«3 %», la serie distópica brasileña que ahonda en la desigualdad

CULTURA

La cuarta temporada pone un punto final digno a una gran historia que por momentos se complicó con tramas familiares, saltos en el tiempos y giros que recordaban a los momentos más difusos de «Perdidos»

06 sep 2020 . Actualizado a las 09:52 h.

Un continente devastado sin apenas recursos ni electricidad. Pobreza, pillaje y hambre, mucha hambre. Pero en alta mar, en una pequeña isla, vive un 3% de la población sin escatimar en lujos y con todo tipo de comodidades. Dos mundos que solo se conectan a través de un submarino al que suben unos pocos elegidos. La élite, los que ya nunca más tendrán que preocuparse por su porvenir. Los que sobreviven en el continente solo tienen una oportunidad. Cuando cumplen los 20 años pueden participar en el proceso, un endiablado y corrupto sistema de pruebas con el que se elige a ese pequeño porcentaje que vivirá en Mar Alto.

Con este punto de partida arrancaba en el 2016 3%, una de las grandes apuestas de Netflix en Brasil. Arriesgada, controvertida, pero muy bien construida. El espectador acompañaba a los candidatos del proceso en cada una de sus pruebas, con sus estrategias y su trampas. Descubrimos a la Causa, esa guerrilla que se oculta en el contienente intentando acabar con un sistema que condena al 97% de la población. En la segunda temporada descubrimos el Mar Alto y en la tercera asistimos a la construcción de esa alternativa bautizada como la Concha. Ahora, la plataforma acaba de estrenar su cuarta temporada, con la que pone un punto final digno a una historia que por momentos se complicó con tramas familiares, saltos en el tiempos y giros que recordaban a los momentos más difusos de Perdidos (con escotilla oculta en el bosque incluida).

Por su original universo, sus personajes, su banda sonora envolvente y la buena historia de fondo merece la pena dedicarle horas a esta distopía en la que la desigualdad es la gran protagonista. Solo cruzan los que lo merecen. Solo sobreviven los que arriesgan. Y solo deciden los que tienen poder. Cambiar esto último, es mucho más difícil que superar el proceso.