Santiago Gamboa, escritor: «Una novela negra es la escenificación de la lucha entre el bien y el mal»

CULTURA

ANGEL MANSO

«Colombia es un país con los valores invertidos, ahí está la perversidad», asegura el autor

23 ene 2023 . Actualizado a las 09:10 h.

Es uno de los grandes escritores latinoamericanos, con una amplia trayectoria. Santiago Gamboa (Bogotá, 1965) es autor de novelas como Perder es cuestión de método y El síndrome de Ulises. Ahora edita Colombian psycho (Alfaguara), demoledora radiografía sobre la realidad colombiana.

—¿Cómo surgió esta novela?

—Tras haber vivido 30 años fuera, regresé a Colombia el último año del proceso de paz y del no en el plebiscito del 2016. Y quise hacer una serie de novelas que miraran la realidad colombiana de cerca, ya que estaba volviendo a conocer mi propio país, porque me fui con 19 años. Eso me llevó a hacer novela negra, pero con una mirada muy literaria y realismo social, no tan esquemática como suele ser. A mí me gustan autores como Patricia Highsmith o Leonardo Padura, que ponen dentro de la novela negra mucha reflexión, elementos estéticos poderosos y contenido social. Ese es el mundo de la novela negra que me interesa. Hice una primera, Será larga la noche, y ahora Colombian psycho.

—El eje central de la novela son los «falsos positivos». ¿Qué son?

—Es uno de los dramas de Colombia, son jóvenes drogadictos, desempleados o con problemas mentales que el ejército mataba y presentaba como bajas de la guerrilla para obtener beneficios, un permiso, dinero, un ascenso. Era un crimen de Estado absoluto. Ha habido 6.402 asesinados, una cifra que se volvió simbólica en Colombia, de la que se responsabiliza al Gobierno de Álvaro Uribe, que fue cuando se creó este perverso sistema de premios.

—Corrupción y violencia son grandes temas de la novela.

—Colombia tiene un problema típico de país en desarrollo, antes llamados tercermundistas, donde el principal contratista es el Estado. Eso promueve un empresariado corrupto. Ese mundo de corrupción y violencia es el que retrato, pero siempre en contraste con la mayoría de la gente, el 90 %, que juega limpiamente, quiere hacer las cosas bien, paga sus impuestos y se enfurece cuando todos días es informada de la corrupción. En el fondo, una novela negra desde el punto de vista moral es la escenificación de la lucha entre el bien y el mal.

—Un tal Santiago Gamboa aparece como personaje de la novela.

—Tuve la sensación de que la novela necesitaba la presencia de un escritor para darle ese punto literario. Lo primero que pensé fue inventarme un escritor, pero habría tenido que dedicar muchas páginas a construirlo. Luego pensé en un escritor vivo, pero habría tenido que pedir autorización. Y me puse yo, con muchísimo pudor. Empecé a escribir como si fuera yo, pero lentamente Gamboa se fue transformando en un personaje más, que ya no soy yo.

—¿Tiene algo que ver este libro con la mítica novela «American psycho», de Bret Easton Ellis?

—Cómo se ve que somos de la misma generación. Yo la leí en 1993 siendo periodista en Sarajevo, durante la guerra, y recuerdo la impresión tan brutal que me causó, tanto que me daba a veces más miedo que lo que estaba pasando a mi alrededor. Me llamó la atención esa fotografía descarnada de una sociedad y que la novela fuera narrada por el asesino. Yo quise hacer algo muy diferente pero que tuviera esa misma ambición, hacer un retrato de un momento de la sociedad. Le puse Colombian psycho como un guiño generacional.

—Hay una frase del fiscal en la novela que atribuye los crímenes en Colombia a una «sociedad perversa». ¿La comparte?

—Por supuesto. Colombia es una sociedad donde los valores están invertidos, ahí esta la perversidad. El malestar de una sociedad se manifiesta a través de sus formas de violencia. En México mediante la decapitación, en Liberia cortando las manos. En Colombia también hemos construido nuestras propias formas de violencia. La violencia va creando metáforas culturales. Una sociedad sin ningún tipo de violencia, sin conflictos, plenamente feliz, podría prescindir de la literatura.

—En Colombia unas 2.000 familias poseen todos los recursos y son las que mandan en realidad.

—Colombia es una sociedad decimonónica, aristocrática, oligárquica, donde la principal fuente de recursos es el Estado. Tenemos esa tradición española del hidalgo, el hombre digno es el que no trabaja, trabajar es cosa de pobres, de gente de baja condición. De ahí viene la corrupción. El mejor amigo de ese viejo hidalgo que no trabaja es el narcotraficante, que le da el dinero. Una forma de esa hidalguía consiste en tener poder, que se adquiere a través de la política, que es sinónimo de dinero. Por ello, el dinero está en manos de muy poca gente.

—¿Qué es para usted la literatura?

—Es el espacio donde vivo desde los 14 años y se tramitan las más interesantes concepciones sobre la vida, la amistad, las relaciones humanas. El arte y la cultura transforman en conocimiento y belleza las experiencias traumáticas, un ejemplo es el Guernica.

«Maduro y Ortega han hecho un daño brutal a la izquierda»

Gamboa está satisfecho con la elección de Gustavo Petro como presidente. «Por primera vez tenemos un gobierno popular, de centro-izquierda, que está intentando consolidar una sociedad en paz, su proyecto es la paz total», asegura. «El proceso de paz lo hizo Juan Manuel Santos, pero entre el 2018 y el 2022 hubo un gobierno de derecha, presidido por Duque, enemigo del proceso, y se le pusieron todo tipo de palos en las ruedas, lo detuvieron y de alguna manera le dieron vuelta y volvieron los grupos armados», explica. «Con Petro se está intentando un diálogo nacional con todos, desde la ultraderecha a la izquierda radical», señala. «Petro ya ha creado la sensación de que Colombia no es de un grupo político o económico, que nadie sobra, está involucrando a todos sin ningún tipo de sectarismo, lo que ya es en sí un gesto de paz», afirma. «Incluso gran parte de los votantes de derecha no solo ya no le tienen miedo, sino una cierta confianza, porque el famoso castro-chavismo del que le acusaban no aparece por ningún lado», sostiene. Sobre el triunfo de la izquierda en varios países de América Latina cree que «es una segunda oleada muy en el camino de Pepe Mujica, una izquierda socialdemócrata, la primera oleada fueron Chávez u Ortega, que seguían la estela de Cuba, pero la izquierda se dio cuenta de que por ahí no es, ahora es distinta, con López Obrador, Lula, Boric o Petro, que es el presidente más culto que ha tenido Colombia en su historia». «Maduro y Ortega representan la izquierda antigua y cavernícola y han hecho un daño brutal a la otra izquierda completamente democrática, institucional y moderna, ligada a lo que sería una socialdemocracia en Europa, centrada en educación, salud y protección social y respeto a la separación de poderes», arguye Gamboa.