«Heartstopper», la última gran historia de amor adolescente

CULTURA

Kitt Connor y Joe Locke, actores protagonistas de la serie Heartstopper de Netflix
Kitt Connor y Joe Locke, actores protagonistas de la serie Heartstopper de Netflix Netflix

Netflix acaba de estrenar la primera temporada de la serie sobre la relación de dos adolescentes homosexuales basada en la novela gráfica de Alice Oseman

01 may 2022 . Actualizado a las 11:00 h.

Heartstopper es una historia de amor en el instituto. Pero no es una historia de amor cualquiera. La naturalidad, la inocencia y la sencillez con la que retrata la relación de dos chicos, Charlie y Nick, en un entorno hostil para aquellos que se salen de lo que una mayoría entiende como normal, es la clave de las cuatro novelas gráficas que la británica Alice Oseman lleva publicadas en los últimos cuatro años y que se han convertido en un auténtico fenómeno entre los adolescentes. Todos esperaban ansiosos a que llegara el pasado viernes, fecha en la que se estrenó en España la adaptación a televisión. Las expectativas estaban altas, pero el hecho de que la propia Oseman haya estado al frente del guion de la serie de ocho capítulos que acaba de estrenar Netflix era más que una garantía de que no iba a decepcionar. Y no lo ha hecho, a pesar de los pequeños cambios que se han introducido en su último capítulo.

La historia de fondo es conocida de sobra por todo aquel que haya pasado por un instituto en los últimos 30 años. Chico gay que sale del armario después de que el resto de compañeros descubre que es homosexual, y que sufre el acoso de parte de los más populares del centro, que casualmente están en el equipo escolar de rugbi. Charlie cuenta con el apoyo de su familia, que acepta su condición sexual; de un profesor y también de su reducido grupo de amigos, eso sí muy leales; una pandilla que, al mismo tiempo, representa a los excluidos de la sociedad, esos raritos del instituto. 

Tanto el cómic como la serie arrancan un año después de los episodios de bullying que sufre su protagonista, con un Charlie recuperado, con más autoestima y confianza en sí mismo (aunque con un trasfondo de inseguridad que marca su personalidad y que le llevará a un trastorno alimentario y otros problemas mentales que se abordan en el cuarto libro). En una de las clases del nuevo curso comparte pupitre con Nick, la estrella del equipo de rugbi, con el que se ve obligado a entablar una relación que se termina convirtiendo en una dulce historia en la que los dos descubren sentimientos, sensaciones y muchas dudas.

Portadas de las cuatro novelas gráficas publicadas en España hasta ahora
Portadas de las cuatro novelas gráficas publicadas en España hasta ahora

La serie ha conseguido mantener intacta esa naturalidad con la que los dos protagonistas evolucionan en su relación de amigos a más que amigos; una de las claves ha estado en la elección de los actores: Joe Locke en el papel de Charlie, un intérprete de 18 años, hasta el momento desconocido, que el día antes de que se estrenara la serie ya tenía cientos de miles de seguidores en Instagram; y Kitt Connor, que ya había participado en películas desde niño y que borda el paso de la inmadurez a la madurez que experimenta el adolescente que interpreta.

Los capítulos de media hora invitan a ver uno detrás de otro de un tirón, y en todos ellos se pueden ver tres elementos muy característicos: esas conversaciones escritas en el móvil que reflejan tan bien las relaciones de adolescentes -con esperas que se hacen interminables mientras aparece y desaparece el mensaje de «escribiendo» en la pantalla-; esos pajaritos y hojas dibujadas, que saltan entre los personajes para reflejar las mariposas en el estómago en las escenas más con más intensidad; y esas imágenes dobles que recuerdan que antes de ser serie esta historia se plasmó en un cómic.

Un pequeño cambio en el argumento del último capítulo deja la primera temporada cerrada, pero no la historia de amor entre Charlie y Nick. Como tampoco las vidas de su grupo de amigos en las que ahonda la novela gráfica. Razones de sobra para confiar que habrá una segunda temporada.