Tony Gratacós: «El ADN de nuestra historia tiene la suficiente fuerza para cautivar al lector»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Gratacós ya piensa en dar continuidad a su primera novela, «Nadie lo sabe».
Gratacós ya piensa en dar continuidad a su primera novela, «Nadie lo sabe». Paco Rodríguez

El escritor debuta en la novela con «Nadie lo sabe», un «thriller» sobre la primera vuelta al mundo de Fernando Magallanes y Juan Sebastián Elcano hace 500 años

09 abr 2022 . Actualizado a las 17:21 h.

El 15 de octubre del 2018. Ese día Tony Gratacós (Barcelona, 1967) escribió las primeras palabras de Nadie lo sabe (Destino), su debut como novelista. Como punto de partida tomó la primera vuelta al mundo de Fernando Magallanes y Juan Sebastián Elcano hace 500 años. En tal contexto es donde ambienta su thriller este licenciado en Periodismo que ocupó puestos de responsabilidad en el sector audiovisual. La travesía para ver publicada su novela por una editorial no fue fácil al coincidir justo con la pandemia. Hasta llegó a autopublicarla. Ahora, ya piensa en darle continuidad con una segunda entrega.

—En las primeras páginas de su novela, el cronista que relata el viaje, Diego de Soto, dice: «El día en que esta historia llamó a mi puerta...». ¿Cuándo llamó la novela a la puerta de Gratacós?

—Creo que la primera vez que llama a mi puerta, sin yo saberlo, es cuando leo una biografía de Magallanes de Stefan Zweig. Esa biografía hace que me dé cuenta de lo que significó dar la primera vuelta al mundo.

—Igual que esa primera vuelta al mundo, la travesía para que «Nadie lo sabe» llegase a puerto no fue fácil... La presentó a seis editoriales, después la autopublicó y finalmente ve la luz en una editorial...

—Lo que hicieron Magallanes y Elcano fue una gran gesta, pero para mí fue también una minigesta. El hecho de ponerme a escribir una novela sin saber si existía un estrecho de Magallanes que me pudiese llevar a buen puerto y luego acabar dando la vuelta al mundo, que es tener una editorial como Destino apostando por el libro, es realmente para agradecérselo. Lo mandé a una agencia literaria y el 13 de marzo del 2020, el mismo día que nos confinaban, me mandaban un mail diciendo que les había encantado mi manuscrito y que me querían representar. Entonces, desde ese día sabía que era buena. Pero en septiembre, cuando retomamos la conversación, me dijeron que iban a seguir representándome, pero que las editoriales, tras la pandemia, querían apostar sobre seguro y que al ser un autor novel les estaba costando. Lo mandan a seis editoriales y todas dicen que no. Entonces, decido autopublicarlo porque me habían dicho que era bueno.

—¿Por qué la elección de ese contexto de la vuelta al mundo para ambientar un «thriller»?

—Porque la efeméride de los 500 años de la primera circunnavegación del mundo estaba a la vuelta de la esquina y, como yo había leído la biografía de Magallanes, pensé que sería un buen momento para dar la oportunidad al lector moderno de entrar en la historia de hace quinientos años.

—¿Están aguardando en la historia los mejores «thrillers»?

—Claro. Muchas veces dices: «Voy a ver esta serie en Netflix...». Y, al final, añades: «Pero si nuestra historia da para muchas series». El problema es que, si no la contamos nosotros, no van a venir los yanquis a contárnosla, ni Netflix. El ADN de nuestra historia tiene la suficiente fuerza para cautivar a un lector moderno. Le digo a mis hijos que lo que hicieron Magallanes y Elcano de dar la vuelta al mundo es más alucinante que haber llegado a la Luna. El espacio es lo mismo que el mar, la nave se te hundía y te morías; y, además, no tenías a nadie para decirle que te fueran a recoger. Iban a la aventura sin saber realmente a dónde, sin víveres... Los de la Luna, por lo menos, sabían a dónde iban.

—Y ya avisa de inicio en el libro que convertirá a Juan Sebastián Elcano en un villano de verdad.

—Para cautivar al lector y hacerlo mirar en el espejo de hace 500 años hay que agarrarlo por las solapas. El lector moderno está acostumbrado a que ya le han contado muchas cosas y, por lo tanto, era importante decirle: «Yo te voy a contar una historia alucinante, en la que las cosas no son tan claras o tan bonitas como nos las han contado. Y vas a tener que leer este libro para entender si fue un villano o no».

—El concepto «verdad» aparece varias veces en el libro. Así, entre las reflexiones del cronista, anota: «Contar la verdad no siempre recompensa». ¿Sigue sin hacerlo en la actualidad?

—Más que nunca. El problema es que hemos relativizado ya tanto todo que no sabemos dónde está la verdad. Vivimos ya en un mundo en el que no parece que sea posible alcanzar la verdad. Es triste eso. Creo que es muy importante encontrar, si no es la verdad, por lo menos, la esencia de los hechos.

—¿En el mundo de las «fake News» aún toma más valor el concepto de verdad?

—Más que nunca. El problema es que hemos relativizado ya tanto todo que no sabemos dónde está la verdad, vivimos ya en un mundo en el que no parece que sea posible alcanzar la verdad, es triste eso. Creo que es muy importante encontrar si no es la verdad, por lo menos la esencia de los hechos. Es muy importante.

—Y, ¿qué tendría que hacer hoy un Diego de Soto para hallar esa verdad?

—Primero, no fiarse de nadie. Y, segundo, saber mirar a los ojos de las personas.

—Otra de las frases: «A las futuras generaciones no se les puede hurtar el derecho a conocer la verdad de su propia historia, cueste lo que cueste». ¿Se la estamos hurtando ahora?

—Cualquier hecho lo conocemos ahora por la noticia, pero la historia va mucho más allá. Cuando ya han dejado poso los hechos, es cuando ya entra el historiador y puede rescatar del pasado realmente lo que ocurrió. Creo que, muchas veces, para saber lo que ocurre, hay que aguardar el poso del paso del tiempo para indagar en el corazón de la historia.

—Al final del libro, deja su correo electrónico para aquellos interesados en saber qué es real y qué ficción en la novela.

—Sí, que me escriben. Realmente, lo que hay de verdad y lo que hay de mentira nadie lo sabe. Todos los hechos que ocurren en el libro son verdaderos, pero luego está lo que es interpretar qué hay detrás de ellos. El 90 % es real, pero el 10 % restante es tan potente que cambia la interpretación del hecho.

—Este era su primer libro, ¿seguirá escribiendo?

—Pienso que sí. Entrar en lo que ocurre hace 500 años a través de los ojos de un joven aspirante a cronista es una oportunidad que no podemos desperdiciar. Ahora que ya está allí nos podría contar muchas más cosas porque se trata de una época alucinante en la que Castilla empieza la conquista del Nuevo Mundo.

—¿Qué le llevó a ponerse a escribir?

—No lo sé. Yo estudié Periodismo, pero ponerte a escribir una novela es distinto. La gestación fue así. Yo acababa de leer el libro de Magallanes, acababa de traspasar un restaurante y tenía una bolsita. Entonces, pensé en volver al sector audiovisual, que es del que me había ido seis años atrás cuando había montado el restaurante. Después, vista la efeméride, pensé que sería un buen momento para presentar un proyecto de serie a una cadena.Diseñé un bosquejo, pero, como no tenía ningún paraguas de una productora, entonces dije: «Esto no voy a poder sacarlo». Estuve a punto de tirarlo todo a la basura, pero me había enamorado tanto de la historia y decidí hacer la novela. Le pedí permiso a mi mujer, si ella me dice que no, no la hubiera escrito. Yo me pongo a escribir la primera palabra del libro el 15 de octubre del 2018. Y el 1 de diciembre del 2019 terminé con la revisión y es cuando empecé a moverla.