Terremoto en el mundo del arte: el Supremo de Estados Unidos sentencia que Andy Warhol violó los derechos de una fotógrafa al usar una imagen de Prince

Redacción LA VOZ

CULTURA

Robin PlatzerTwin Images

Lynn Goldsmith hizo una serie en blanco y negro al cantante, que luego Warhol convirtió en 16 serigrafías en color

21 may 2023 . Actualizado a las 13:00 h.

El Tribunal Supremo de Estados Unidos dio este jueves la razón a la fotógrafa Lynn Goldsmith, que inició hace siete años una cruzada para que se reconociera que Andy Warhol infringió sus derechos de autor al crear una serie de serigrafías a partir de una imagen tomada por Goldsmith del cantante Prince. El Supremo ha dado así la razón a la fotógrafa Lynn Goldsmith y ha rechazado los argumentos presentados por la Fundación Andy Warhol, que aseguraba que su obra era suficientemente transformadora como para no generar problemas de derechos de autor.

Los nueve jueces del Supremo, de mayoría conservadora, han fallado en esta dirección por siete votos frente a dos. Según la jueza progresista Sonia Sotomayor, «las obras originales de Goldsmith, como las de otros fotógrafos, tienen derecho a la protección de los derechos de autor, incluso frente a artistas famosos», y esta protección «incluye el derecho a preparar trabajos derivados que transformen el original».

El pasado octubre el Supremo escuchó los argumentos orales, que se centraron en detalles técnicos. Ambas partes intentaron demostrar si el trabajo de Warhol transformó o no la esencia de la pieza original para determinar si hay que pagar derechos de autor.

Warhol creó 16 serigrafías de la foto de Prince

Goldsmith, famosa por sus fotografías de músicos, hizo una serie de instantáneas a Prince, cuando empezaba a despuntar como estrella del pop, para la revista Newsweek en 1981. Tres años más tarde, cuando el músico había alcanzado la fama con la salida al mercado de Purple Rain, otra publicación, Vanity Fair, pidió a Warhol que hiciera una ilustración de Prince para un artículo y le solicitó que utilizara como referencia una de esas fotografías. Vanity Fair pagó 400 dólares en concepto de tasas de licencia a la fotógrafa y se comprometió por escrito a utilizar esa imagen únicamente en ese número de la revista.

No se sabe si Warhol estaba al tanto de ese acuerdo, pero el artista creó una serie de 16 serigrafías de Prince, de las que tenía el copyright. Una de ellas fue empleada para el artículo de Vanity Fair. Warhol cogió la imagen en blanco y negro de Goldsmith y le inyectó color (obviamente, con el dominio del púrpura), como venía haciendo desde hacía décadas con personajes como Jackie Kennedy, Mick Jagger o Marilyn Monroe.

Desde entonces, esas serigrafías han sido vendidas y reproducidas y han generado beneficios de cientos de millones de dólares para la Fundación Andy Warhol, una organización sin ánimo de lucro creada tras su muerte para promover su trabajo y las artes visuales.

Cuando Prince murió en el 2016, la revista Vanity Fair decidió desempolvar el encargo a Warhol (fallecido en 1987) y pagó 10.250 dólares a la Fundación Andy Warhol por el uso de otra de las serigrafías de la serie, la de fondo anaranjado, de título Prince Orange. Ahí fue cuando Goldsmith descubrió que el artista había empleado su trabajo para crear otras imágenes sin que ella lo supiera. Así que demandó a la Fundación Andy Warhol, por haber dado permiso a la publicación, sin acreditar (ni compensar) a Goldsmith.

Antes de llegar al Supremo, el caso acumuló dos sentencias contradictorias. Un juez federal falló a favor de la fundación, al considerar que lo que hizo Warhol con el material original puede considerarse «transformador», porque, escribió en el fallo, convirtió el retrato de Goldsmith en un icono.

Ahora, siete magistrados frente a dos han fallado en favor de la fotógrafa. Sin embargo, la encargada de redactar el parecer disidente de esta sentencia ha sido la liberal Elena Kagan (el presidente del alto tribunal, el conservador John Roberts, fue el otro magistrado alineado con su postura).«La sentencia reprimirá la creatividad de todo tipo. Impedirá el arte, la música y la literatura nuevos. Frustrará la expresión de nuevas ideas y el logro de nuevos conocimientos. Hará que nuestro mundo sea más pobre».