«Pinocho»: Los ojos y la nariz

eduardo galán blanco

CULTURA

Garrone mantiene la amargura y la ternura de la historia de Collodi, en la que Roberto Benigni da vida a Gepetto

24 sep 2020 . Actualizado a las 09:11 h.

Desde que el célebre Polidor encarnara a Pinocchio en 1911, cine y televisión han vuelto a adaptar, varias decenas de veces, la obra maestra literaria de Collodi. Pero sin conseguir nada que tenga que ver con la excelencia, si exceptuamos el Pinocho de la factoría Disney, una maravilla estrenada a comienzos de los años cuarenta que hoy la peste de la corrección quiere deturpar.

Gente tan variopinta como Mickey Rooney o Roberto Benigni se han puesto la larga nariz del niño de madera. Y los físicos de Danny Kaye, Nino Manfredi, Martin Landau o Bob Hoskins dieron cobijo al frágil cuerpo del pobre y solitario carpintero que creó a su hijo extrayéndolo de un tarugo de pino. A pesar del talento de los actores mencionados, la poesía extrema del cuento no había aflorado en imágenes. Hasta hoy.

Esperando la anunciada versión de Guillermo del Toro o la nueva animación de Disney dirigida por Robert Zemeckis -que llegarán en el 2021, si el covid no lo impide- tenemos que saludar con agrado este Pinocho de Matteo Garrone, director de oscuras visiones del mundo -Dogman, Gomorra o Primo amore- que insiste con las alegorías, obteniendo mejores resultados que en su fallida El cuento de los cuentos. El mismo equipo artístico tiene más fortuna aquí, pues han conseguido mantener en primer plano -sin suavizar los contenidos, sin pensar únicamente en el público infantil- todas las tristezas del cuento de Collodi. El descubrimiento de la vida, el doloroso aprendizaje, la rebelión infantil frente a las reglas o los amargos resortes de la libertad domeñada.

Afortunadamente, el mundo visual de pesadilla, grotesco y portentoso -gran trabajo de la dirección artística- no se come en absoluto toda la amargura y la ternura de la historia. Y Roberto Benigni -que, recordemos, hace veinte años interpretó a Pinocho- da vida a un Gepetto misérrimo y naíf, renunciando por completo a sus tics «autorales» de actor histriónico. Esa secuencia en la que el carpintero retoca las «heridas» -las profundas grietas de la vida- del muñeco viviente, mientras su criatura lo mira con los ojos fijos y penetrantes de la primera comprensión, es una bellísima y melancólica representación de la paternidad. Los ojos y la nariz, órgano y apéndice de la orfandad.

«PINOCCHIO»

Italia-Francia, 2019.

Director: Matteo Garrone.

Intérpretes: Federico Ielapi, Roberto Benigni, Marine Vacth, Rocco Papaleo, Massimo Ceccherini, Gigi Proietti, Maria Pia Timo, Alida Baldari, Davide Mariotta.

Comedia dramática.

121 minutos.