«Raphaelismo», la serie que condensa seis décadas de «un artista único»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

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Movistar+ estrena este jueves el documental dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que repasa la carrera del cantante a través de testimonios y material inédito

12 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Para Raphael (Linares, 1943) «el pasado no existe». Con seis décadas de éxito sobre los escenarios, el cantante se resiste a echar la vista atrás, pero por una vez en su vida ha hecho una excepción para grabar Raphaelismo, la serie documental sobre su trayectoria vital y profesional que este jueves se estrena en Movistar+.

Sus directores Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, creadores de Anatomía de un dandy, sobre Francisco Umbral, obtuvieron el salvoconducto para entrar en el universo particular del cantante y documentar su historia. «Ha sido una experiencia vital increíble, porque un artista como Raphael, que lleva tantas décadas en lo más alto de la industria musical en todos los países que se te puedan ocurrir, da un poco de vértigo —explica Alberto Ortega—. Te da la sensación de que lo que vas a contar es algo de cierta trascendencia. Sin embargo, cuando consigues entrar y rodearte de sus recuerdos, su gente cercana y su historia, te das cuenta de que no es lo que esperabas de una superestrella».

La serie refleja al icono a quien su determinación y familia mantienen con los pies en el suelo. «Posiblemente esa humildad que tiene sea uno de sus grandes secretos. A priori no es lo que imaginas. A medida que te vas metiendo y descubriendo esa historia, esos recuerdos, esas fotografías, esas grabaciones caseras, empiezas a entender la grandeza del personaje, todo el mérito que tiene y cómo ha abierto el camino a los que vinieron detrás», dice Ortega.

Raphaelismo no solo consigue hacer hablar al artista de un modo calmado y cercano, sin «la coraza de la ‘‘ph'' que lleva siempre encima». También ofrece un sesudo trabajo de documentación que permite incorporar gran cantidad de material inédito, incluido el audio original de su primera actuación en el Teatro de La Zarzuela de 1965, «que ni siguiera el propio Raphael había escuchado».

Los creadores de la serie montaron un equipo de documentación de cuatro personas que han estado absorbidas por la misión de buscado en todos los medios y países fragmentos de radio, fotografías y vídeos con los que enriquecer esta obra. «Siempre acabas encontrando pequeños tesoros. Sabíamos que esta labor era imprescindible y por eso hemos reforzado este departamento. Uno de los grandes secretos posiblemente sea trabajar en equipo y que desde el montador a la persona de producción busca, tira de un hilo y trabaja en esa dirección. Ha sido labor de todo el equipo el buscar el mayor material inédito posible. Y eso creo que se refleja, por la cantidad de fotografías por minuto que aparecen en la serie -cuenta Alberto Ortega-. El espectador no cae en la cuenta de que cada fotografía, cada imagen y cada vídeo que aparecen tiene unos derechos que hay que gestionar con un contrato, a veces con países lejanos y esa labor cuesta mucho. Cuando vemos las cuatro horas de Raphaelismo, aunque ha sido muy costoso, merece la pena y esperamos que el espectador al verlo entienda que ha sido un esfuerzo importante y que está ante algo especial». El gran desafío para los creadores ha sido el poder condensar todo el material que han reunido dentro los cuatro capítulos de una hora que componen la serie.

En ella, según afirma Charlie Arnaiz, el público puede «descubrir un Raphael inédito». «Él lleva toda su vida haciendo entrevistas y respondiendo siempre a las mismas preguntas. Sabíamos que o cambiábamos el discurso o nos iba a contar lo mismo de siempre. En ese sentido lo importante fue no ya lo que nos contaba sino cómo nos lo contaba». Subraya Arnaiz que la serie se grabó durante la pandemia, un factor determinante en el resultado del proyecto, porque les permitió «tener a un señor como Raphael, que normalmente da más de cien conciertos al año y que viaja por todo el mundo, en su casa con todo el tiempo del mundo y con ganas de mirar al pasado».

Delimitar si existe o no una frontera que separa a Rafael Martos de Raphael es algo que los directores dejan a criterio del espectador. «Una de las grandes dudas que te quedan cuando terminas de ver la serie es si existen realmente dos Raphaeles o solo existe uno. Cada uno tiene que opinar. Lo que sí es verdad es que nosotros hemos tratado de desmontar al artista llevándolo incluso a ciertos momentos que sabíamos que eran muy emotivos para él», afirma Charlie Arnaiz. Entre ellos destaca un encuentro sorpresa con Manuel Alejandro, compositor de sus grandes éxitos y al que hacía diez años que no veía. «Para nosotros fue un momento muy especial, porque son dos personalidades únicas que llegaron a conquistar el mundo con sus canciones y su arte. Volver a ver a Raphael sentado al piano al lado de Manuel Alejandro cantando Yo soy aquel en el año 2021 fue uno de los momentos más bonitos de la serie», indica Arnaiz. Afirma que no es preciso ser fan de Raphael para disfrutar esta serie y «descubrir a un artista único».

La tenacidad y el tomarse a sí mismo siempre muy en serio explican en parte el éxito y la vigencia durante seis décadas de un cantante que vive del aplauso. «Hay una parte que se puede explicar, pero otra parte es pura magia; es otra de las incógnitas sobre las cuales el espectador al ver la serie puede llegar a su propia conclusión», afirma Ortega.