La mujer que entró como hombre en la Armada y que sale del olvido

José Luis Picón

CULTURA

Alicia Vallina
Alicia Vallina

La asturiana Alicia Vallina recupera en una novela la apasionante vida de Ana María de Soto

30 sep 2021 . Actualizado a las 19:48 h.

La figura de la cordobesa Ana María de Soto revela a una mujer que, al huir de un matrimonio impuesto, decide hacerse pasar por un hombre para alistarse en la Armada en 1793 y años después llega a recibir el reconocimiento del rey Carlos IV, como recoge la novela «Hija del mar», de la sierense Alicia Vallina.

«Tuvo una vida bastante intensa, porque estuvo casi seis años alistada en la Infantería de Marina y participó en grandes hazañas, como la defensa de Cádiz contra los ingleses o el combate del Cabo de San Vicente», ha explicado en una entrevista con Efe Vallina, que presenta en Málaga esta novela editada por Plaza y Janés.

La autora asturiana llegó hasta este personaje después de ser nombrada directora del Museo Naval de San Fernando y, al recorrer sus salas, se vio sorprendida «sobremanera por la ausencia en todo el discurso expositivo de alguna mujer o heroína que hubiese participado en la historia de la Armada española, que tiene más de setecientos años».

Así se puso a indagar en busca de historias de mujeres «con una especial relevancia», hasta que un colaborador del Museo le habló de este personaje y empezó a bucear en archivos.

«Tenía un rango de fechas de 1780 a 1850, y consultando la documentación de las fragatas y embarcaciones apareció el nombre del soldado Antonio de Soto, que en realidad era Ana María de Soto».

Ha manejado datos «muy concretos, como la fecha de nacimiento, el nombre de sus padres, la existencia de un hermano, la localidad donde nació y en qué batallón se alistó, en la rama de granaderos, unos infantes de marina a los que se suponía un valor especial porque tenían que manejar la granada y la pólvora y combatir en primera línea usando el hacha y el sable».

La protagonista podría haber huido de ese matrimonio impuesto y simplemente «dirigirse a Córdoba o Montilla y cambiar de vida», pero decidió alistarse «por una idea romántica y su concepto y noción de España y de luchar contra los enemigos de la patria, que conocía por las historias que le contaba su hermano y por los libros de su abuelo que leía».

Al mismo tiempo, deseaba «huir de un destino predeterminado por el hecho de ser mujer que no acepta», según la autora, que precisa que «rechazaba su sexo porque no le permitía ser libre, no porque no quisiera ser mujer».

Es una mujer que emprende «un recorrido físico, porque deja su pueblo natal, Aguilar de la Frontera, para alistarse en la Real Isla de León, que ahora se conoce como San Fernando, y un recorrido también metafórico, en el que trata de reconocerse, encontrarse y aceptar al final su naturaleza».

Pese a transcurrir a finales del siglo XVIII, es una historia con plena vigencia, puesto que Vallina recuerda que solo desde 1988 la mujer ha podido acceder a las Fuerzas Armadas «en igualdad de derechos y oportunidades con los hombres, y hace pocos días se ha nombrado a la primera mujer en España capitán de navío», por lo que «queda mucho camino por recorrer».

Ha resaltado «la dificultad de esta mujer para ocultar su sexo en un mundo absolutamente masculino con espacios estrechos y angostos para dormir, las enfermedades o el aseo en travesías de meses por el océano».

En el momento en que es descubierta, había dos opciones, «o se le ajusticia, porque era un delito importantísimo en la Armada, donde estaba prohibido que una mujer se embarcara, o salva su vida y comienza una historia que hace que llegue hasta nuestros días».

«Es una historia de temor, de dolor, de miedos, de vergüenza y de incertidumbre, pero también que atrapa desde el principio y que permite poner en valor la forma de vida en la Armada a finales del siglo XVIII, los rituales y el sentimiento de compañerismo, de amistad y de poner la vida en manos del compañero», avanza Vallina.