Carmen Machi y Eduard Fernández: «Las series deben tener su espacio en los Goya»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

José Haro | Netflix

Los actores encarnan a dos de los interrogados en «Criminal», serie de Netflix desarrollada en cuatro países y en la que Mariano Barroso dirige las tres entregas españolas

18 sep 2019 . Actualizado a las 08:42 h.

La tensión que flota en el ambiente de una sala de interrogatorios y el pulso entre investigadores y sospechosos articula la serie Criminal, un proyecto desarrollado en cuatro países que el próximo viernes se estrena en Netflix. Los tres episodios independientes que corresponden a España están dirigidos por Mariano Barroso y tienen entre sus protagonistas a Carmen Machi y Eduard Fernández, dos interrogados a los que el espectador va descubriendo al mismo tiempo que la policía que los examina. Ambos recibieron a un grupo de periodistas para hablar de este proyecto internacional.

-¿Cómo describirían a sus personajes?

-[Carmen Machi] Mi personaje se llama Isabel. Es una mujer que no tiene hijos ni pareja, de clase media-alta. Lleva muy buena vida, tiene su autoestima muy bien colocada y habla del amor desde una posición muy curiosa. El gran amor de su vida es su perra Luna, una dálmata que es campeona del mundo y es su obsesión. A ella la interrogan para ver si puede dar datos sobre el paradero de su hermano, posible sospechoso de un crimen.

-[Eduard Fernández] Mi personaje ya conoce a los policías, porque pasa por interrogatorios de vez en cuando y se cree que tiene las de ganar. Pero luego ocurren cositas. Es un personaje que ya había tocado de algún modo con Mariano Barroso, que tiene en su obra algunos personajes fetiche, como son los grandes mentirosos, desgraciados, que mienten y se mienten, que ya no saben si es verdad o mentira lo que dicen. Es gente que ha vivido un poco al límite y tienen cierta edad, como tenemos Mariano y yo. Realmente trabajar con él es un gustazo. Te lo pasas muy bien, disfrutas mucho y trabajas mucho, pero de una manera muy lúdica.

-La serie es minimalista en el sentido de que plantea un duelo psicológico. Arranca con un monólogo de Carmen Machi.

-[C. M.] Por eso se habla de que tiene cierto arte teatral en cuanto a que se desarrolla en un espacio cerrado, con personajes, conversación, diálogo, miradas... La complicación estaba en cómo se rueda eso para que no caiga en el aburrimiento y creo que se consigue por cómo es la realización, dónde están los tiros de cámara. No resulta monótono. Tiene un guion muy bueno, muy bien escrito, con lo cual te deja hacer el arco del personaje de una manera plácida con el riesgo que supone, porque todo está muy medido. Cada cosa que dices tienes que tenerla muy en cuenta por si te descubres o todo lo contrario. Es un interrogatorio, que siempre es muy fascinante y muy atractivo para el espectador y para el que lo hace. Es un duelo psicológico de saber quién gana, a ver si me pillas, a ver qué digo... El objetivo es generar una tensión al espectador y que este llegue a sus conclusiones.

-¿Esa tensión estaba presente en el rodaje?

-[E. F.] Pasárselo bien puede ser sufrir como personaje y como actor, porque al final las lágrimas son de uno. Una de las dificultades que yo tuve fue estar esposado cuarenta o cincuenta minutos. Solo hablar, sin poder hacer nada. No es ninguna tontería, ¿eh?

-Hace años la televisión estaba estigmatizada. ¿Ahora un buen proyecto es lo único importante?

-[C. M.] Sí, y ahora los grandes creadores y directores que han hecho mucho cine están en la televisión. Es verdad que ahí puede haber una mirada más amplia, se puede ser más transgresor, arriesgar más, porque si no está todo cortado por el mismo patrón. Es una evolución natural y las plataformas están ayudando a que esto ocurra. Parece que la televisión siempre se ha asociado a algo peyorativo, que carece de calidad. Si eres actor de cine y de teatro eres un artista, pero si eres de televisión eres un personaje. Es una cosa que siempre me ha descolocado.

-[E. F.] Creo que es maravilloso esto que está pasando porque permite quitar prejuicios. Cuantos menos, mejor. Creo que esto está ayudando a que los actores, la profesión y el contenido sean buenos. La cosa es hacerlo bien, sea televisión, sea radio o sea lo que sea. A veces me mosquea mucho cuando viene alguien y te dice «es una película que tienes que ver porque habla de cosas importantes». Y yo digo «hay que verla si es buena, si no, no». Digo yo que esa misma información estará en otro sitio. Me parece una excusa de mal perdedor.

-Otro tópico para decir que una serie es buena es asegurar que es una película de 12 horas.

-[C. M.] Curiosamente a nosotros también nos ocurre. Yo me he encontrado más de una vez diciendo «es que parece cine», pero claro, lo digo desde mi oficio. La televisión si se diferencia en alguna cosa es en el ritmo. Rodar una película es otro tiempo. Puedes hacer cuatro páginas diarias mientras que en televisión haces diez. Entonces, el director y el equipo no tienen tiempo para preparar eso que sería arte, porque en el cine dedicas el tiempo a rectificar, a volver, a equivocarte, y la televisión a veces lleva un ritmo frenético que tienes que hacer todo bien desde el principio. Ahora estamos en un momento en el que se está respetando eso y todo el equipo tiene que volverse más ágil para poder hacerlo en dos tomas.

-[E. F.] Luego está la diferencia entre la sala de cine o la televisión. Cuando ruedas con más tiempo y se va a pasar en una sala puede haber un silencio, unas miradas del personaje que escucha. En televisión es más difícil, porque todo es más rápido y la cámara va directamente al que habla. Que una cosa no contamine a la otra. Hay muchas series que realmente están hechas desde un lugar muy particular, hay ideas muy locas que se hacen ahora y que hace unos años dirías: «¿Cómo vas a rodar eso?». Ahora hay mucha calidad, yo estoy encantado. Y creo que en España tenemos un gran nivel en todos los aspectos y el español está tirando mogollón y se puede exportar. Eso hay que celebrarlo.

-Y las plataformas están contribuyendo a eso...

-[E. F.] Es que ahora lo emite Netflix y de repente es un éxito del copón y antes no era nada. ¿Qué ha pasado?

-[C. M.] Parece que viendo algo que se emite en cerrado tú mismo te sientes más elitista. Voy a ver esto porque lo decido yo. Y si no me gusta pues me cambio a otra serie. Y lo decido yo, porque me he hecho abonado y lo he pagado. A lo gratuito se le da poco valor. El que paga, exige y el nivel de exigencia crece.

-Un debate que ha existido recientemente es si se debería incluir una categoría de series en los premios Goya. ¿Se debe?

-[C. M.] Yo creo que debería ser que sí.

-[E. F.] No veo por qué no. Yo también lo creo, lo único que habría que recortar la gala, porque ya si pasamos a cinco horas va a ser la hostia.

-[C. M.] No es que las series se vayan a comer al cine, pero sí creo que están cogiendo un lugar muy poderoso que merece respeto, merece que se vea y que tenga su espacio también en unos premios que se supone que son de categoría y de prestigio. Claro que lo merecen. Creo que por justicia divina sí tienen que tener su reconocimiento, porque hay unas series buenísimas.