Los imprescindibles sobre Auschwitz

CULTURA

KACPER PEMPEL

Cuando se cumplen, este lunes, 75 años de la liberación del mayor campo de exterminio de la historia, ocho libros son básicos para tratar de comprender lo inimaginable

27 ene 2020 . Actualizado a las 23:06 h.

«No existen palabras. Utilizamos las que tenemos. Pero sabed que nunca sabréis lo que es estar allí, en aquellos sitios. Solo el que vivió esa experiencia la conoce». De esta forma se expresaba Elie Wiesel, superviviente de Auschwitz y Premio Nobel de la Paz, en una entrevista que le hice a raíz de la publicación de sus memorias, Todos los torrentes van al mar (Anaya & Mario Muchnik, 1996). Cuando se cumplen 75 años de la liberación del mayor campo de exterminio de la historia, en el que fueron asesinadas 1,1 millones de personas, ¿cómo llegar a entender lo inimaginable, lo incomprensible, lo inexplicable? Hay libros que lo han intentado, de dos clases, los testimonios de los supervivientes y los escritos por historiadores

«Trilogía de Auschwitz». Primo Levi (Editorial Península)

Compuesta por Si esto es un hombre (1947), La tregua (1963) y Los hundidos y los salvados (1986), es una trilogía imprescindible y devastadora. La biógrafa de Levi Myriam Anissimov destaca su estilo de escritura, «adquirido en los laboratorios de química donde la precisión y la concisión son indispensables y el lirismo y la vehemencia quedan excluidos». La fuerza de su trilogía consiste en contar lo que vio, sin juzgar ni explicar. El escritor italiano se suicidó tirándose al vacío desde un tercer piso en 1987.

«Sin destino». Imre Kertész (Acantilado)

Premio Nobel de Literatura, el escritor húngaro narra, con la precisión del entomólogo, y tomando distancia, la historia del año y medio que estuvo en varios campos nazis, entre ellos Auschwitz.

«La noche». Elie Wiesel (El Aleph)

Estremecedor relato de Wiesel, deportado a Auschwitz y Buchenwald junto a su padre. Escrita en un estilo fragmentario y de frases cortas, narra su progresivo descontento con la humanidad y su pérdida de fe en Dios. Su padre falleció a causa de una paliza recibida mientras Wiesel yacía en silencio en la litera de arriba por miedo a que también le pegasen.

«En el corazón del infierno». Zalmen Gradowski (Anthropos)

Es un documento único escrito por un sonderkommando, es decir un integrante de los equipos especiales compuestos por judíos que eran obligados a trabajar para asegurar el funcionamiento de las cámaras de gas y de los crematorios de Auschwitz. Gradowski escribió el manuscrito en 1944 y lo enterró metido en una lata, antes de ser asesinado. Este polaco deportado a Auschwitz-Birkenau en 1942 relata el proceso de aniquilación de forma escalofriante.

«Yo, comandante de Auschwitz». Rudolf Höss (Ediciones B)

Excepcional testimonio contado en primera persona por un ser abyecto. En la introducción, Primo Levi advierte de que el libro está lleno de «infamias contadas con una torpeza burocrática que perturba» y que el autor se revela como «un canalla estúpido, verboso, basto, engreído y por momentos manifiestamente falaz». Pero, añade, «es uno de los libros más instructivos que se hayan publicado nunca, porque describe con precisión el itinerario humano» de alguien que pasó de ser «un gris funcionario» a «uno de los mayores criminales de la historia».

«La destrucción de los judíos europeos». Raul Hilberg (Akal)

Estudio exhaustivo, de más de 1.400 páginas, obra de la mayor autoridad mundial sobre el Holocausto. «Nunca antes se había matado a seres humanos de acuerdo con el modelo de la cámara de montaje», afirmó Hilberg, «El exterminio no fue solo cosa de las SS y la policía, también fueron imprescindibles los militares, los funcionarios civiles, los trabajadores de los ferrocarriles, la industria, los laboratorios. La burocracia alemana llevó a cabo de forma metódica y eficaz algo que no tenía precedentes», señalaba el historiador en una entrevista que le hice en el 2005, dos años antes de su muerte.

«Auschwitz: Investigación sobre un complot nazi». Florent Brayard (Arpa)

Este joven historiador francés desarrolla esta tesis: «La solución final de la cuestión judía , ese asesinato sistemático de judíos europeos, fue concebida en el más absoluto de los secretos, o al menos en el mayor secreto posible».

«Auschwitz. Los nazis y la solución final». Laurence Rees (Crítica)

Historiador y documentalista de la BBC, Rees ofrece un relato muy completo valiéndose no solo de la última documentación disponible, sino también, de ahí su gran interés, de entrevistas a supervivientes y verdugos. Es autor también de Holocausto. Las voces de las víctimas y de los verdugos. «La mayoría de los exnazis con los que hablé decían que hicieron lo que debían, lo correcto. Es terrorífico», admitió a La Voz.

El cine, de la obra maestra «Shoah» a «El hijo de Saúl»

Shoah es la obra maestra indiscutible del cine sobre el Holocausto, un impresionante documental de nueve horas y media de duración dirigido por Claude Lanzmann, que tardó en realizar 11 años, entre 1974 y 1985, y en el que da la palabra a sobrevivientes de los campos de exterminio y a perpetradores, sin añadir ni una sola imagen de archivo ni una línea de comentario. Afrontó un reto que, como asegura al principio del filme un superviviente del campo de Chelmno (Polonia), «es imposible», porque «esto no puede contarse, nadie puede representar lo que ocurrió allí». Aunque, según dijo Simone de Beauvoir, esta obra hace que podamos vivir aquel espanto «dentro de nuestra cabeza, en nuestro corazón, en nuestra carne».

«No veo que haya ninguna forma de construir una ficción que pueda mostrar a 3.000 personas muriendo por asfixia, juntos, en el interior de una cámara de gas», declaró Lanzmann a La Voz. El cineasta, antes de conceder la entrevista, exigía al periodista que viera su película. Una experiencia única de la que se sale conmocionado y obsesionado por esas imágenes constantes del tren. Hay un libro, Shoah (Arena), que recoge el texto íntegro del filme. El cineasta francés ha criticado filmes como La lista de Schindler, de Steven Spielberg, por ser incapaces de acercarse a lo que sucedió. Recientemente, la cinta de László Nemes El hijo de Saúl (2015), protagonizada por un sonderkommando encargado de quemar los cadáveres gaseados en Auschwitz, mostró una novedosa forma de abordar lo que pasó. El director se atiene al punto de vista del protagonista, que reconstruye lo que sucedía a partir de fragmentos inconexos: cuerpos desnudos, sangre, gritos, disparos. «El Holocausto no ocurre en la pantalla, sino en la imaginación del espectador», escribió Javier Cercas.