Salvando las momias más antiguas

Héctor Estepa RÍO DE JANEIRO

CULTURA

Tres ejemplares de momias
Tres ejemplares de momias Arriaza

Ya hace 7.000 años los Chinchorro, en Chile, momificaban los cuerpos de sus muertos

13 feb 2023 . Actualizado a las 17:58 h.

El cambio climático amenaza a las momias más antiguas del mundo, que no están en Egipto, como la mayoría pensaría, sino en Chile. Hace miles de años, los entonces habitantes del desierto de Atacama, el más árido del mundo, comenzaron a preparar los cuerpos de sus seres queridos fallecidos.

Algunas de las momias de la conocida como cultura Chinchorro tienen unos 7.000 años de antigüedad, superando a las egipcias más longevas por dos milenios, y fueron reconocidas el año pasado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Muchas son consideradas incluso como obras de arte. Los antiguos habitantes de lo que hoy es el norte de Chile, que subsistían de la pesca, prácticamente vaciaban, en un principio, los cuerpos, y los rellenaban con palos, vegetales y plumas de ave, cubriendo los rostros con unas máscaras negras teñidas de manganeso. Dos mil años más tarde, comenzaron a dejar los huesos en los cuerpos y a teñirlos de rojo.

El país estudia ampliar los museos que recopilan la historia de las momificaciones
El país estudia ampliar los museos que recopilan la historia de las momificaciones Arriaza

En contraste con Egipto, los investigadores creen que los individuos Chinchorro no distinguían de clase social a la hora de preparar los cuerpos.

Muchos de los embalsamados son niños, y algunos incluso fetos. La clave, según comenta a La Voz de Galicia Bernardo Arriaza, uno de los mayores estudiosos de los antiguos moradores del norte de Chile, es la alta concentración de arsénico presente en las aguas de los ríos de la zona, a veces superior a la recomendada y que habría causado gran mortalidad infantil.

«El origen y desarrollo de la momificación artificial en Chinchorro estaría relacionado con la empatía y el dolor de los padres ante la pérdida constante de sus seres más queridos, los niños, producto del hidroarsenicismo crónico regional que afectó a las primeras poblaciones que llegan a asentarse en estos lugares y no presentaban una tolerancia a este elemento», explica el investigador.

Las momias comenzaron a ser descubiertas en el siglo XX, y actualmente se conocen más de 280. Una parte de ellas han sido trasladadas a museos y centros de estudio, que incluso han sido erigidos sobre algunos de los lugares donde se han encontrado más cuerpos, pero muchas continúan estando prácticamente a la intemperie, al no haber sido enterradas a profundidad.

Por eso algunos de los yacimientos han sido objetos de saqueos, en ocasiones fruto del desconocimiento —habitantes de la zona comentaron a medios chilenos que los niños de la zona llegaron antiguamente a hacer balones de fútbol con los restos mortuorios— y están también expuestos a un reciente aumento de la humedad en la zona.

Un estudio de investigadores de Harvard apuntó, en el 2015, a que la mayor presencia de agua impedía la correcta conservación de las momias. Ese mismo año llovió en la zona lo equivalente a varios años. Algunos de los cuerpos, aseguran los científicos, están comenzando a desarrollar moho y a sucumbir a los picotazos de los insectos. Las autoridades locales han anunciado la construcción de un nuevo museo climatizado en la región de Arica para intentar salvar parte de las momias y fomentar la investigación en torno a las mismas. Mientras tanto, los investigadores locales están delimitando parte de los yacimientos presentes en la naturaleza, para evitar expolios, e incluso enterrando algunas de las momias que han quedado a la intemperie para favorecer la conservación de los vestigios de la milenaria cultura Chinchorro.