Sergio del Molino: «Ser patriota es el antónimo de nacionalista»

ÁLVARO BORO

CULTURA

El escritor Sergio del Molino.
El escritor Sergio del Molino. Vozpópuli

El escritor se encuentra en Asturias para presentar este sábado en Gijón el libro «Contra la España vacía»

20 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Sergio del Molino se encuentra por Asturias. El viernes presentó su libro, titulado Contra la España vacía, en Oviedo y hará lo mismo hoy en Gijón. Sergio es uno de esos hombres a los que no le hace falta presentación ni nada, uno de los escritores españoles, que hay pocos, de referencia.

-Es su primera visita a Oviedo sin que esté Conchita Quirós.

-Venir a Oviedo sin Conchita, que siempre me acogió con los brazos abiertos, es una especie de deuda. Pero me gusta volver, que no esté ella y saber que todo sigue, que lo que hizo Conchita sigue.

-¿Es este libro  la continuación a La España vacía o la contestación?

-En mi caso todos los libros son una continuación. Yo concibo los libros como unas muñecas rusas: van saliendo uno de otro. Aquí hay una referencia clara, el último capítulo de La España vacía lo abre y yo sigo y le cojo el relevo. Pero surge de esto  y de todos mis libros, de una manera de mirar el mundo y mirarnos. Todos los libros salen de otros libros.

-Iván Redondo le nombró como uno de los intelectuales de referencia.  ¿Qué le parece la utilización política de sus libros?

-Cuando un discurso tiene un recorrido y un impacto social no lo puedes controlar. Los políticos siempre están interesados en incorporar el discurso. En este caso el mío, pero a los políticos les vale cualquiera según su conveniencia. Ya me he acostumbrado.

-¿Es usted el escritor de su generación, el que nos enseña a mirar España?

-Eso lo tienen que decir los demás, no vale que lo diga yo. A mí me interesa mucho España, la sociedad en la que vivo, con todas sus miradas, aristas y todo,

-¿Cómo lleva la perversión del título de uno de sus ensayos: La España vacía por La España vaciada?

-Con resignación, como se lleva todo. Me molesta en lo que tiene de corrección a una expresión que he acuñado. Pero no es algo que me quite la vida, lo llevo. Era una expresión, un todo, que se pervierte si no has leído el libro. Es absurdo que yo ni nadie intente expandir una ortodoxia, y eso es lo que buscan y quieren los políticos.

-¿Qué nos une a todos los españoles?

-Nos unen muchísimas cosas intangibles, muy difíciles de ver a primera vista. Nos une la propia existencia del país: un país que no es endeble ni una entelequia. Nos une una historia muy reciente que ha desembocado en una democracia portentosa. Somos tendentes a ver a España como una realidad muy frágil cuando en realidad  no lo es.

-¿Qué le parece la marca España? ¿Usted se siente patriota?

-Ser patriota es el antónimo de nacionalista, soy patriota en cuanto que quiero a  mi país. La marca España me parece una «boutade», me parce una frivolidad muy de estos tiempos, los países no se tienen que vender como si fueran empresas.

-¿La pandemia le ha hecho querer más este país?

-Yo siempre he visto a España igual, no me muerdo la lengua y digo España. Ni más ni menos, pero diferente. Ni salimos mejores ni nada, iguales pero diferentes.

-¿Sigue teniendo la derecha el monopolio de la palabra España?

-Desgraciadamente sí. Esto es una pena y es uno de los grandes problemas que tenemos en la sociedad española. Hay que normalizar esto, pero aún no hemos llegado a ello.

-Este es su libro menos sutil, tiene más carga política.

-Sí, sin duda. Carga política hay en todos mis libros, porque es imposible que no sea así. Pero en este libro tuve menos miedo , lo coyuntural, me mojé. Me da igual haberlo hecho porque creo que es necesario.

-¿Se siente un intelectual, un pijoprogre o un gafotas?

-Me siento más gafotas.

-¿Ahora los gafotas son los que mandan?

-Sin duda. Los gafotas son los que mandan, los que cortan el bacalao. Hay muchos que mandan: los gafotas y otros. Hay un grupo social dominante que ahora se siente amenazado por esos de los que se reían en el colegio

-¿Cuál cree que es el mayor mal que azota España?

-El populismo, sin duda alguna. Es la mayor amenaza que tiene España.

-¿Es el sentimentalismo una de las mayores dolencias que tiene esta sociedad?

-El sentimentalismo es un rasgo de la sociedad actual del que populismo se aprovecha. Vivimos en una sociedad que se trasciende de los rituales y se produce una explosión que tiende a ritualizar las emociones. No digo que sea ni bueno ni malo, pero es otra forma de ver y estar.

-¿Los ritos son importantes?

-Los ritos son importantes, otra cosa es que no haya razón para lamentar su desaparición. Yo creo que es mucho mejor una sociedad sin ritos. Una sociedad liberal tiene que estar excluida de ritos, pero el hombre necesita de ritos para amalgamarse.

-Hemos sabido por fin cuál es el pueblo valenciano donde usted vivía. Su familia se tuvo que ir por la imposición lingüística ¿qué opina de esto?

-Es uno de los debates que aún no se han abierto en España, es algo muy espinoso y yo lo he sufrido en  mis propias carnes. En España se han politizado las cuestiones lingüísticas de una forma extrema. Es ridículo que no sepamos tener un debate sosegado, es delirante. España es un país que es capaz de promover sus diversidades lingüísticas, está plenamente demostrado pese a los lloros y quejas de algunos.

-Usted lo dice en el epilogo de su libro, ahora que vive en una casa burguesa, y de bien, ¿cómo es vivir con techos altos?

-Yo trabajo mucho para la radio y los techos altos dan muy mal de audio. Fuera de coñas, me siento muy a gusto, me siento en casa. Estoy tan bien que me permito hacer elucubraciones políticas, algo que no había hecho en mi vida.