Cuatro libros para desmontar teorías conspiranoicas contra la humanidad

CULTURA

Las obras abordan, desde diferentes puntos de vista, peligrosas construcciones artificiales que a veces justifican matanzas

24 dic 2021 . Actualizado a las 10:16 h.

Las teorías de la conspiración son muy antiguas, ya Nerón acusó a los cristianos de incendiar Roma para señalarlos como chivos expiatorios a los que culpar de todas las desgracias y evitar las críticas a su gestión. En la Edad Media fueron las brujas, a las que acusaban de estar en connivencia con el diablo, las que jugaron ese papel. Durante el siglo pasado, estos constructos paranoicos alcanzaron el paroxismo asesino, con el antisemitismo nazi que acabó en genocidio y la designación de «enemigos del pueblo» del estalinismo, que dio lugar a las purgas homicidas. En nuestro tiempo se extienden como si fueran una pandemia gracias a las redes sociales y las fake news. Precisamente el coronavirus ha concentrado una gran cantidad de estos dislates, desde el negacionismo de la misma enfermedad a sostener sin pruebas su creación en un laboratorio chino para perjudicar a Occidente.

Cuatro libros aparecidos recientemente las estudian desde diferentes puntos de vista. Crítica de la razón paranoide, que lleva por subtítulo Teorías de la conspiración: de la locura al genocidio, del filósofo y novelista Alejandro M. Gallo, es un monumental trabajo de investigación omnicomprensivo que aborda estas teorías desde múltiples perspectivas: histórica, política, social, intelectual, literaria, filosófica, científica, antropológica... Sus dos tomos son ya la referencia fundamental para acercarse a estos peligrosos «constructos conspirativos artificiales», como los denomina, que surgen con más fuerza en momentos de crisis e incertidumbre (como la actual por el covid). Proporcionan explicaciones burdas y sin base a problemas complejos e identifican imaginarios culpables. Mediante la manipulación, se convierten en verdades para mucha gente. Primero lanzan una teoría y luego se dedican a buscar las supuestas pruebas que la corroborarían, justamente en contra de lo que marca el método científico. Siempre hay que inventar unos culpables que ejecutan un perverso plan oculto a los que cargar las culpas.

El autor da un dato publicado por la revista MIT Technology Review, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, que aseguraba que YouTube había logrado eliminar casi un 70 % de las ocho millones de teorías de la conspiración de sus contenidos en mayo del 2019. Las más numerosas eran las que negaban el cambio climático, seguidas por las que defendían la implicación del Gobierno estadounidense en los atentados del 11S y las que mantenían que la Tierra es plana. Diez meses después de ese borrado masivo se había producido un nuevo repunte. La más en alza ahora es el Gran Reemplazo, promovida por dirigentes como el húngaro Viktor Orbán o el candidato a la presidencia francesa Éric Zemmour, que asegura que existe una conspiración de las élites globalistas para sustituir a la población blanca por musulmanes en Europa. Ya han servido como sustento de varias matanzas, como las de Utoya (Noruega) o Christchurch (Nueva Zelanda).

El pensamiento conspiranoico, del periodista y escritor Noel Ceballos, que lleva por subtítulo Terraplanismo, Illuminati, ufología o cómo la paranoia se ha convertido en la herramienta perfecta para pensar el mundo, no tiene esa voluntad totalizadora de la obra de Gallo, pero resulta muy interesante y didáctico. Por sus páginas pasan Bill Gates y el millonario judío George Soros, que se han convertido en los chivos expiatorios por antonomasia: seres demoníacos culpables de todos los males. Un personaje como Donald Trump, máximo representante del «estilo paranoide» (Gallo), se ha erigido como «conspirador en jefe» (Ceballos), alentando todo tipo de locuras, como las que difunde QAnon. El asalto del Capitolio no se entiende sin ese uso político del conspiracionismo.

La teoría de la conspiración más devastadora del siglo XX es la que sostiene que existe una conspiración mundial de los judíos para dominar el mundo, que estuvo en el origen del Holocausto. «El antisemitismo es, por tanto, la raíz esencial de toda conspiranoia moderna; la respuesta a problemas y catástrofes que, en muchos casos, aún ni siquiera han sucedido», escribe Ceballos. La pieza angular en la que se basa es un libro titulado Los protocolos de los sabios de Sion, una falsificación que durante años pasó por ser un documento auténtico, y que el historiador británico Richard J. Evans estudia a fondo y desmonta en Hitler y las teorías de la conspiración, junto con otras cuatro: la «puñalada en la espalda» al ejército alemán en 1918, supuestamente derrotado por la traición de la retaguardia; el incendio del Reichstag, utilizado en sentido contrario por nazis y comunistas; el viaje de Rudolf Hess a Gran Bretaña en plena Segunda Guerra Mundial; y el delirio de que el Führer escapó del búnker de Berlín donde se suicidó.

El historiador británico Paul Preston analiza en Arquitectos del terror cómo el mito de la existencia de un contubernio judeomasónico y bolchevique, asumido e interiorizado por Franco, sirvió como justificación del golpe de Estado militar de 1936 y cuenta quiénes fueron los que propalaron esa teoría. Entre ellos, el sacerdote Juan Tusquets, el policía Julián Mauricio Carlavilla o el poeta José María Pemán, al que desenmascara como un antisemita furibundo.