El ganador del Goya al mejor actor reitera su deseo de trabajar en Galicia: «Hacer un personaje de mi tierra sería maravilloso»

Ya había arriesgado con éxito como intérprete en filmes como Ismael, Toro y El fotógrafo de Mauthausen, pero al final ha sido su personaje de Dani en No matarás el que le ha dado a Mario Casas (A Coruña, 1986) su primer Goya como actor protagonista. El intérprete es consciente de la proyección que le proporcionó el cine comercial en los inicios de su carrera, por lo que no deja de agradecer al público su apoyo. Pero, a la vez, es muy consciente de ese proceso de búsqueda y experimentación que implica el auténtico trabajo actoral. Casas no olvida su ascendencia gallega y confía en que le llegará la oportunidad de interpretar a un personaje de la que considera su «tierra»

 -¿Cómo celebró el Goya?

-Pues, como se vio un poco en el vídeo, estaba con mi familia en casa y bien. Tampoco te lo esperas. Al final, estás con los grandes, con grandes actores y no piensas en que vayan a decir tu nombre. Pero en ese momento, cuando lo dijeron, fue muy bonito. Estás con los tuyos, ha sido un año diferente en lo que a los Goya se refiere, pero para mí, después lo he pensado, quizá no hubiese sido tan especial de haber sido una gala normal, que para quienes estamos nominados a lo mejor son algo más frías. Estás solo, entre comillas, y en este caso lo vives acompañado y arropado. Al final, es lo más bonito, recibir un premio así con tu gente y tu familia.

-Ya venía con el premio Feroz y la condición de favorito. Había una cierta sensación, después de sus trabajos anteriores, de que ya iba siendo hora de un Goya.

-Bueno, creo que tiene que ver con estos años, ¿no? Por eso sabía que tenía que agradecérselo al público, porque es la gente la que al final te ponen ahí, sobre todo en una carrera como la mía, en la que el público ha sido tan importante, con películas como Tres metros sobre el cielo o Palmeras en la nieve o Contratiempo, películas en las que el público me lo ha dado todo. Hablando de los académicos, creo que han seguido estos últimos años. Este último año, empezando con Hogar, después El practicante y luego No matarás, creo que sí han visto un año en que hecho tres personajes con construcciones distintas y tal vez ese hecho al final ha influido en que me hayan dado el Goya.

-En su intervención mencionó que había sido un papel que lo había cambiado como actor.

-Sí, lo que pasa con No matarás, es que en la manera en que la grabamos nos dio la oportunidad de improvisar mucho, de grabar veinte, treinta o cuarenta minutos de tomas sin parar. Muchas de las localizaciones, por ejemplo en la casa, todo estaba iluminado para que los actores pudiésemos movernos a través del decorado. Esto al final tiene que ver casi más con el teatro, cuando estás haciendo un plano secuencia así es un regalo para el actor. Le tengo que dar las gracias a David Victori porque ha aportado todo y ha dejado todo para que los actores pudiésemos estar de verdad, que pudiésemos estar constantemente dentro del personaje y no salirnos. He podido disfrutar un personaje desde ese lugar que tal vez no lo había hecho tanto en otra película.

Tengo la necesidad, cada vez más, de convertirme en esos personajes y vivirlos realmente

-Comentó también que el papel le da la razón a los que le ven como un actor de método.

-Sí, al final es cierto que muchas veces he dicho que no me consideraba tanto del método. Además, he estudiado dos años en Cristina Rota, que camina hacia ahí. Pero es cierto que desde que hice La mula, hace muchos años, o Fuga de cerebros, que aún era muy consciente como actor, ya jugaba a eso. Jugaba a convertirme en el personaje y a ser, y no a interpretar. Entonces, es cierto que me he hecho mayor y soy más consciente de esas herramientas y tengo la necesidad, cada vez más, de convertirme en esos personajes y vivirlos realmente y de ser honesto. No se puede mentir. Hay que intentar no mentir a la cámara. Si no, no estás siendo honesto con el público. Todos los actores tenemos nuestro propio método y recurrimos a las cosas que más nos funcionan a nosotros, pero sí tiene que ver cada vez más con la transformación de convertirme al 100 % en el proceso.

Mario Casas, este octubre en el Festival de Cine Fantástico de Sitges
Mario Casas, este octubre en el Festival de Cine Fantástico de Sitges Susanna Sáez

-En «No matarás» clava ese tipo de joven al que la vida se le puede torcer en cualquier momento...

-A mí me parece un personaje precioso. Cuando llega el detonante la película cambia y se convierte en un thriller mucho más vertiginoso y en el que no se puede volver a mirar atrás. La acción coge más protagonismo. Pero de lo que más contento estoy de esa primera parte es ese Dani, esa personalidad que conseguimos construir, un tipo anodino, que tiene miedo a la vida, encerrado en casa y con la muerte del padre y el apoyo de su hermana decide cambiar por completo el rumbo de su vida. Pero sí es cierto que nada tiene que ver conmigo y la gente que me conoce sabe que hay una construcción del personaje. Es tirarme a la piscina, superimportante para mí como actor. Cuando veo las carreras de los actores de nuestro país, de Estados Unidos, como Shia LaBeouf, Jake Gyllenhaal, Tom Hardy, Joaquin Phoenix, DiCaprio y muchos otros, a mí son los actores que me gustan. Parece que están constantemente en un proceso de cambio y supongo que tienen su proyectos también, que estamos hablando de los mejores actores del mundo y tendrán dónde elegir, pero son las carreras que a mí me gustan. O Bardem. Son los actores que ves que son como bestias, son como animales y ves que constantemente quieren salirse de la zona de confort y les da igual. Aparte de querer mejorar, creo que también tienen un proceso personal de riesgo, porque es verdad que a veces no sale bien. Uno intenta meterse ahí, volverse loco, transformarse en el personaje y a veces sale bien y otras no tanto. Pero en ese proceso de riesgo y transformación constante creo que hay siempre grandes personajes.

-Casi es un tópico decir, cuando un actor toca muchos registros, que un intérprete no quiere que lo encasillen. Pero esos riesgos van más allá, ¿no? Es una superación personal.

-Creo que si ya has ofrecido algo ya no es encasillamiento, es algo que ya sabes hacer. Entonces, si has hecho una o dos pelis que tienen el mismo tono, la misma caída de personaje, creo que qué más le vas a ofrecer al público en un momento dado. Creo que no tiene tanto que ver con que te encasillen con que tienes que crecer y evolucionar, tomar riesgos. Las carreras están ahí. No es que yo me vaya a aburrir de hacer siempre el mismo tipo de personajes, es mi carrera, lo acepto y es maravilloso. Pero si también me están dando oportunidades, para un actor es un regalo.

-Un premio como un Goya puede ser un buen momento para reflexionar. Si piensa en el Mario Casas que empezaba y se lo encontrase, ¿qué se dirían ahora?

-Lo abrazaría. Se abrazarían. Seguro. Estoy muy contento del Mario de cuando tenía veinte o de cuando hice El camino de los ingleses con Antonio Banderas. Es el mismo. Tengo las mismas ganas de comerme el mundo y de seguir trabajando. Cuando era niño lo hacía de una manera mucho más inconsciente. Estás en el aprendizaje de encontrar herramientas, de conocerte a ti mismo. Pero en este caso sigo siendo el mismo. Por eso quise hacer un guiño a la película que a mí me dio a conocer, que fue Tres metros sobre el cielo, que fue el detonante de mi carrera. Sí, es una película comercial, que para una serie de público puede no gustar, pero que en mi carrera es la película que me coloca en la palestra dentro el cine. Y la gente se volcó con esta historia y fueron los que me dieron la oportunidad para que después otros directores, con nombre y que todos conocemos, tuviese la suerte de que me llamasen. Si yo no hubiese ido tan bien y el público me hubiese puesto en ese lugar, tal vez esos directores nunca me hubiesen llamado. 

Haber podido hacer disfrutar a la gente en un momento tan malo es un regalazo

-Fue una gala muy sobria pero con momentos emocionantes. La reivindicación del cine y de la cultura como soporte vital, algo que confirmó la enfermera que entregó el último Goya: sin cine todo hubiese sido mucho peor.

-Sí, yo les doy mi enhorabuena total a la organización. Me parecía muy difícil. Había muchísimo trabajo detrás. Es de alabar y de agradecer. Han hecho algo maravilloso. Y como dijo la enfermera, la cultura nos ha entretenido en estos momentos. Creo que eso es algo que bonito, nos ha hecho pasar el tiempo algo mejor, y nos ha hecho mirarnos, la situación que hemos vivido, encerrados durante dos meses hace un año ya, pudimos olvidarnos un rato. Con cualquier persona que hablas te lo dice: «Me lo he visto todo». Con todo el mundo que hablo, como soy actor, mis amigos me preguntan qué pueden ver. Pues yo estoy con documentales. Al final nos ha entretenido y nos ha sacado de ese lugar donde lo hemos estado pasando peor. Ya simplemente haber podido hacer disfrutar a la gente en un momento tan malo es un regalazo.

-Hablando de regalos: aunque no se hubiese llevado el Goya, ya tenía el Iron Man que le dio su hermano pequeño.

-¡Sí! Fue muy bonito. Fue así. Como es mi hermano de seis años, se lo regalaron los Reyes y lo montó. Y cuando escuchó en el colegio y supo que estaba nominado, en casa de mis padres me dijo: «Si ganas el Goya te lo regalo». Y se me pusieron los pelos de punta. Fue lo único que tenía claro, si me lo dan, yo tengo mi premio, el juguete que él me iba a regalar.

-Entre Iron Man y Batman: sus zapatillas también han sido muy comentadas.

-Eso es. Soy un friki de los superhéroes.

-¿Batman es su favorito?

-Bueno, no lo podría decir. Pero quizá sí. Sí podría ser el favorita. Hace nada me vi las 22 películas, en cuestión de una semana de Marvel, de los Avengers.

-Cuando alguien gana un Goya se le suele preguntar dónde lo piensa colocar.

-Yo, para casa de mis padres. Va para allí.

-¿Le veremos pronto trabajando en Galicia?

-¡Ojalá! Lo estoy deseando. Pasará seguro, porque es mi tierra y estoy deseando poder hacer un personaje de allí y pasará. Estoy esperando a ver los siguiente guiones o pelis que me atrapen, pero estoy deseando, y cruzo los dedos, que pase. Hacer un personaje de mi tierra sería precioso.