James Rhodes: «Ni de coña escucharemos a Bad Bunny en dos siglos»

La Voz REDACCIÓN

CULTURA

Álex Zea - Europa Press

El músico británico expresa su perplejidad ante el fenómeno del reguetón: «Si hay alguien que pueda explicar por qué es la hostia, escucho con toda mi alma»

22 nov 2021 . Actualizado a las 19:15 h.

A James Rhodes no le gusta el reguetón. Lejos de ver a Bad Bunny como una figura trascendental en la música, considera que con el tiempo nadie se acordará de él. Lo dijo en el programa de La 2 A mi yo adolescente, en donde se dirigió a un grupo de jóvenes dando su opinión del estatus de la música clásica y confrontándolo contra el género que arrasa y encanta a una buena parte de la juventud en este momento. 

Rhodes empezó su intervención diciendo que «la música clásica tiene una reputación súper mala, aburrida, pija». Decía entenderlo porque cómo se ha tratado. El músico, que desde hace años defiende la divulgación de estas acercándola al público más popular, considera que eso es «triste» y «una injusticia». Considera que la clásica «la música más viva en el mundo y para todo el mundo».

En ese sentido, aseguró que «después de 200 o 300 años» se va a «seguir escuchando a Bach, Chopin o Beethoven». Dicho eso lanzó una pregunta: «¿Vamos a escuchar a Bad Bunny en dos siglos?». Y contestó: «Pues no, ni de coña, pero seguramente vamos a hablar de Beethoven. Y hay una razón para eso».

Rhodes quiso aclarar que no considera que «Beethoven sea más meritorio que Leiva o Rosalía». Sostuvo que hay canciones de Serrat, Sabina, Charly García, Roberto Iniesta, Extremoduro, Rolling Stones o The Beatles que «en cuatro o cinco décadas vamos a escuchar y decir, ‘qué fuerte', ya tengo escalofríos».

Pero con el género latino que se ha vuelto omnipresente en medio mundo no tiene la misma opinión: «Explicadme, por favor, lo del reguetón o  Bad Bunny. Os lo juro, no estoy diciendo que sea una mierda, pero, literalmente, no entiendo la popularidad de este tipo de música. Si hay alguien que pueda explicarme por qué es la puta hostia, dime, te escucho con toda mi alma», concluye.