir», explicó Rushdie. «En muchos lugares de este libro he estado, pero otros son inventados», apostilló.

Para el escritor, el formato de «novela de carretera» tiene la ventaja de que el paisaje y los escenarios van evolucionando a medida que desarrolla la trama. «El libro va cambiando todo el tiempo, igual que ocurre en la vida, en un viaje. Cada lugar al que vas te ofrece una experiencia distinta», señala el escritor. Algunas partes de la novela son similares a la «ciencia ficción», y otras son «naturalistas», detalla.

No es la primera vez que Rushdie retrata la sociedad contemporánea de Norteamérica. Su anterior novela, La decadencia de Nerón Golden (2017), abordaba la polarización política en Estados Unidos y anticipaba la llegada al poder de Trump. El autor indo-británico, que además de novelas ha firmado ensayos y libros infantiles, nunca se ha alejado de los temas políticos y sociales durante su prolífica carrera.

Ha recibido numerosos premios literarios, y su último libro, que se publica esta semana en el Reino Unido, ha sido ya aceptado como candidato al prestigioso Booker Prize.

Parte de su relevancia internacional, sin embargo, proviene de la polémica que levantó Versos satánicos (1988), vetada en parte del mundo musulmán, que consideró ofensiva la creación de un personaje basado en Mahoma. En febrero de 1989, el imán iraní Jomeini proclamó a través de Radio Teherán una fatwa ordenando la ejecución de Rushdie, lo que le obligó entonces a vivir en la semi-clandestinidad, con medidas de protección.

Treinta años después de ese episodio, la vida del escritor, que reside en Nueva York, ha recuperado la normalidad. Su aparición en Oxford se anunció con días de antelación y las medidas de seguridad en el teatro Sheldonian fueron relajadas. Con todo, aquella condena a muerte continúa despertando el interés del público, que le preguntó por ella en repetidas ocasiones al final del acto.

«La gente a la que no le gustó el libro [Versos satánicos] tuvo su voz durante un tiempo. Creo que ahora es el momento de aquellos a quienes sí les gustó, señaló. «Era un libro que se suponía que tenía que ser destruido, pero no está destruido, está disponible en múltiples idiomas y el autor todavía está aquí», dijo Rushdie entre aplausos del público.