«Boomers», la crisis de los 40 es ahora la de los 60

H. J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Viñeta del cómic «Boomers», obra de Bartolomé Seguí (a la derecha).
Viñeta del cómic «Boomers», obra de Bartolomé Seguí (a la derecha). Salamandra Graphic | Rolf Lindby

Bartolomé Seguí recupera a los personajes de Lola y Ernesto que desarrolló a finales de los 80 en la revista «El Víbora» para hablar de las inquietudes que preocupan a su generación y realizar un cómic que es una obra maestra

14 feb 2023 . Actualizado a las 09:07 h.

El dibujante Bartolomé Seguí (Palma, 1962) cumplió ya 60 años y no se ve cómodo en la etiqueta de boomer —incluye las generaciones nacidas entre 1946 y 1964, en la explosión demográfica tras la Segunda Guerra Mundial— en que lo confinan. Y más le disgusta esa expresión «ok, boomer» que es un modo poco considerado —cuando no desdeñoso e irónico— de dar la razón a alguien de cierta edad, solo para no discutir, dejando en el aire una acusación de sectarismo, de que no solo no le asiste la razón, sino que es parcialmente responsable de aquello que critica.

Para hablar de ello recupera en Boomers (Salamandra Graphic) dos de los personajes que desarrolló a finales de los 80 en la revista El Víbora, cuyas andanzas reunió en Lola y Ernesto (La Cúpula, 1990). Treinta años después, como hizo entonces, proyecta sus inquietudes, su momento vital, en Ernesto, álter ego. Es, como él, dibujante y se enfrenta a la certeza de que tiene más pasado que futuro. La crisis de los 40 hoy, dice, se ha trasladado a los 60 y Ernesto viaja al territorio de la infancia, Mallorca, para reencontrarse, tratando de reevaluar la cosas que son importantes porque, cree, debe aprovechar el tiempo que le queda. La figura del padre, su ejemplo, en el recuerdo, también se hace muy presente.

Ernesto y Lola tienen una hija emancipada millennial que sufre la precariedad laboral, no posee pareja y los visita con esa mirada condescendiente hacia los padres que lucen quienes no tienen hijos (ella les dedicará, en el pensamiento, el calificativo de boomers). Pero el grueso del relato pivota sobre la voz de la conciencia de Ernesto, la vida marital y los encuentros con amigos como Rita, Héctor y César. Con ellos comparte las preocupaciones generacionales relativas a los achaques, el sexo esporádico, la jubilación, la salud del planeta, el dudoso futuro y el mundo averiado que dejan a los jóvenes.

Detalle de una de las viñetas del cómic de Bartolomé Seguí «Boomers», editado por el sello Salamandra Graphic.
Detalle de una de las viñetas del cómic de Bartolomé Seguí «Boomers», editado por el sello Salamandra Graphic.

Seguí da con el tono (amable, melancólico, empático, no nace de la queja o el resentimiento), el tempo narrativo, la estructura de viñetas, el lenguaje, el diálogo, el color, el dibujo... Todo. Quizá su gran acierto fue encarar un tema de carga autobiográfica recurriendo, 30 años después, al guion propio. Una maravilla que hace que —como en los filmes Casablanca o Johnny Guitar— el manejo fresco y hábil de los tópicos que concita eleve esta novela gráfica a la categoría de obra maestra.

Este mismo año Seguí -premio a la mejor obra en el Salón del Cómic de Barcelona y Premio Nacional del Cómic por Las serpientes ciegas (2009), una obra con guion de Felipe H. Cava- se ocupará de la adaptación de la novela del periodista pontevedrés Manuel Jabois Malaherba.