Walter Benjamin, fragmento, ensayismo y memoria personal

Gracia Novás REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El escritor y pensador alemán Walter Benjamin, retratado en 1928 y flanqueado por las portadas de los dos libros que publica el sello cacereño
El escritor y pensador alemán Walter Benjamin, retratado en 1928 y flanqueado por las portadas de los dos libros que publica el sello cacereño periférica

El sello cacereño Periférica reedita los libros del inclasificable pensador alemán «Calle de sentido único» e «Infancia berlinesa hacia 1900»

25 ene 2021 . Actualizado a las 08:56 h.

Walter Benjamin es un pensador de abordaje complejo, tanto por la amplitud de los intereses de su obra como por su heterodoxa mirada. El ambicioso plan que emprendió el sello Abada para editar inicialmente en once volúmenes sus obras completas -aún en marcha- solo da una idea de la prolijidad de su producción intelectual. El proyecto pondrá fin al desorden con que se había dispuesto su traducción al castellano, y a cuya enmienda habían contribuido especialmente los catálogos de Taurus, Akal y el del propio Abada.

Sin embargo, y pese al precioso valor de tamaña empresa, hay piezas que merecen un tratamiento aparte, por su singularidad. Eso lo ha entendido la casa cacereña Periférica, que ha preparado sendas ediciones de Calle de sentido único e Infancia berlinesa hacia 1900, dos libros que son ejemplo perfecto de la peculiar forma de trabajar de Benjamin, de su gusto por lo fragmentario como forma de reconstrucción y por el modo en que, en ocasiones, su ensayismo entremezcla en el relato aspectos de su imaginación, su memoria personal y una finísima pero poderosa alma literaria.

Calle de sentido único, un título de 1926, publicado en 1928, es una colección de aforismos que cuentan entre sus principales preocupaciones la caótica situación en que se halla la Alemania de Weimar, la evocación de la experiencia de la niñez, el amor -entonces ocupaba su corazón la revolucionaria letona Asja Lacis- y la ciudad de París -que desarrollará mucho después en el Libro de los pasajes-. Decía su amigo Theodor W. Adorno -también filósofo alemán de origen judío- que la estrategia de Benjamin era «contemplar todos los objetos tan de cerca como le fuera posible, hasta que se volvieran ajenos y le entregaran su secreto». En este texto su escritura indaga la estética desde una óptica novedosa, en la observación de imágenes y acontecimientos efímeros, que parecen querer desoír su esperada desaparición.

Rememorar la infancia

Precisamente, esa rememoración de la infancia será el motor principal del posterior Infancia berlinesa hacia 1900. Es este un libro que añade nuevas complejidades, ya que aunque su primera versión data de 1932 -año en que, por cierto, recaló en Ibiza-, no se publicó hasta 1950 en la editorial Surhkamp y con un epílogo de Adorno. Benjamin, para entonces, ya había muerto, se había suicidado, decidido a evitar la deportación y la entrega a las huestes de Hitler en Francia. Ocurrió el día 26 de septiembre de 1940 en la localidad gerundense de Portbou -adonde había llegado en su huida de la persecución nazi.

Periférica se basa en la versión de última mano del autor datada en 1938 -la reelaboración lo acompañó casi hasta su muerte-, pero es que el libro aún registró una nueva edición -a cargo de Tillman Rexroth- en 1972 que incorpora textos descubiertos después de 1950.

Benjamin emprende su escritura como quien recurre en el exilio a la vacuna de la nostalgia, pero tratando de que lo biográfico se ciña a un segundo plano. Lo explica el propio autor en su breve prólogo, en el que también dice que trata de «captar las imágenes en las que la experiencia de la gran ciudad se deposita en un niño de la clase burguesa», y ciertamente enfermizo, un niño que, por otra parte, se situaba ante una sociedad en proceso de extinción y en el lugar donde él había nacido.

La perspectiva está claramente vinculada a Marcel Proust, de cuya obra fue traductor, detalla la editora cacereña, que agrega que Benjamin «alcanza una resonancia mayor y le devuelve su libertad fundacional a la forma ensayística: capta la compleja trama de temporalidades que nos conforma, la resistencia del pasado a marcharse y su promesa de futuro».

El sello Periférica lleva este lunes a las librerías Calle de sentido único e Infancia berlinesa hacia 1900.

Filosofía, estética, crítica literaria y teoría del arte

Infancia berlinesa hacia 1900 conforma con Crónica berlinesa el tomo undécimo de la edición crítica de las obras completas de Benjamin que comenzó a publicar Suhrkamp en el 2008. El proyecto -que es del que bebe Abada- podría alcanzar finalmente los 21 volúmenes.

Nadie imaginaba en su tiempo que la manera tan poco académica con que Walter Benjamin -entonces valiosa solo para unas pocas mentes privilegiadas- enfocaba sus análisis tendría tanta influencia, sería tan determinante en el futuro. Ha sido incluso definido como el «pensador de la ciudad» por el calado de sus reflexiones sobre el Berlín de su niñez. Pero lo cierto es que, durante un lapso importante, fue un autor absolutamente postergado.

Vinculado a las líneas de tradición marxista, hoy es tenido por una de las figuras más destacadas de la Escuela de Fráncfort, junto a su amigo Adorno. Sus aportaciones a las disciplinas de la filosofía, la estética, la crítica literaria, la teoría del arte y la historia política hacen de él una figura clave en la historia de la cultura del siglo XX. Su visión iconoclasta y ajena a la comodidad del canon filosófico y su lúcida observación del entorno son fundamentales para armar hoy cualquier análisis crítico de la realidad.