No es otra de guerra, es cine

miguel anxo fernández

CULTURA

El filme «1917», dirigido por Sam Mendes, habría sido otro de no ser por Roger Deakins, «cinematographer» con alma de autor

16 ene 2020 . Actualizado a las 18:56 h.

Antes de transmitirles entusiasmo por esta maravilla, conviene hablar de Roger Deakins, el cinematographer, que además posee alma de autor, algo de lo que, en mi opinión, carecen el mexicano Emmanuel Lubezki para Iñárritu y Cuarón, o el polaco Janusz Kaminski con Spielberg, ambos reconocidos con el Óscar, tres y dos respectivamente y dos grandes, sin duda. Al británico se lo dieron hace tres años por Blade Runner 2049 por única vez, reparando una flagrante injusticia. Se lo rifan los Coen y Dennis Villeneuve, y bien lo lamentan si por cosa de fechas, deben sustituirlo. Otro tanto Sam Mendes, que de ocho filmes, en cuatro tuvo a su paisano. 1917 habría sido otra sin Deakins, porque si algo tiene claro el director británico, es la importancia de la fotografía, sobre todo cuando dispones de un maestro de la luz y de la cámara. Esta recreación histórica, ambientada en la cruenta Primera Guerra Mundial, se planteó como un único -pero falso- plano secuencia que transcurre entre trincheras y a campo abierto; entre cráteres de bombas, aguas estancadas, barrizales y cadáveres putrefactos.

Dos cabos deberán atravesar tierra de nadie para advertir a dos batallones británicos que no realicen el asalto previsto. Fallan las comunicaciones y deberán hacerlo campo a través. La peripecia será dramática, y Mendes logra transmitirnos sensación de miedo, de angustia, de un mundo patas arriba en medio de la desolación. Trufada con medias docena de secuencias magistrales -set pieces, en sí mismas cine puro-, que atenazan al espectador a la butaca. Complétese el festín con una impecable dirección de arte a la británica, una adecuada banda sonora de Thoman Newman (otro habitual en Mendes) y el resultado es gozoso. Incluso el guion juega la baza de la inteligencia, sin saturarnos de información sobre los protagonistas y dejando a los diálogos toda la carga emocional. Escaseaba en Caballo de batalla (Spielberg, 2011) y apenas había en la más reciente Dunkerque (2017), ambas notables, pero aquí sumamos un virtuosismo que la hará perdurable, como ya es Senderos de gloria (1957), del gran Kubrick.

1917

EE. UU., Gran Betraña, 2019.

Director: Sam Mendes.

Intérpretes: George Mackay, Dean-Charles Chapman, Colin Firth, Pip Carter, Andy Apollo, Mark Strong, Benedict Cumberbatch.

Drama.

119 minutos.