El asturiano que da voz a las estrellas

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

CULTURA

Rubén R. Cubiella con sus dos obras propias
Rubén R. Cubiella con sus dos obras propias

El escritor y traductor poleso Rubén R. Cubiella es uno de los más cotizados a la hora de traducir al castellano las obras literarias y biografías de personajes como Lady Gaga, Madonna, Mariah Carey, Sharon Stone, Alicia Keys o Diane Keaton

09 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La del cotizado escritor y traductor poleso Rubén Rodríguez Cubiella no es precisamente tarea fácil. Está especializado en la traducción de no ficción y en la literatura infantil y casi siempre tiene que lidiar con una compleja cuadratura del círculo. La que supone ser fiel a la voz original de los personajes a los que traduce (desde Lady Gaga a Madonna, Mariah Carey, Sharon Stone o Alicia Keys) y, a la vez, lograr que el mensaje se trasmita fielmente al castellano.

Rodríguez Cubiella, que también ha sido profesor y asistente de biblioteca, centra su trabajo actualmente en el ámbito lingüístico y editorial, formando parte del equipo de Ediciones Camelot, donde desempeña labores de revisión de manuscritos, corrección, diseño y maquetación.

En el terreno de la traducción sus trabajos más recientes son «La casa Gucci», de Sara Gay Forden; «¿Qué puedo hacer?», de Jane Fonda  «More Myself: Mi viaje», de Alicia Keys; «No todos los chicos son azules», de George M. Johnson y «La belleza de vivir dos veces», de Sharon Stone.

Por su «formación universitaria» y porque «siempre me gustaron los idiomas» la vida le acabó llevando por los derroteros por los que actualmente discurre su carrera. Explica que estudió «Filología Inglesa y un Máster de español como lengua extranjera». En este sentido cursó un «Máster en Amberes, con asignaturas de traducción». «Cuando empecé la carrera iba a dedicarme a la docencia, trabajé de profesor de español en la universidad de Glasgow y también por aquí; a la editorial (Camelot) la conocía y fui ayudando poco a poco», recuerda.

Apunta que «todo empezó con los cuentos de Madonna (‘Las rosas inglesas’)». Comenta que «el primer año de la pandemia llegó el proyecto de la fundación ‘Born this way’ de Lady Gaga, aunque el primer encargo más extenso, aparte de estos, fue el libro de William Kuhn, que se centra en la faceta editora de Jackie Kennedy».

Insiste en que en el proceso de traducción de una obra entran en juego «muchos factores». Para empezar, «cada equipo es un mundo». «Normalmente, como trabajo en la editorial que es la que publica las traducciones, es algo peculiar», aclara.

Tras la recepción del texto procede a llevar a cabo «una o dos lecturas preliminares de estructura, extensión, para ver cuántas partes hay, si existen cuestiones de diseño que haya que tener en cuenta…». A continuación hace «un primer borrador, marcando y anotando dudas». Asimismo, «en una primera versión se mandan preguntas al contacto que tenga». «Luego, vienen varias revisiones y toda la parte de maquetación», señala.

Selección de algunos de los trabajos propios y como traductor de Rubén R. Cubiella
Selección de algunos de los trabajos propios y como traductor de Rubén R. Cubiella

Comenta que, en el caso de los libros infantiles, una «de las cosas que se tienen más en cuenta son los temas de diseño, tipo longitud de las líneas en las páginas». Aclara que la tarea de un traductor no se reduce a adjudicar «una correspondencia a una palabra» sino, más bien, a «trabajar con el mensaje». «Lo importante son los mensajes, no tanto la correspondencia palabra por palabra», insiste.

Cree que una de las cosas más complejas de su trabajo «es lidiar con el tema de la confidencialidad y no poder decir lo que estás haciendo». Otro importante quebradero de cabeza tiene que ver con que muchos de los autores y personajes cuyas obras traduce «tienen muchísimos agentes y equipos intermedios», lo que siempre dilata los plazos.

No puede evitar tener en la mente más frecuentemente y guardar con más cariño algunos trabajos que otros. «En la pandemia mentalmente estábamos todos con los sentimientos bastante a flor de piel, por lo que hubo traducciones que me pillaron a mí también más sensible», comenta.

Una de ellas fue «la de Lady Gaga, ‘Channel kindness’, la primera más grande y que abrió la puerta a otros proyectos». También tiene especial buen recuerdo de «la de Hilary Duff, porque de adolescente yo era fan». También tiene un especial lugar en su memoria ‘No todos los chicos son azules’, de George M. Johnson, «libro LGTBi con una temática sumada a cuestiones sobre la identidad negra, sexualidad…». «Son obras que me hubiera gustado tenerlas de más joven», explica y no duda en calificar de «penoso» que haya situaciones en las que se procede a «retirar obras de este tipo» en bibliotecas municipales por las presiones de ciertos grupos.

En su caso se muestra orgulloso de poder aportar su «granito de arena para amplificar esa voz y hacerla accesible a otros público». Además de los antes mencionados, también tiene muy buen recuerdo del libro de « Mariah Carey también. Todos tienen algo y cada voz es diferente. En este caso me quedo con los fans agradeciéndome el trabajo».

Sin caer en spoilers, los fans españoles de Juego de Tronos, la serie basada en la obra de George R. R. Martin, establecieron hace unos años un curioso debate acerca de la idoneidad de la prácticamente imposible traducción del ya célebre «Hold the door!» al castellano, no tanto por la frase en sí, sino por sus implicaciones en la trama y en el nombre de un personaje muy importante.  

Rubén Rodríguez Cubiella nunca ha tenido que afrontar un reto de tal complejidad. «Al ser no ficción no suele haber un tema de creatividad literaria como en un Harry Potter», comenta, si bien admite que «puede pasar que estés traduciendo a una persona que tenga una voz muy particular». Es el caso de alguien como «Mariah Carey, que tiene frases y giros de palabras muy suyos, por lo que tienes que hilar un poco fino, ya que los fans conocen esas expresiones y hubo algunas que se dejaron tal cual».

Al final el suyo «es un ejercicio de altavoz. A veces vas a tomar una decisiones que van más a lo creativo, otras a lo literal. Por eso me gusta mandar explicaciones a los equipos. Es algo que ocurre mucho sobre todo en el humor».

Hasta la fecha este traductor y escritor ha publicado dos obras propias. La primera, «Supernova» (2017), y la segunda, «Titanes en el jardín» (2019), una colección de relatos ilustrada por Iván García «El primero es un poemario y el segundo una colección de relatos con ilustraciones de Iván García. Se trata de un libro más explícitamente LGTBi, un compendio de relatos y poemas sobre identidad, sexualidad, amor, autoimagen…».  

«Siempre me había gustado escribir», reconoce y admite que estuvo «mucho tiempo sin hacerlo por falta de seguridad y perfeccionismo excesivo. Me costó arrancar un poco por eso». «Por formación lees clásicos y obras tremendas y no puedes evitar comparar», indica. Esta obra propia la afronta también «un poco a modo de desahogo e higiene mental».