El enigma de los sueños como motor de la literatura universal

H. J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Los escritores Poe, Bruno Schulz y Ambrose Bierce -de izquierda a derecha- son algunos de los autores que recoge Roger Caillois (a la derecha) en su antología
Los escritores Poe, Bruno Schulz y Ambrose Bierce -de izquierda a derecha- son algunos de los autores que recoge Roger Caillois (a la derecha) en su antología

La mítica antología preparada por Roger Caillois en 1962, por fin traída al castellano

30 sep 2020 . Actualizado a las 09:02 h.

Cofundador del Collège de Sociologie junto a Georges Bataille y Michel Leiris, el escritor, traductor, editor y sociólogo francés Roger Caillois (Reims, 1913-París, 1978) dejó una abundante producción teórica, aunque no ha logrado penetrar en España los niveles de popularidad que alcanzó en su país natal y en Argentina, donde residió parte de su vida y se relacionó con la intelectualidad, especialmente con la vinculada a la mítica revista Sur, impulsada por la escritora Victoria Ocampo. Se le ignora pese a que esa estancia latinoamericana lo convirtió en introductor en Francia de la literatura de Jorge Luis Borges -ejerció además como su traductor- y creó en el sello Gallimard la colección La Croix du Sud, que acogió a muchos de los más ilustres escritores hispanoamericanos del siglo XX.

Caillois fue un ensayista de mirada profunda y largo aliento que abordó asuntos como el sueño, el juego, los mitos, la estética, lo sagrado, las máscaras, el poder, la poesía, la sociedad contemporánea, el demonio... Pero también dejó dos obras que han cobrado dimensiones legendarias y gran eco entre los lectores más informados: la Antología del cuento fantástico (1958-1966) y Poder del sueño. Relatos antiguos y modernos (1962).

Es una vieja empresa largamente acariciada por Jacobo Siruela editar el primero de los títulos, aplazada una y otra vez por problemas de derechos, tanto que se propuso preparar la suya propia; y así fue: Antología universal del relato fantástico (Atalanta, 2013), que tenía en la Antología de la literatura fantástica (1940) de Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo otro de sus espejos. Mientras el conde se hace con los permisos -que los conseguirá, seguro- de aquella obra en dos volúmenes en Gallimard, ha traído por fin la segunda al castellano.

Poder del sueño. Relatos antiguos y modernos -publicado por el Club Français du Livre bajo la tutela de Caillois- llega este miércoles a las librerías para gozo del lector, que podrá comprobar en su exquisita colección de textos literarios cómo el ser humano -más allá de su procedencia y su cultura- siempre se ha sentido cautivado por los sueños y por el misterioso poder y el enigmático significado de sus imágenes.

De Zuo Qiuming a Nabokov, un viaje de 2.500 años

«El misterio del sueño nace del hecho de que esta fantasmagoría, en la que el durmiente no puede nada, ha salido sin embargo por entero de su imaginación», apunta Roger Caillois en el prólogo de su antología. La colección de textos literarios sobre el sueño incluye antiguas narraciones chinas -hasta ahora inéditas en español- y relatos de escritores occidentales de diversas épocas y lenguas, en un recorrido de 2.500 años que viaja de Zuo Qiuming -narrador contemporáneo de Confucio- a Nabokov o Cortázar. El lector podrá además hallar entre los autores aquí concitados a Zhuangzi, Cao Xueqin, Apuleyo, Mérimée, Poe, Gautier, Bierce, Jean Lorrain, Kipling, Somerset Maugham, Bruno Schulz, H. G. Wells, Oliver Onions, Louis Golding, Luisa Mercedes Levinson, Borges y Bernard Groethuysen. Faltan por la excesiva extensión de sus piezas -o porque ya los había incluido en su Antología del cuento fantástico- muchos otros, advierte Caillois, como Kafka, Papini, Nerval, Sadeq Hedayat o Turguéniev. Como guía preferente y criterio fundamental para realizar su elección, dice, apostó -«buscando la impresión análoga a la que experimento al despertar»- por aquellos relatos en los que al final «uno descubre que se contaba un sueño, no sucesos reales, o que contienen sueños narrados a fin de proporcionar al lector el sentimiento de realidad que el sueño da al soñador».

Decía Borges: «Durante mucho tiempo creí que de un lado estaban los sueños y de otro la realidad. Pero ya Cervantes nos ha enseñado que los sueños y la realidad se confunden. En el Quijote tenemos de un lado el mundo alucinatorio de Alonso Quijano, que quiere ser don Quijote, y del otro, el mundo real. Pero el mundo real no es menos extraño que el mundo de don Quijote».