Jorge Martínez: «Los prohibidores vocacionales se merecen crisis, pandemias, guerras, estafas y demás desgracias»

Marcos Gutiérrez

CULTURA

Jorge Martínez junto a la actual formación de Ilegales
Jorge Martínez junto a la actual formación de Ilegales Javier Bragado

El incombustible líder de Ilegales celebra las cuatro décadas de andadura de la banda con una próxima gira a ambos lados del Atlántico y la publicación de uno de sus trabajos más inspirados: «La lucha por la vida»

20 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La de Jorge Martínez (Avilés, 1955) es, probablemente, una de las mentes más lúcidas de la historia del rock español. También se trata de uno de los guitarristas más talentosos de las últimas cuatro décadas. Jorge «Ilegal» o «el Loco» es, con permiso de Josele Santiago, uno de los letristas más originales de nuestro país, con referentes que van desde Marcial, Juvenal o Catulo a Quevedo, Pío Baroja o Borges. Está gestionando el más reciente tramo de la carrera de Ilegales con la insultante tranquilidad del que sabe que no tiene absolutamente nada que demostrar y, sin embargo, lo hace una y otra vez.

Si los últimos lanzamientos del grupo «La vida es fuego» (La Casa del Misterio, 2015), el documental «Mi vida entre las hormigas» y «Rebelión» (La Casa del Misterio, 2018) conformaron un tríptico de envidiable calidad, no tan habitual en una banda con una trayectoria tan larga como la de Ilegales, con «La lucha por la vida» (La Casa del Misterio, 2022) se confirma lo antes apuntado. Después de cuatro décadas y once discos de estudio Jorge Martínez y sus secuaces no solo no se acomodan, sino que han publicado uno de sus mejores trabajos, en el que colaboran algunos de los músicos más importantes del momento: Enrique Bunbury, Loquillo, Andrés Calamaro, Luz Casal, Iván Ferreiro, Coque Malla, Guille y Juanma de Vetusta Morla, M Clan, El Niño de Elche, Carlangas (Novedades Carminha), Dani Martín, Josele Santiago, Evaristo Páramos (La Polla Records), Kutxi (Marea), y Kutxo (de los argentinos Auténticos Decadentes).

-Normalmente un proyecto con tantas colaboraciones y apariciones especiales tiende a revisar temas pasados. ¿Cómo decide hacer «La lucha por la vida» con temas nuevos o, cuanto menos, muy recientes?

-La fórmula de revitalizar antiguos temas con nuevas voces colaboradoras es una fórmula rentable pero no ofrece aportación artística de valor. Ilegales es una banda que entiende que el presente está hecho de pasado y futuro y se abre a todas las aventuras que vengan asumiendo los inevitables riesgos.

-¿Con qué criterio se ha elegido a los participantes?

-Fácil, primero elegimos las canciones, casi en su totalidad nuevas o con escaso rodaje. Luego las canciones eligieron a los colaboradores, las canciones nunca se equivocan, nosotros o la gente de alrededor si podríamos dejarnos guiar y confundir por amiguismos o por la fama de los posibles invitados; las canciones son insobornables.

 -¿Cómo se hace para durar cuatro décadas arriesgando y en tan buena forma en disco y en directo?

-La criptonita verde es la base, aunque la total convicción de que estamos haciendo algo de valor también ayuda un poco.

-¿Hay alguna participación que no se haya materializado y que le hubiera gustado tener en «Lucha por la vida»?

-Si la ha habido la he olvidado, hemos excedido el número de canciones y artistas previsto. Además yo no soy de esos tipos que siempre están lamentándose por lo que hubiera podido ser. Tenemos un disco fantástico, esto es evidente.

-¿Fue la muerte de Alejandro Espina el peor momento de la historia del grupo?

-Sí, sin duda.

-¿Cómo se vive siendo Jorge Martínez en esta cultura de la cancelación?

-Estos prohibidores vocacionales se merecen crisis económicas, pandemias, guerras, estafas y demás desgracias y las tendrán. También tendrán su hoguera donde quemar herejes como yo. Si quieren arder hagámonos diablos.

-¿No choca que la peor censura hoy en día venga más de la propia gente, redes sociales y demás, que de los de arriba?

-No, gran parte de la población es imbécil y ya sabes lo que pasa cuando le das a un tonto una gorra y un silbato. Pues con un teclado y una conexión a Internet lo mismo.

-¿Eran muy territoriales los grupos de Madrid en los 80 cuando bajaban a tocar?¿Había 'miedo' a Ilegales?

-Bueno, no todos. Pero había una pandilla enorme de carapijos que tenían a gala no saber tocar y se pasaban el día cuidando su imagen. Lo que para ellos era su patio de juegos era para nosotros una industria naciente prometedora donde podríamos desarrollar nuestra pasión artística. El conflicto estaba servido.

-¿Es Ilegales un grupo más peligroso y necesario hoy que en el 82?

-Lo realmente peligroso es ser manso, si no luchas te matas.

-¿Es verdad que usted no quería «Soy un macarra» como single?

-Es verdad, en ese disco hay canciones incontestablemente mejores.

-¿Qué opina de un género como el trap?

-Repite esquemas discursivos muy trillados, infantiles y carentes de la mordedura del rap. Además musicalmente es muy deficiente. No es culpa de las nuevas generaciones. Nosotros contábamos con emisoras donde un profesional ejercía de buscador y se mataba por ofrecer cosas de valor. También había radios libres. Cuando cerraron las radios libres y se entregó el campo a la radiofórmula la cosa degeneró en llamar a varios números de teléfono de gente con cero conocimiento musical hacerles escuchar diez segundos de canción y ellos deciden si se radia o no. La basura rebosa las ondas y las redes sociales.

-Mota Blues, Alto Volto, Pablo und Destruktion ... ¿Cómo surgen tantos grupos y artistas en una región tan pequeña como la nuestra?

-¡Que se jodan esos romanos!

-Con la que está cayendo, ¿cree que «Europa ha muerto» sigue más vigente que nunca?

-Cuando desaparecen las tensiones y peligros que cohesionan una forma de sociedad y esta ya no tiene que defenderse de agentes externos la crisis es inevitable. Todas las «europas» que hay diseminadas por los cinco continentes, o sea las democracias liberal-burguesas, han hecho causa común en estos días ante la presión que ejerce Rusia en las fronteras, incluso la casi inoperante OTAN se ha revitalizado. Europa es hoy un conflicto bellísimo y terrible.

-Ilegales es una banda con muchos y fieles seguidores en América. ¿Qué diferencia ve usted entre el público americano y el español/europeo?

-Hay una clara diferencia de temperatura, el público americano es más caliente. Además son más de letras y entienden y valoran mucho los textos de las canciones.

 -¿Ha cumplido todos esos deseos infantiles de los que hablaba en «Mi vida entre las hormigas»?

-Sí, incluso me he excedido. He conseguido mucho más de lo imaginable.

-¿Es cierto que dejó la facultad de Derecho para no ser malo?

-La facultad estaba muy polarizada en mi época de estudiante. Estaban los de izquierdas y los de derechas en constante conflicto. Luego estábamos nosotros, que sin duda éramos los peores.

-¿Es Ilegales el grupo más exigente de España en cuanto a la calidad de ejecución de sus integrantes?

-El nivel de exigencia es alto, además en Ilegales no sirve de nada hacer acrobacias con el instrumento a no ser que te hayas vuelto tonto. Hay que tocar las notas que hay que tocar en el tiempo justo.

-¿Hay mucho material inédito registrado de Madson o Metálicos que no haya visto la luz (y vaya a hacerlo)?

-Antes será mejor explorarlo a fondo y procesarlo para extraer algo de valor. Difícil tarea y probablemente imposible.

-Después de tantos años de carrera, ¿se reprocha algo?

-Hay cientos de cosas que me reprocho, probablemente por eso, de tarde en tarde echo la vista atrás y escucho algo de la obra de Ilegales, con esta jugarreta mis crímenes no me quitan el sueño.