Isaac Rosa, premio Biblioteca Breve con una novela que explora los miedos de la sociedad

Héctor J. Porto BARCELONA / ENV. ESPECIAL

CULTURA

Rosa, ayer en Barcelona, con la estatuilla que lo acredita como ganador del Biblioteca Breve
Rosa, ayer en Barcelona, con la estatuilla que lo acredita como ganador del Biblioteca Breve Toni Albir

En un irónico monólogo, narra la jornada laboral de un vendedor de búnkeres «low cost» en un relato que va de lo distópico a la saga de una familia de pícaros

08 feb 2022 . Actualizado a las 12:52 h.

El escritor andaluz Isaac Rosa (Sevilla, 1974) se alzó ayer con el premio Biblioteca Breve 2022 gracias a Lugar seguro, una obra que —desarrollada en un cínico y contundente monólogo— se mueve entre la distopía y la saga de una familia de pícaros del siglo XXI. La novela, ensalza el fallo, realiza «un retrato genial de tres generaciones de granujas que se aprovechan de las grietas del sistema en su propio beneficio». El protagonista, Segismundo García, hace recuento de su peculiar jornada laboral, la de un vendedor de búnkeres low cost que, al final del día, explica a su padre cómo le ha ido.

El jurado argumenta que su relato «atrapa e incomoda» a un tiempo y «refleja desde la ironía y la controversia el momento de incertidumbre de la sociedad actual». Elena Ramírez, directora editorial de Seix Barral, que promueve el galardón, asegura que la novela echa mano de un trabajado humor para «mostrar cómo el miedo va calando en nuestra vida cotidiana, mientras parte de la población se resiste a esconderse bajo tierra, en una militancia colectiva que no pasa necesariamente por las instituciones». Para Ramírez, el lector encontrará en estas páginas «una gran novela, de un narrador que se ha especializado en contar de forma magistral el tiempo en que vivimos».

Rosa dijo que esta obra es hija de la pandemia y el confinamiento, pero que, conscientemente, no quiso escribir «una novela de pandemia, sino de lo que viene después, ya que estábamos en un momento en que el futuro se había cancelado». En este mismo sentido, agregó, evitó caer en la distopía, esa que dibuja la amenaza negrísima de lo que vendrá, pero tampoco quiso irse al lado opuesto, la utopía. Tiró por la calle de en medio, lo que él llama «la antiutopía, la que cede un lugar para la esperanza».

Eso, detalla, fue lo que le mostró el covid. «Contra quienes auguraban el apocalipsis, donde la gente se mataría por una garrafa de gasolina, entre coches abandonados en la autopista, la pandemia no ha sido un sálvese quien pueda. Aquí hemos visto surgir como soluciones la cooperación, la ayuda mutua, la responsabilidad. Esa es la enseñanza con la que hay que quedarse y de la que parte esta novela, que enarbola proyectos colectivos, iniciativas locales, experiencias de barrio, lugares seguros que han aflorado y, aunque no sean perfectos, apuntan vías para mejorar la vida y construir un porvenir». Si eligió un personaje descreído que caricaturiza la labor de estos grupos preparacionistas (hay que prepararse para...) es para, en esta apuesta por un cierto optimismo, no caer en la idealización ni en la ingenuidad naíf.

En un pequeño homenaje a John Cheever, al modo de El nadador, que cruza el vecindario de piscina en piscina, Segismundo García va de búnker en búnker, de sótano en sótano, de trastero en trastero, visitando clientes y escuchando sus inquietudes, vendiéndoles seguridad y exclusividad. Como buen y agresivo comercial, explota el temor a un inminente colapso global para hacer negocio entre las clases más humildes imitando la moda de los refugios que cala entre los más ricos.

Su voz de resentimiento es una posición de clase, la del que —como su padre— quiso ascender desde una posición humilde, probó las mieles y después fue desalojado del éxito y el dinero. «Son una familia de pícaros, porque al final han fracasado, si se hubieran mantenido en su triunfo estaríamos hablando de una familia de emprendedores», matiza no sin retranca Rosa. El narrador, insiste, sí es claramente distópico porque es «un ángel caído».

Novelista, columnista de prensa, autor de guiones de cómic, literatura juvenil y cuentos, Rosa es hoy un escritor firmemente consolidado en el panorama de las letras en español. Lejos queda su debut en 1999 con La malamemoria (Los Libros del Oeste; que años después rehízo como ¡Otra maldita novela de la Guerra Civil!), que recogía una historia que se desarrollaba en cinco días de abril de 1977 y que jugaba con dos niveles narrativos diferenciados que se iban alternando.

Un libro que «te hace reír pero también congela la sonrisa» 

El autor y editor Pere Gimferrer —miembro del jurado del premio Biblioteca Breve junto a Juan Manuel Gil (ganador de la edición anterior del concurso), Benjamín Prado, Elena Ramírez y Andrea Stefanoni— elogió el manejo que Isaac Rosa hace en esta novela de lo verdadero, combinándolo con la alegoría y el cuento filosófico. Y también cómo Lugar seguro expone la forma en que el miedo, el dinero y la mentira generan violencia, y «encarna los temores y las manipulaciones de la época en que vivimos», cuyo inicio, anotó, en esto de los refugios antiatómicos, se remonta ya a mediados del siglo pasado. Pero quiso dejar patente el poeta barcelonés que en el caso de Rosa hay que subrayar además y siempre su cuidada prosa y su personal estilo: «Es imposible confundirlo con otro escritor actual de nuestro país», proclamó para terminar diciendo que esta novela es, pese a su vena lúgubre, inquietante, árida y triste, muy divertida.

El propio Isaac Rosa convino en que este es su libro más divertido, y que, aunque amargo, se puede leer en clave de comedia: «Te hace reír, pero también por momentos te congela la sonrisa». Y eso, prosigue, que todo en esta historia está tomado de la realidad, no ha tenido que hacer ciencia ficción sino observar lo que está sucediendo, como esa idea de que el futuro se haya erigido en una auténtica amenaza.

El narrador, poeta y crítico Benjamín Prado fue especialmente hiperbólico en sus alabanzas de Lugar seguro, de la que señaló que «tiene todo —y a la vez— lo que tiene que tener», novela negra, acción, prosa exquisita, vértigo, profundidad psicológica en los personajes, crítica social, melancolía, los resortes de la ironía bien afinados... Le gustó de ella además lo bien que describe el efecto de «ese virus que es el dinero y que recorre el mundo entero», que enaltece a quien lo posee y hace caer en implacable desgracia al que lo pierde, así como, añadió, la manera en que describe la ferocidad con la que se trata al desafortunado.

El Biblioteca Breve comporta un premio de 30.000 euros. Seix Barral pondrá el libro a la venta el próximo 9 de marzo.