José Manuel Zapata, jurado de «Prodigios»: «De los niños se aprende a saber perder con nobleza»

Mónica Pérez
M. Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

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El tenor debuta en televisión en un programa del que defiende «transmite unos valores que no se ven en otros»

02 abr 2021 . Actualizado a las 10:24 h.

José Manuel Zapata, (Granada, 1973) debuta en televisión como jurado de Prodigios, que se emite los sábados a las 22.00 horas en La 1. Además acaba de publicar un libro, Música para la vida con prólogo del presentador Roberto Leal.

-¿Es su primera experiencia como jurado?

-Sí, es la primera vez que soy jurado y que participo en un programa de televisión. Está siendo emocionante, ver tanto talento en críos tan pequeños es una pasada. Sobretodo aprendes mucho de ellos. Y verlos perder, cuando ellos pierden dan una lección de cómo afrontar eso en la vida, que muchas veces los adultos cuando perdemos nos ofuscamos y no reaccionamos de la forma tan noble y tan hermosa como hacen ellos.

-¿Es más difícil valorar al ser disciplinas diferentes?

-Es mucho más complicado, de hecho está bastante especializada la valoración. Pero los tres que estamos sentados allí somos profesionales del arte y hay muchas cosas que son comunes, la sensibilidad, la musicalidad, incluso en la danza. Hay bailarines que son muy musicales.

-Los niños que concursan en «Prodigios» no son precisamente ninis.

-Esta es una de las cosas que a mí me encanta de este programa. Tú ves valores a través d e la televisión, algo que en otros modelos televisivos no existen. Aquí hay una cantidad de trabajo, una dedicación y una ilusión por lo que hacen en la vida desde tan pequeños... Por lo tanto ya no es solo la belleza del arte sino los valores que transmiten. Y son niños normales, que les gusta la Play, salir con los amigos, que no son bichos raros.

-¿A algunos se les podría augurar ya tan pronto una carrera de éxito?

-Hay algunos que sí. Por ejemplo esta semana pasada cantaba Lorena, que con dieciséis años cuenta con una madurez, con un control técnico y con una solidez en su voz, que yo no tenía ni soñaba con esa edad. Al final es que no se les tuerza el camino. Todos los que están ahí ahí un futuro por delante, tienen cualidades innatas reforzadas con el estudio. Creo que la mayoría de ellos tendrán una vida profesional. Que esto no significa que todos vayan a cantar en el Metropolitan o a tocar en Covent Garden, no. Probablemente a eso llegue el 1 %, pero es que la profesión no es solo tocar y cantar ahí, es enseñar, es crear escuelas, un montón de cosas. No siempre hay que llegar a lo máximo para ser feliz con lo que haces.

-¿Qué consejo les da a los concursantes?

-Que sean felices con lo que hacen. Al final empiezas a buscar la felicidad cuando ya te haces demasiado mayor. Que sean felices con el instrumento, con el canto, con la danza. Y si no son felices, que no lo hagan, que estamos aquí solo una vez. Que sean capaces de ser transmisores de emociones hacia la gente, porque los artistas vivimos por y para el público. Que no se olviden nunca que nos debemos al público.

-En su libro asegura que le gusta Perales y Gardel y a mismo Pavarotti y Mozart. ¿Son compatibles?

-Son compatibles como el pulpo y la ternera gallega. Sí, son compatibles porque como digo en el libro, la música nos acompaña siempre. Con Prodigios ves la emoción que siente la gente al escuchar esa obra de arte interpretadas por esos críos. Entonces sí, sí que es compatible. El menú tiene que ser variado, que si no nos aburrimos.