Abraham López, premio Goya: «Me he enfrentado a miles de millones de noes»

Nel Oliveira
Nel Oliveira REDACCIÓN

CULTURA

El director Abraham López Guerrero con el Premio Goya a Mejor Cortometraje de Animación 2021
El director Abraham López Guerrero con el Premio Goya a Mejor Cortometraje de Animación 2021

El director, criado a caballo entre Madrid y el Principado, ya prepara Los casos imposibles de Blue & Malone, una serie inspirada en la mitología asturiana

17 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El cineasta Abraham López Guerrero, junto al resto de su equipo, acaba de ganar el Premio Goya a Mejor Cortometraje de Animación 2021 por la cinta Blue & Malone. Casos Imposibles. Criado a caballo entre Madrid y Asturias, el director ha dado rienda suelta a su locura para convertir el corto en el primero en España que crea un universo común gracias a la unión de animación e imagen real. Ahora, después de recibir numerosos premios y nominaciones en todo el mundo, ya prepara Los casos imposibles de Blue & Malone, una serie inspirada, entre otras, en la mitología y leyendas asturianas.

-Acaba de ganar el premio Goya a Mejor Cortometraje de Animación, junto a más de 15 premios y más de 75 nominaciones en festivales de todo el mundo. ¿Qué se le pasa por la cabeza?

-Si te soy sincero, en lo que tengo la mente ahora es en seguir. Seguir animando, trabajando y levantando pelis. Lo que pienso ahora es que ojalá todo esto valga para seguir creando industria, cultura y seguir haciendo arte. Mi mente está puesta más en el futuro y en lo que queda por hacer que en lo que ya hemos hecho.

-Todos estos reconocimientos gracias a su trabajo y al de un equipo de más de 150 personas. ¿Qué les quiere decir ahora que todo ha salido a pedir de boca?

-Es el equipo el que realmente ha recibido el premio. El director solo canaliza el talento que tienen todos. De alguna manera yo he sido el capitán del barco, pero sin la cantidad de marineras y marineros que han estado en su quehacer individual nada hubiera sido posible. La verdad es que me considero un director muy de equipo. Si tengo algún talento es el de poder exprimir a la gente que sí lo tiene. Ser capaz de llevarles más lejos, incluso de lo que ellos creen que pueden llegar. Siento una gran gratitud y alegría hacia el equipo, que es la nave espacial con la que uno vuela.

-Una de las grandes novedades del corto pasa por ser la primera cinta en España que mezcla animación 3D y 2D con imagen real. ¿Qué complicaciones ha tenido?

-Todas. La pregunta sería qué complicaciones no ha tenido (ríe). Se trataba de llegar a crear un lenguaje común. De hacer que la animación se pareciera a la imagen real y viceversa. En definitiva, crear un solo universo, y yo creo que lo hemos conseguido. Todo ha sido a base de aprender. De que los animadores aprendieran del equipo de imagen real y al contrario. Una de nuestras metas era rodar animación y animar rodaje. De ahí, por ejemplo, que hayamos utilizado marionetas gigantes para trabajar con los personajes (Gato y Mortando) en el set de rodaje, como si fueran unos actores más. Eran tan importantes ellos en el set como Berta (Aura Garrido).

De hecho una de las cosas que más hablaba con los actores, tanto con Aura Garrido como con Alex O'Dogherty, era el que ellos creaban a los personajes. Aura tenía que interpretar a su personaje y crear en el espacio a los otros dos (Gato y Mortando). Al mismo tiempo, un acierto muy grande fue que en el set de rodaje estaban el supervisor de animación, Antonio Romero; y el lead de animación, Rubén Querol, que han sido mi mano izquierda y derecha.

-¿Le dijeron alguna vez durante el proceso que esta mezcla no saldría bien?

-Claro. De hecho, creo que los directores españoles de cine somos las personas que más veces se enfrentan a la palabra no. No puede ser, es imposible, no lo vais a conseguir… Me han llegado a decir que esto en España no puede hacerse, que esto con vuestro presupuesto es imposible o que esto eran más bien cosas de largometrajes de Hollywood, no de un corto español. Bueno, me he enfrentado a miles de millones de noes. Te diría incluso que esto es lo que más desgasta. Al final el pensamiento es que cada no que te dicen va a convertirse en un tal vez, luego en un puede ser y al final va a ser un ya está hecho.

-En esta segunda entrega, la protagonista, Berta (Aura Garrido), vuelve a las andadas 20 años después, siendo una periodista inmersa en un mundo adulto lleno de responsabilidades. ¿Qué ha querido transmitir con esa idea?

-Que tenemos que intentar cuidar y conservar al niño que todos llevamos dentro. Muchas veces, en la sociedad, hay demasiados agobios y tinieblas disfrazadas de cotidianidad, de urgencias y de obligaciones que te desvían de mirar las cosas con los ojos de un niño. Hablo de sentir, emocionarse, descubrir, aprender o reconocer que no lo sabes todo. Parece que todo esto está mal visto, se ven como cosas ligadas al: ¡A ver si maduras ya! Creo que la duda, el fascinarse y preguntarse cosas, están muy asociados al niño. Debemos ser un poco más niños, de eso va el cortometraje.   

-¿Alguna vez ha querido tener a mano ese «desadultizador» que aparece en su cinta?

-Te diría que todos los días. Hay una anécdota bastante triste y bonita al mismo tiempo que tengo que reconocer. Yo tengo dos hijas: Julia y Olivia. Y tengo que admitir que si hice este corto, precisamente fue para volver a ser un niño de alguna manera. Sin embargo, no te puedes imaginar la cantidad de tiempo que le he robado a mi hija Olivia. De juego, de estar juntos… No ha habido época en la que no haya estado currando.

El otro día fuimos a la Academia a ver el corto los dos juntitos por primera vez en pantalla grande. Le dije, perdóname, Olivia, porque es una ironía que yo haya hecho esto para reunirnos otra vez con nuestro niño interior y te haya robado tantas y tantas horas. Recuerdo precisamente haber estado en Asturias, en nuestra casita de Meré, y haberles dicho, iros a la playa que ahora voy, iros al bosque que ahora voy yo, id a dar un paseo que ya voy yo ahora. Al final llegaba siempre una hora tarde a todos los sitios. Entonces sí, me hubiera encantado pulsar el desadultizador, abandonar el corto y dedicarme a jugar a piratas con mi hija, que es lo realmente importante.

-Nacido en Madrid, pero criado en Asturias. Concretamente en El Cuetu de Meré, en Llanes. ¿Qué recuerda de esa época?

- Así es. Me he criado entre Madrid y Asturias. Mi padre es de origen asturiano y hacía piragüismo, así que no solo en el Cuetu de Meré, también en Gijón, Oviedo o Somiedo. Lo que guardo de Asturias es el misterio, los bosques, la paz o la capacidad que he tenido de viajar a otros mundos desde mi mundo en Asturias. Recuerdo haberme criado siempre, en el monte, en el campo, en ríos, viendo a mi padre remar.

Hará unos quince años que tengo una casa en  Asturias y admito que es mi refugio. Siempre me voy unos 20 días por estación, incluso en verano te diría que más. Tengo muchos recuerdos de la infancia. Los más recientes pasan por la serie que estoy preparando de Blue & Malone. Me gustaría que parte transcurriera en Asturias, junto a los mitos y leyendas de allí, como los trasgus, el nuberu o las xanas. Mitos y leyendas que estudio a diario.

También he de decir que mi primer guion lo escribí en Asturias. Me llevé el ordenador y lo escribí en La Peñuca en casa de Aurora, la tía de mi amiga Fabiola, que la conozco desde hace más de 30 años. Me fui con mi Fiat 1 y con un ordenador de mesa. Estuve tres semanas escribiéndolo.

-Ya prepara un largometraje, El viaje imposible, y una serie de animación, Los casos imposibles de Blue & Malone, inspirada, como me comentaba, en la mitología y leyendas asturianas.

-Sí, en realidad está inspirada en muchas leyendas y mitos de España, Europa o Latinoamérica. Me llaman mucho los bosques asturianos, donde escribí mis primeros cuentos y relatos. Por ello, habrá muchos episodios que se desarrollen allí. Hay personajes como un trasgu, que se llama Trasto y es asturiano. También otras leyendas que he incorporado. Habrá mitología de toda España, pero es verdad que la de Asturias me llega más directamente.

-Algo de asturiano también tiene Gato, basado, en parte, en el asturcón. ¿Es un guiño a sus raíces asturianas?

-No es guiño plenamente consciente. Se trata de algo mucho más artístico. Para crear a Gato me fui a Somiedo y estuve viendo osos. También me fui a Costa Rica y estudié ocelotes, una especie de jaguar más pequeño. Tanto el oso como las patas gordas del asturcón, con los mechones hacia atrás, son parte de Gato, que viene del fuego, de las estrellas. He visto cómo cabalgan, cómo se mueven, las proporciones que tienen, la manera de apoyar… y los he usado de referencia. La panza también está inspirada mucho en la del asturcón. Es mucho más auténtico que un guiño, ya que Asturias es parte de mí y es una referencia que viene de dentro.