Carlos Latre: «Ninguna broma puede ser aplacada con una bofetada»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

CULTURA

Carlos Latre
Carlos Latre

El imitador, humorista e intérprete, que traerá su espectáculo «One Man Show» al Teatro Jovellanos de Gijón los días 10, 11 y 12 de junio, charla con la Voz sobre su momento actual, sus proyectos y los límites del humor

11 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlos Latre (Castellón de la Plana, 1979) es uno de los nombres que más destacados aparecen, año tras año, en esas encuestas del tipo «¿Con quién se irían los españoles a tomar una caña?». Y es que este humorista, imitador, presentador e intérprete es, desde hace más de dos décadas, uno de los rostros (y voces) más reconocidos y queridos de nuestro país. Su talento es el de saber sacar hasta el último deje vocal, mueca y latiguillo de los personajes más famosos de España hasta casi fundirse con ellos. Latre traerá a Gijón su nuevo espectáculo, «One Man Show». Se representará en el Teatro Jovellanos los días 10, 11 y 12 de junio. Es un show concebido como «un canto al optimismo, con mucho buen rollo, que nos hace falta».

-Hábleme de «One Man Show» ¿Qué nos vamos a encontrar en sus 90 minutos?

-Los espectadores van a ver a un Latre más maduro que nunca, más fresco y loco. Más hecho en el tiempo y mucho más virtuoso. Sin dejar de lado el ADN Latre van a presenciar un «show de un solo hombre», al más puro estilo americano, en el que una única persona en el escenario hace de todo: baila, canta, interpreta… verán más de cien personajes, durante una hora y media, pero, sobre todo, van a pasárselo bien. El núcleo vertebrador de este espectáculo es la positividad, la sonrisa, el buen rollo y venir a olvidarse de los problemas.

-El hecho de que sea un espectáculo ideado y concebido durante el confinamiento y lo peor de la pandemia, ¿ha marcado ese espíritu de exorcizar humorísticamente los demonios que hemos padecido en estos dos últimos años?

-Sí y además es que estamos recogiendo la necesidad del publico de pasárselo bien y olvidarse de los problemas. De dejar de sufrir. No te imaginas la cantidad de agradecimientos que recibimos después de cada una de las funciones, en las diferentes ciudades, de personas que acaban de superar una depresión, o que han tenido que pasar tiempo en el hospital o han perdido algún familiar durante la pandemia. Esto se convierte en un bálsamo y algo fresco. Recibimos mucho cariño y agradecimiento.

-«One Man Show» supuso su vuelta al ruedo teatral tras cinco años ¿Se notó mucho al principio ese lapso de tiempo?

-Se noto muchísimo. Pero yo personalmente lo he apreciado en el sentido de que me he notado mejor que nunca. Creo que estoy en mi mejor momento. Con gran madurez, frescura y, además, una mezcla de muchas cosas. Cuando uno supera los cuarenta de repente hay como un poso que es muy bonito. Lo que también he visto es que ofrezco un mayor abanico de posibilidades a la gente. El público que ya me conoce se sorprende de ver la evolución. El que no lo hace, de ver un espectáculo talentoso, divertido y con muchas disciplinas diferentes. Es un gran momento para mí.

-¿Cuántas voces tiene registradas?

-Más de 600. No llega a las 610, pero por ahí, porque cada poco voy sacando algunas nuevas.

-¿Cómo es el proceso de afrontar una nueva imitación?¿Por dónde empieza?

-Mi núcleo es la voz. Pero antes de llegar ahí tengo que desarrollar un proceso de observación, retención, memoria auditiva y visual. Primero he de memorizar perfectamente el color de voz, las inflexiones y los matices. A partir de ahí tengo que tenerlo muy claro en mi cabeza para iniciar una fase técnica de colocar el paladar, la laringe, abrir o no la garganta… después es repetir, repetir, repetir y encontrarme cómodo.

-¿Quién ha sido el último famoso en llegar al ‘universo Latre’?

-Pues el último personaje que he sacado ha sido Isabel Díaz Ayuso. Con ella, volviendo a lo que comentábamos antes, tenía que estudiar la forma de mover los ojos, la musicalidad, los dientes eran muy importantes y, sobre todo, «la libertad»..

-¿Alguna imitación que, por lo que sea, se le haya resistido especialmente?

-Iglesias, por ejemplo. No Julio, Pablo. Rivera era muy complicado. Ahora estoy con Feijóo, que es también bastante complejo, porque es así como bastante plano. Y volviendo a lo de antes, se me resistió mucho Díaz Ayuso hasta que la logré sacar.

-Todos sabemos lo que ocurrió en la gala de los Oscar entre Will Smith y Chris Rock. Hace pocos días Dave Chappelle fue placado por un hombre que saltó al escenario. ¿Se está convirtiendo la comedia en una profesión de riesgo?

-Pues eso parece, pero yo creo que no debería. Que la palabra sea motivo de violencia yo creo que es terrible. Pienso que se debería poder hacer humor de todo. Mi tipo de humor no pretende herir a nadie. Es fresco, blanco, familiar y no hiriente. Pero sí que defiendo que se pueda hacer un humor de toda clase. Ninguna broma puede ser aplacada con una bofetada, bajo ningún concepto.

-¿No resulta curioso que hoy la mayor censura venga de las redes sociales y de la gente que se siente ofendida, más que de los poderes políticos o grupos de presión?¿Tenemos la piel más fina que antes?

-Es que vivimos en el bienquedismo más absoluto. Las redes han hecho una gran tarea de comunicación. Hay un nuevo medio, directamente. Pero también tiene sus riesgos. Uno de ellos es que todos creemos que tenemos muchos amigos, que somos perfectos físicamente, tenemos que ser absolutamente correctos y quedar bien con todo el mundo. Eso es complicadísimo, sobre todo en el mundo del humor.

-Yendo, precisamente, a esa gente de piel fina, ¿ha habido algún famoso que se haya enfadado por una imitación?

-No, la verdad. Conozco a gente a la que no le gusta que la imiten, en general, pero no necesariamente mi imitación. La gran mayoría del público y de los imitados han comprado muy bien mis personajes. Lo aceptan de maravilla. A mis espectáculos han venido miembros de la Casa Real, de la política, de diferentes clases sociales, de la televisión… nunca he tenido problema.