Alejandro Amenábar: «Yo padecí el odio homófobo, viví un episodio en plena calle»

CULTURA

María Pedreda

Veinticinco años de carrera celebra el oscarizado director, que estrena serie y canal propio en Movistar+. «La Fortuna» es la historia que rodó en Ferrol, donde todo su equipo se mareó al poco de zarpar: «Le pregunté al capitán: '¿Esto es normal?'. No daba crédito»

24 sep 2021 . Actualizado a las 13:24 h.

El niño miedoso que fue Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) afloró de nuevo en Galicia cuando se vio dando brincos sobre el mar durante las tomas en el puerto exterior de Caneliñas. Fue, junto con la Escuela de Especialidades de la Estación Naval de A Graña, el escenario elegido para parte del rodaje de la serie que estrenó ayer en el Festival de San Sebastián y que llegará a Movistar+ el 30 de septiembre. Basada en el cómic El tesoro del Cisne Negro, de Guillermo Corral y Paco Roca, se inspira en el expolio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Una historia de aventuras que él cuenta con la pasión intacta tras 25 años de oficio. «Cuando me quise dar cuenta, estaba sentado delante de Tom Cruise y de Nicole Kidman», recuerda de Los Otros. Pero si tiene que elegir una de sus obras, regresa Mar Adentro a Galicia. Aunque la discreción es su sello, no evita hablar de los ataques homófobos.

-Al final te estrenaste con una serie.

-Al final sí, he acabado haciendo una serie, pero muy a gusto. Es un proyecto de hecho que he impulsado yo, porque para leer el cómic ya decidí que merecía la pena adaptarlo. Y de un modo muy orgánico, nos fuimos dando cuenta mi coguionista, Alejandro Hernández, y yo, de que el mejor formato era una miniserie.

-Pero no solo estrenas la miniserie, también tu propio canal.

-Ah, bueno, sí ¡ja, ja! Eso son cosas de promoción, y por supuesto lo agradezco.

-Nos vamos a zambullir en cien propuestas tuyas, en lo que te gustaría que todos viésemos alguna vez.

-Cada uno tiene sus gustos, sus filias y sus fobias, pero me han dado la oportunidad. Yo tengo películas que me gustan mucho y que me encanta recomendar.

-Comentaste que no te gustaba la fórmula de «serie original de...» la plataforma de turno. En este caso, queda cristalinamente clara tu autoría.

-En realidad es una cuestión que no me gustaría que sonara a arrogancia ni a vanidad, pero es que yo simplemente debo ser hijo del siglo pasado, y estoy acostumbrado a que si veo una pintura o leo un libro, o lo veo incluso en un escaparate, pues sé quién lo ha escrito, quién lo ha pintado, quién ha dirigido tal o cual película… Y tengo la sensación de que a veces, en algo tan anecdótico como puede ser un cartel, pero que es sintomático, de alguna manera desaparece el nombre de los responsables creativos. Entiendo que la llegada de las plataformas lo que ha reactivado es el mundo de la ficción en España. Pero es una cuestión de formas, y creo que los nombres de los autores y las autoras deben permanecer en sus obras por encima de la corporación que las produce. No es más que eso.

-¿Y en qué más te sientes un hijo del siglo pasado?

-Esta serie no deja de ser también una reivindicación de una aventura clásica. El estilo que impregna es el de aquellas películas que a mí me gustaban cuando era niño y adolescente, desde thrillers políticos como JFK hasta películas de aventuras como Tiburón o En busca del arca perdida, el cine de James Cameron… Quería que todo eso flotara, y es un mundo, desde luego, del siglo pasado. También me considero del siglo pasado en algo tan sencillo como que no tengo redes sociales.

-Sí, te mantienes en eso.

-Sí. El mundo multipantalla funciona lo justo conmigo. Evidentemente, como todos, me dejo llevar por la diversidad de pantallas y de focos de atención. En algún momento lo he intentado con el mundo de las redes, pero he acabado huyendo.

-Eres uno de los directores más mediáticos, pero a la vez más herméticos.

-A lo mejor es así. Cuando tienes una dimensión pública, y a lo largo de mi carrera he tenido que desarrollarla, eres muy consciente de ella. Yo la cuido, pero es verdad que también intento proteger mi vida privada. Lo cual no quiere decir que no sea consecuente con ella, como por ejemplo cuando decidí públicamente declarar mi homosexualidad para que no hubiera más especulaciones y porque es algo de lo que no me avergüenzo. Entonces, por un lado intento proteger mi vida privada y por el otro intento ser consecuente. Pero la vida privada se ve directamente amenazada en el momento en que dices permanentemente dónde estás, lo que haces o lo que piensas del primer titular que aparece en el periódico. Eso es con lo que no me siento cómodo.

-Álex Ventura representa en «La Fortuna» lo bueno del ser humano. Sin embargo, en este momento se habla de odio. Aquí en Galicia lamentamos hace muy poco el asesinato de Samuel Luiz. ¿Crece la homofobia? ¿Has padecido este tipo de odio en algún momento?

-Yo lo percibo y lo he padecido personalmente. Y sin entrar directamente en el caso de Samuel, que sé que se sigue investigando, acabamos de vivir una manifestación lamentable en pleno centro de Madrid mientras que la presidenta de la comunidad dice que la homofobia está solo en la cabeza de la izquierda. ¿Cuánto más ciego hay que estar para no ver lo que está pasando? Los delitos de odio están aumentando. Insisto, yo lo he padecido. No ahora, recientemente. Pero hace dos o tres años viví un episodio, una escena desagradable en mitad de la calle a cuenta de mi condición sexual. Y bueno, mi sensación es que lamentablemente la historia va en ciclos, las oleadas se repiten, y ahora estamos en una de confrontación y de radicalización. Por eso mi mensaje, que puede parecer buenista, es siempre la llamada a la serenidad. Y por eso para mí era importante que los dos protagonistas tuvieran ideas políticas diferentes, y que a pesar de eso, se enamoren. Porque ese es el mundo tal y como lo entiendo yo.

-¿Qué sensación te causó Ferrol? ¿Fue tu primera vez?

-Fue la primera vez. El trato de la gente fue maravilloso. Me sorprendió que cuando comíamos fuera lo hacíamos en una calle que estaba llena de terrazas, y uno de los mesoneros nos dijo que ese verano había sido muy bueno en cuanto al turismo nacional. O sea, que vi una ciudad particularmente dinámica para cómo estaba de paralizado el país. Nosotros veníamos a retratar una especie de persecución entre barcos en época actual, y recuerdo que cuando me subí en uno, ya estaba dando brincos. Yo no llegué a marearme del todo, pero prácticamente todos los miembros de nuestro equipo acabaron a camarote cerrado, y le pregunté al capitán: «¿Esto es normal, este nivel?». Y me dijo: «Esto está tranquiiiilo, tranquiiiilo» [imita el acento gallego]. Yo no daba crédito.

-«Tesis» cumplió 25 años, «Los Otros» 20, y tú 49. ¿Demasiado joven para un canal homenaje?

-Bueno... [se ríe]. Hay alguna parte de ti que no quiere que te den homenajes y otra que se siente muy honrada. Pero llevo ya 25 años en esto, y eso se supone que es una cierta trayectoria. Lo que me gusta es pensar que las películas que has hecho tienen cierta vigencia, eso demuestra que tienen interés y que perduran.

-Cuando miras hacia atrás, ¿es para hacer justo lo contrario?

-De modo natural o inconsciente, sí intento hacer algo muy diferente a lo inmediatamente anterior.

-Ibas para científico, para arquitecto... Pero no para director.

-Fui esquivándolo, pero probablemente porque al principio no entendía ni lo que era dirigir cine, ni sabía que había un responsable detrás de las películas que a mí me gustaban. Cuál fue mi sorpresa cuando estando ya en bachillerato, una compañera de clase me dijo que eso se impartía en la universidad, que había una cosa que se llamaba Imagen y Sonido. Claro, me lancé de cabeza.

-¿Cuál de tus películas eliges? Solo vale una.

-Si es solo una... Es que claro, está entre dos, pero si tengo que elegir una de las dos, me quedo con Mar Adentro. Es que estaba entre Los Otros y Mar Adentro, pero Mar Adentro es mi favorita.

 Tengo una historia escrita desde hace años que, sinceramente, creo que es uno de mis mejores guiones

-Galicia otra vez.

- Sí. Y creo que es la película que más habría disfrutado como espectador.

-Lo de «Los Otros» fue un venirse arriba contigo.

-Fíjate que yo no lo viví con esa sensación. Lo viví más con Mar Adentro, porque en el momento en que una película es nominada al Oscar sientes que estás compitiendo como en un partido de fútbol en una liga internacional, ¿sabes? Sientes que estás defendiendo los colores de tu país de alguna manera. Sí, igual suena un poco absurdo. En el caso de Los Otros yo no era muy consciente de nada. De pronto, cuando me quise dar cuenta, estaba sentado delante de Tom Cruise y de Nicole Kidman, la película se convirtió en un éxito en Estados Unidos… Pero yo creo que era el último en enterarme de todo.

-¿Qué hubiera sido de ti?

-La suerte, o la buena fortuna, que aplicamos mucho el término ahora que estamos haciendo la serie, juega un papel importante en la vida. Pero si no hubiera tenido la buena fortuna de conocer a José Luis Cuerda, creo que tarde o temprano habría acabado como realizador, montador, o en algo de esto.

-Y eso que de niño no te dejaban ver mucho la tele. Basta que no nos den acceso a algo para ir de lleno.

-Sí, realmente fue una especie de toma y daca, o de palo-zanahoria, porque mis padres no nos daban mucho acceso a la televisión. Tampoco solía ir al cine, pero teníamos mucha vida interior mi hermano y yo, y dibujábamos mucho en casa. Tampoco salíamos a jugar demasiado, entonces era una vida de escribir cuentos, de hacer dibujos, de componer, porque yo ya componía música para mis cuentos. Y de pronto el cine me entró en vena en la casa de unos amigos con Alien, el octavo pasajero.

-¿A qué historia le tienes ganas?

-Tengo una escrita desde hace años con Alejandro Hernández que sinceramente creo que es uno de mis mejores guiones. No sé si podré sacarlo adelante, pero sería una gran película de aventuras.

-¿Cómo se puede tener algo así guardado durante años?

-La verdad es que nunca pensé que lo tendría, porque he tenido la suerte de que cada vez que me he metido en un proyecto ha acabado materializándose. Con este hicimos un primer intento hace diez años. Pero igual lo muevo en un tiempo relativamente corto, porque sí me daría un poco de pena morirme sin haberme sacado la espina de hacerlo. Pero sería solo esa espina, eh.

-La de Hollywood no es una espina para ti.

-En realidad, el salto a Hollywood a mí se me planteó hace ya años. Y bueno, debe de ser también el hecho de que no es solo una decisión artística, es una decisión vital. Supone cambiar tu vida, emigrar literalmente, e instalarte en una ciudad como Los Ángeles. En ese momento decidí que no me iba a sentir cómodo. Mi vida estaba hecha aquí en Madrid, y creo que soy bastante sedentario. Ese razonamiento que hice entonces, ahora lo multiplico. Afortunadamente, he podido seguir viviendo de lo que hago, y haciéndolo desde aquí.

-Ya has dicho cuál fue tu buena fortuna en su momento. ¿Cuál sería para lo que queda por venir?

-¿Como profesional?

-Como todo.

-Precisamente, cuando mi madre brinda, que tiene ya noventa años, se conserva maravillosamente y va a venir ahora al estreno en Madrid, mi madre no brinda ni por la salud ni por nada de eso… Ella brinda por la suerte, justamente. Dice que la suerte lo abarca todo. Yo creo que mi mayor fortuna sería poder seguir dedicándome a lo que me gusta. Mientras siga manteniendo esa pasión y ese interés, eso es lo que alimentará mis ganas de levantarme todos los días.