Muere el hispanista británico John Elliott, que combatió la mitificación de la historia por los nacionalismos y los populismos

G. Novás / D. Chiappe LA VOZ / REDACCIÓN

CULTURA

John H. Elliott, retratado en Madrid, en una imagen de archivo.
John H. Elliott, retratado en Madrid, en una imagen de archivo. Juan Lázaro

Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, su labor contribuyó a difundir una imagen moderna de España

10 mar 2022 . Actualizado a las 20:30 h.

El historiador británico John Elliot, uno de los hispanistas más reputados del mundo, que destacó por sus estudios sobre el Imperio español, murió este jueves a los 91 años, confirmaron a Efe fuentes cercanas a la familia.Su labor contribuyó a difundir por el mundo una imagen moderna y normalizada de España. Otro de sus frentes de estudio y divulgación fue poner coto a las mitificaciones de la historia y, en particular, las manipulaciones de los nacionalismos. En los últimos tiempos, puso especial empeño en señalar las distorsiones del pasado que se esgrimían desde el soberanismo catalán.

Sus últimas investigaciones se centran en el proceso, y sentimiento, catalán, cuya historia separatista consideraba basada, en cierta medida, en «mitificaciones», según expuso en su último libro. Aunque comprensivo con el reclamo catalán de que se reconozca su «diferencia» dentro de España, criticó el papel de los políticos en la tensión generada en años recientes, a partir de la «manipulación de la historia», por los acontecimientos de 1714.

En una entrevista a la revista Convivio decía: «Estaba aprendiendo catalán con una familia; tenía simpatía por esa nacionalidad sofocada por el régimen, y cada día me sentía más catalanista. Al mismo tiempo, frente a la documentación del siglo XVII sobre la rebelión de los catalanes, vi que su historia tradicional era mitológica, romántica y que no casaba con los documentos. En ese momento empecé a entender la fuerza del nacionalismo». También salía en defensa del rey Juan Carlos y decía «entristecer» con la actitud de generaciones «nostálgicas», «ignorantes» y «sin memoria» del franquismo y de la Transición.

Elliott recibió el premio Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1996 y, entre otros reconocimientos, fue investido doctor honoris causa en universidades como la de Alcalá de Henares, la Complutense o la Carlos II.

El hispanista fue autor de la considerada como la biografía definitiva del conde duque de Olivares y de otros libros clave en el hispanismo como Lengua e imperio en la España de Felipe IV. Doctorado en Historia en la Universidad de Cambridge, fue profesor del King's College de Londres, y desde 1973 en el Institute for Advanced Study, en Princeton. En ambas instituciones investigó la historia española, especialmente la de figuras como el conde duque de Olivares (s. XVII) y la época de los Austrias, a través de la historia comparada, llevando el aprendizaje del pasado hasta enfrentarlo con el presente español, aunque, indicaba, evitando el «presentismo».

Su influencia en el ámbito académico anglosajón era tan alta que incluso se hablaba de la «escuela anglosajona de estudios históricos españoles» o sencillamente la «escuela Elliott». El estudioso era uno de los últimos eslabones de la legendaria saga de hispanistas angloparlantes en la que también forman o formaron parte nombres como Paul Preston, Hugh Thomas, Ian Gibson o Raymond Carr. Y aunque se le consideraba uno de los mayores maestros de hispanistas británicos, él aseguró siempre que no se consideraba «creador» de una escuela, ya que prefería centrarse en cada historiador como individuo y no como colectivo.

Una anécdota contada por sus discípulos Richard Kagan y Geofrey Parker sostiene que en sus años activos en el Trinity College tuvo a seis discípulos que querían hacer con él su tesis doctoral a la vez. Ante la demanda, organizó un seminario, al que «invitó a todo hispanista que encontrara por allí» y al que cada uno de los estudiantes debía presentar un informe acerca de la tesis que quería hacer». También les puso en contacto con otros académicos de metodologías diferentes. Así cada uno escribía «el tipo de historia por la que personalmente se sentía atraído», como le pasó a él al elegir España. Solo insistía en que la «buena historia» requería «estilo claro y sencillo, marco amplio y, lo más importante de todo, un tema audaz», recuerdan en el libro España, Europa y el mundo atlántico. Homenaje a John H. Elliott (2002).

Elliott falleció en un hospital de Oxford tras haber sido ingresado recientemente, en la misma ciudad de cuya prestigiosa universidad era profesor emérito.

Como recordó en repetidas ocasiones a lo largo de su vida, su carrera estuvo ligada a la historiografía española desde hace más de siete décadas, cuando, siendo estudiante universitario, contempló por primera vez en el Museo del Prado un cuadro del conde duque de Olivares firmado por Velázquez.

En aquella gira de seis semanas por la Península, Elliott quedó «impresionado» por España, y en especial por el Museo del Prado, lo que le llevó a dirigir su mirada hacia ese país aunque había estudiado previamente francés y alemán.

Pese a indagar sobre todo en la Edad Moderna española y en las raíces de los conflictos actuales, siempre fue un intelectual muy pegado a su tiempo, preocupado por las crisis que golpeaban a España, al Reino Unido y al conjunto de la Unión Europea.

En una entrevista con Efe en el 2018, Elliott se declaraba muy preocupado por la «polarización» de la sociedad catalana a raíz del procés [independentista] y recordaba que una parte importante de la población catalana defendía un «doble patriotismo».

Igualmente alertó en sus últimas comparecencias públicas contra el populismo, tanto de izquierdas como de derechas, por ser «ideologías que se aproximan más a la fantasía que a la realidad».

Doctorado en Historia por la universidad de Cambridge, cosechó un sinfín de premios a su labor, como el Nebrija en 1993, y dejó títulos clave como La revuelta de los catalanes, Europa en la época de Felipe II, 1559-1598 o la mencionada biografía del Conde Duque de Olivares.