El «episodio del futuro» de Almudena Grandes

Héctor J. Porto MADRID / ENVIADO ESPECIAL

CULTURA

Aitana Sáchez-Gijón, durante la lectura de la novela póstuma de Grandes; al fondo, el editor de Tusquets Juan Cerezo.
Aitana Sáchez-Gijón, durante la lectura de la novela póstuma de Grandes; al fondo, el editor de Tusquets Juan Cerezo. A. Pérez Meca | Europa Press

El viudo de la escritora, el poeta Luis García Montero, y el editor de Tusquets Juan Cerezo presentan la novela póstuma «Todo va a mejorar», que llega este martes a las librerías

11 oct 2022 . Actualizado a las 20:43 h.

Tenía en mente abordar la sexta y última entrega de sus Episodios de una guerra interminable, que ya tenía título, Mariano en el Bidasoa, «una historia en la que pensaba acercarse a la experiencia de los topos de larga duración, la emigración económica interior y los veinticinco años de paz», como recuerda su viudo el poeta Luis García Montero, pero el covid-19 se cruzó en su camino. Es más, se cruzó mucho antes, cuando apenas había iniciado la promoción del quinto libro de la saga, La madre de Frankenstein, en el que contaba la trágica peripecia de la parricida ferrolana Aurora Rodríguez Carballeira y su hija Hildegart, una promoción que el encierro más estricto interrumpió abruptamente.

Fue en medio de ese castigo forzoso cuando intuyó la necesidad de llevar aquella situación distópica, en la que las libertades individuales se vieron drásticamente recortadas por decreto en pos de un bien mayor y colectivo, contener la expasión del virus para proteger la salud pública y defender los cuidados de las personas. En esa tensión por la pérdida de derechos, que generó no poco enfrentamiento político, pero que también fue asumida rápida y dócilmente -ah, el miedo-, Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) comenzó una nueva narración, que no viajaría al pasado (al menos, tan palmariamente) sino que se proyectaría en el futuro.

Almudena Grandes, en una imagen tomada en el 2017.
Almudena Grandes, en una imagen tomada en el 2017. Benito Ordóñez

«Estaba reflexionando sobre lo curioso que era que la primera semana del estado de alarma estuviese angustiadísima por no saber de mis hijos a todas horas y que de repente un día no hablé con ellos y estaba bien, y me dije: ‘’Es increíble como nos acostumbramos a todo’’. Me imaginé a una mujer de mi edad y qué pasaría si no pudiese ver a sus hijos durante largos períodos de confinamientos». De ese hilo, explicó la autora entonces, surgió la historia de Todo va a mejorar, la obra póstuma que este lunes se presentó en Madrid en la sede de la Biblioteca Nacional.

Iniciado este trabajo, en el transcurso de una revisión ginecológica rutinaria, en septiembre, le detectaron un tumor maligno. El 15 de octubre recibía el primer ciclo de quimioterapia. Poco más de un año después, el 27 de noviembre del 2021, falleció. Esta novela se convirtió para ella en una tabla de salvación, se empeñó en terminarla mientras luchaba contra el cáncer y el país se debatía entre franjas horarias, distancias sociales y normas y más normas tratando de intuir la inauguración de la ansiada nueva normalidad. No llegó a tiempo, no pudo concluir el último capítulo, La transición, pero lo dejó planificado y le detalló los pormenores a su esposo, a quien pidió que lo rematase por ella.

Este martes, cuando aún no se ha cumplido un año de su fallecimiento, Todo va a mejorar llega a las librerías como testamento vital de la escritora, como alegato de anticipación política y como relato de resistentes, aspectos muy presentes en su obra anterior y que honran el aprecio que sentía por la popular novela de Margaret Atwood El cuento de la criada.

Luis García Montero, a su llegada al acto de presentación en la Biblioteca Nacional.
Luis García Montero, a su llegada al acto de presentación en la Biblioteca Nacional. A. Pérez Meca | Europa Press

Grandes se pega a la realidad para dibujar una España en crisis, que sale de una pandemia para entrar en otra, y en otra, con emprendedores e inversores rápidos de reflejos enriqueciéndose con las necesidades más perentorias de la gente y una clase dirigente no solo en declive sino en franco descrédito, entre los que emergen personajes brillantes y sin escrúpulos que saben explotar esas urgencias de la población y también manipular sus miedos (y la comunicación de masas) aprovechándolos para triunfar ofreciendo políticas desapasionadas que se publicitan como simples técnicos sin ideología que únicamente creen en una gestión que apela a la eficacia empresarial, al tiempo que van laminando subrepticiamente las libertades y los derechos individuales. Una deriva que conduce directa e ineluctablemente a la dictadura y la opresión violenta.

Lo que comienza siendo una novela muy distinta al ciclo de Episodios de una guerra interminable, anotó García Montero, termina por ser perfectamente coherente con los propósitos de su ambicioso proyecto galdosiano, salvo que, como ella misma le reconoció, en vez de una mirada directa al pasado, sería «como un episodio del futuro».