«Malnazidos», la Guerra Civil como un baile de San Vito de zombis y nazis

josé luis losa SITGES / E. LA VOZ

CULTURA

«Malnazidos»
«Malnazidos»

Javier Ruiz Caldera firma una película indefendible por su falta de entendimiento de la contienda del 36 y como comedia de muertos vivientes

09 oct 2020 . Actualizado a las 09:06 h.

La nueva realidad de los festivales parece encontrar en el marco del Festival de Cine Fantástico de Sitges un ámbito metanarrativo de ecos insólitos e inevitablemente tristes. Por eso no parecía mala idea inaugurar esta 53.ª edición con una comedia. Pero Malnazidos es una idea no pésima sino espantosa. Diría que abominable. Un guion que trata de convertir nuestra Guerra Civil en un baile de San Vito donde rojos y fachas unen fuerzas en una concordia nacional avant-la-lettre, para enfrentarse a los verdaderos enemigos, una legión de zombis producto de los experimentos nazis, tenía todas las papeletas para resultar intransitable. Y la manera en que Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro conducen la historia por una irritantemente gruesa línea de lo que entienden como equidistancia rezuma no sé si solo ignorancia millennial o también dolosa mala fe. Y tiene maldita la gracia. Sobre nuestra guerra se puede -cómo no- exhumar humor sarcástico como el de la obra maestra que es La Vaquilla. Pero aquello lo firmaba un genio del cine como Berlanga quien, además, conoció en su juventud la División Azul y entendía vitalmente los límites más allá de los cuales deviene desconcienciado convertir aquella incivil sangría en una fiesta de zombis macanudos. Hasta Álex de la Iglesia -de quien no tengo una estima artística elevada- sabía introducirse en las fosas comunes de Cuelgamuros de su Balada triste de trompeta para extraer una fantasmagoría pop curiosa y nada desdeñable que convertía la figura de Raphael en faraón del Valle de los Caídos.

No hay en Malnazidos ni un asomo de entendimiento de lo que fue la guerra del 36. Ni ganas que tiene. Ni de cómo convertir a Miki Esparbé en héroe con bigotito de raza Alfredo Mayo puede ser una frivolité eficaz o un insulto. Pero es que -dejando a un lado la lectura histórica inevitable- Malnazidos es indefendible y zafia también en tanto comedia de muertos vivientes. Trato de comprender en qué momento de su vida un tipo como Javier Ruiz Caldera, quien firmó la apreciable Promoción fantasma y la que es la mejor comedia española de lo que va de siglo -la sensacional Tres bodas de más- decidió entontecer su genio con engendros como de mini Marvel y furia española, tipo Anacleto o Superlópez. Y trato de que el mal gusto y el uso desaprensivo de lo más delicado de nuestra historia reciente que escala Malnazidos queden cuanto antes muertos y enterrados en mi memoria.