Vuelve «Westworld», la ficción que duda de la libertad en un mundo tecnológico

Javier Romualdo LOS ÁNGELES / EFE

CULTURA

El actor Aaron Paul, protagonista de «Breaking Bad» se incorpora a la serie en su tercera temporada

17 mar 2020 . Actualizado a las 18:58 h.

Tras el final de Juego de tronos, HBO apuesta fuerte por la tercera temporada de Westworld, la serie que arrancó en un hipotético parque de atracciones futurista y que ahora se lanzará al mundo exterior, donde la tecnología cuestiona más que nunca nuestra posibilidad de libertad. «El tema del Mundo Libre es algo que ha fascinado a muchos escritores anteriores a esta época», explica Lisa Joy, la cocreadora de esta trama en la que a la eterna pregunta sobre quién somos y por qué de esta manera se suma la del dominio que la tecnología tiene en nuestras vidas y su importancia en el futuro.

La tercera temporada de Westworld llega con el objetivo de sumar a los adeptos que quedaron fascinados en la primera tanda y se descolgaron en una reflexiva segunda temporada. Si bien los nuevos episodios de Westworld contarán con más acción, y la lucha entre compañías tecnológicas, robots y humanos se acentuará, los ecos filosóficos que resonaron con fuerza en su trama anterior seguirán presentes. «Ahora tenemos que añadir la pregunta de cómo nuestro mundo será cada vez más moldeado por la tecnología. Si es que tenemos un mundo libre, para comenzar», afirma Joy.

En esta ocasión, el parque de atracciones habitado por robots con apariencia humana y ambientado en el Lejano Oeste en el que comenzó la historia cederá protagonismo al mundo real, que potencia las reflexiones sobre el impacto de la inteligencia artificial (I.A.) en nuestras vidas. «Cuando pensamos en la libertad del mundo llegamos a esa idea de determinación por medio de algoritmos que analizan nuestras preferencias y toman elecciones -declara Joy-. Si las máquinas no se basaran en lo que hemos hecho antes, entonces estaríamos expuestos a diferentes cosas y a más variedad que cambiaría el transcurso de nuestras vidas».

Antes de dedicarse a la ficción, Joy trabajó como abogada, posición desde la que inició una reflexión sobre los efectos que el estilo de vida actual tendrá en el futuro. En Westworld algunos de los personajes actúan como metáforas de los problemas de nuestro tiempo pues, por ejemplo, la mente fracturada de algunos personajes sirve para ilustrar el bombardeo informativo al que nos somete la tecnología, que no siempre termina de completar y cerrar los relatos. O la soledad, en un mundo hiperconectado, es otra de las temáticas de trasfondo en la trama, donde a pesar de estar rodeados de inventos diseñados para acercar a las personas, la gente se siente cada vez más sola.

«Todos nuestros amigos están, ya saben, en Facebook o lo que sea. Pero lo que realmente hacemos es mirar fotos seleccionadas de la gente que no representan necesariamente su día a día ni todo por lo que está pasando», razona Joy.

Además de la reflexión futurista, Westworld sigue los tiempos de inclusión y contará con cinco directoras diferentes para una temporada de ocho episodios, algo que el cocreador Jonathan Nolan aborda con naturalidad. «Bueno, nosotros contratamos a las mejores personas que pudimos encontrar y fuimos muy afortunados al contar con un equipo de mujeres tan talentoso. Siempre quisimos enfatizar los diferentes puntos de vista desde el comienzo», explica Nolan.

Otro de los profesionales que se sumó al reparto de esta nueva tanda de Westworld fue el actor Aaron Paul, muy conocido por la serie Breaking Bad. «No podía pensar en alguien más que, como actor, fuera tan capaz de representar las cosas buenas y problemáticas que tiene la condición humana», asegura Nolan. Algo a lo que Paul responde con gratitud. «Era un fanático de la serie y cuando recibí la llamada para ver como encajaba en Westworld aplacé otras negociaciones para formar parte de esta serie, confiaba mucho en Joy y Nolan», confiesa. El intérprete ha dejado claro que la serie ha cambiado su forma de entender y acercarse a la tecnología, algo que espera que suceda a los espectadores.