Isaak Bábel, el narrador impasible

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El volúmen reúne todos los cuentos conocidos hasta la fecha del escritor ruso
El volúmen reúne todos los cuentos conocidos hasta la fecha del escritor ruso Páginas de Espuma

Un volumen reúne todos los cuentos del ruso, maestro de la narración corta

29 mar 2021 . Actualizado a las 09:25 h.

Ocurre con algunos autores que tras su muerte sucede un período de olvido relativo, hasta ser descubiertos por una nueva generación lectora. En el caso de Isaak Bábel (Odesa, 1894-1940) ese silencio fue brutal. El escritor ruso conoció un gran éxito en los primeros años de la Unión Soviética, pero fue víctima de una de las purgas de Stalin: juzgado por espionaje y terrorismo, fue condenado a muerte y fusilado. No solo eso: sus libros fueron prohibidos y se intentó que su nombre fuese borrado de la historia del país y la literatura.

Un esfuerzo vano, porque no solo se lee su obra, sino que se celebra a Bábel como un clásico moderno que todavía se empieza a interpretar ahora en su auténtica dimensión. «Aún ahora estamos empezando a comprender su legado. La crítica aún está, en mi opinión, muy por atrás del escritor», sostiene Jesús García Gabaldón, traductor y editor de los Cuentos completos (Páginas de Espuma) de Bábel, junto a Enrique Moya Carrión, Amelia Serraller Calvo y Paul Viejo. El proyecto reúne toda la narrativa breve de la que se tiene noticia, con nuevas versiones en español, y que incluye los textos de obras tan conocidas como Cuentos de Odesa o Ejército de caballería. También es una edición singular en el sentido de que amplía su mirada a géneros afines como el reportaje o los relatos cinematográficos, ya que Bábel tenía vocación de «cuentizarlo» todo. «Crea formas híbridas, como si fueran transformaciones (aleaciones o fusiones) del cuento realista con otros géneros literarios y no literarios, tales como diarios (por cierto, una de sus transformaciones más potentes, tanto en el diario íntimo como en el artículo literario), reportajes, relatos de viajes y escritos cinematográficos. Esos hibridismos modernos de los cuentos de Bábel, creo que son muy actuales y duraderos», analiza García Gabaldón. 

Pogromos y guerras

Además de lo formal, la perspectiva del autor ha contribuido a la perdurabilidad de su obra. De niño sobrevivió a un pogromo, luchó en la guerra civil rusa, se alineó con el nuevo Estado pero rehusó encerrarse en los límites del realismo soviético. «Ru obra se ha reificado y adquirido nuevos sentidos un siglo después de ser escrita, pues trasciende la época turbulenta en que vivió, que es la de los estertores del Imperio ruso, el advenimiento de la Revolución y el ascenso del estalinismo», reflexiona su traductor. «También la representa verazmente como fiel e implacable testigo, como un narrador impasible, desde su condición judía y su tradición familiar jasidista, que abandona para convertirse en un escritor que apoya la Revolución, convencido de la utopía socialista, pero que por encima de ella, tiene una mirada ética, que consiste en decir su verdad», añade.

García Gabaldón firma la introducción al volumen, que supera de largo el millar de páginas, precedida de esclarecedoras citas del propio Bábel: «Una buena ficción no tiene por qué parecerse a la vida real; la vida trata de parecerse con todas sus fuerzas a una buena ficción». «En las relaciones complejas entre realidad y ficción es difícil pisar tierra firme en escritores como Bábel. Lo cierto es que nunca escribió un cuento fantástico. Es un escritor profundamente realista, pero compensa su “falta de imaginación”, con una desbordante fantasía creadora, sobre todo en la fabulación del yo, construyéndose, en la ficción autobiográfica, como un personaje literario narrador, a través de fábulas mínimas, derivadas de mistificaciones de su vida privada, apropiaciones de sucesos ajenos, sobre todo de familiares y conocidos, incorporados, o mejor dicho, fusionados en su obra, de manera casi directa, con leves desplazamientos biográficos o velos narrativos, por ejemplo de nombres, lugares o personas», amplía García Gabaldón.

Y, si los cuentos de Bábel son grandes muestras de estilo, también vale la pena detenerse en sus ideas sobre el género del cuento. «Bábel se puede medir en pie de igualdad con los grandes cuentistas de todos los tiempos, clásicos y modernos, tanto en el estilo y en su “metódico” método de trabajo (tan obsesivo y detallista y tan depurado, desde el punto de vista compositivo, visual, musical y del lenguaje), como en la sólida reflexión crítica sobre la que se sustenta su obra», concluye el traductor sobre su concepción.