«Los tres mosqueteros: D'Artagnan», Dumas a ritmo de infarto

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

Fotograma del filme «Los tres mosqueteros: D'Artagnan».
Fotograma del filme «Los tres mosqueteros: D'Artagnan».

La nueva versión del realizador Martin Bourboulon, taquillazo en Francia, viene a demostrar dos cosas: los viejos clásicos nunca mueren y el género de aventuras históricas (aquí en la variante de capa y espada) no es un cadáver

01 may 2023 . Actualizado a las 08:53 h.

Desde que en 1921 Fred Niblo filmó la primera incursión de Los tres mosqueteros, novela publicada por Alejandro Dumas en 1844 (antes fue folletín por entregas ese mismo año), el cine y la televisión se han mantenido fieles al asunto con casi medio centenar de adaptaciones. Las peripecias vividas en el siglo XVII por el gascón D’Artagnan bajo el reinado de Luis XIV, junto a sus compañeros Athos, Portos y Aramis, hallan buena parte de su fuerza en sus antagonistas Milady de Winter y el intrigante Richelieu. La nueva versión del realizador Martin Bourboulon, taquillazo en Francia, viene a demostrar dos cosas: los viejos clásicos nunca mueren y el género de aventuras históricas (aquí en la variante de capa y espada) no es un cadáver. Basta con someterlos a un lifting inteligente mirando el espectáculo.

Quien prefiera el cine de autor ha de ir a la sala de al lado; pero, si desea soltarse el pelo e incluso cometer el sacrilegio de atiborrarse de palomitas en la butaca, hágase el tonto, cuelgue los prejuicios en la percha y acepte este óptimo pasen y vean.

El director Martin Bourboulon, Vincent Cassel y el productor Dimitri Rassam, en la presentación en Madrid.
El director Martin Bourboulon, Vincent Cassel y el productor Dimitri Rassam, en la presentación en Madrid. J.P. Gandul | Efe

Fiel al original en lo fundamental, el filme evita indigestas morcillas coyunturales, pese a tomarse algunas licencias. Se trata de una superproducción al viejo estilo. Sobresale su cuidada recreación artística, con el escrúpulo que caracteriza al cine francés de ambiente histórico al abrigo de su espléndido patrimonio monumental de los siglos XVII y XVIII, con espacios muy agradecidos a la cámara. También acierta el tono académico elegido por Bourboulon, salvo las secuencias de acción y la necesidad de dar caña a la steadycam para aparentar una puesta al día visual. Va a ritmo de infarto, aunque procura vestir a los personajes para darles cuerpo y evitar la caricatura. No falta un sazonado a base de pizcas políticas, religiosas, sentimentales y alguna desvergüenza.

En cuanto a la trama, casi toda es respetuosa con el espíritu de Dumas, si exceptuamos algunas ausencias y la obligación de ajustar el metraje a un formato estándar. Conste que rodaron entre los veranos del 2021 y el 2022, junto a su secuela, Los tres mosqueros: Milady, que se estrenará en diciembre. Lo dicho, el cine de género está muy vivo.