El infierno del Bosco atrapa más la mirada que el paraíso en «El jardín de las delicias»

La Voz MADRID / EFE

CULTURA

Una mujer observa la obra del Bosco «El jardín de las Delicias» este lunes en el Museo del Prado.
Una mujer observa la obra del Bosco «El jardín de las Delicias» este lunes en el Museo del Prado. Jennifer Gómez | Efe

El estudio también registró el tamaño de las pupilas, lo que ofrece información sobre las respuestas emocionales: «Cuando miran a Dios, hay una mayor dilatación de las pupilas. Y, en el panel del infierno, con la visión de las orejas cortadas y el cuchillo, también pasa», relata un experto

21 jun 2023 . Actualizado a las 08:52 h.

¿Qué vemos cuando vemos un cuadro?, se preguntaba este lunes Javier Solana, presidente del patronato del Museo del Prado: no miramos todos lo mismo ni hacia el mismo sitio y, en concreto, frente a El jardín de las delicias de El Bosco, el visitante observa más el infierno que el paraíso. Así lo muestra un estudio científico en el que el Prado colabora con el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández (UHM) de Alicante. La tecnología empleada registró la posición de los sujetos en la sala, midió el tiempo que cada uno miraba la pintura —una de las más visitadas— y a qué parte de la obra prestaban más atención. El Bosco pintó en 1500 este tríptico, que concibió como una pieza de conversación, pues en su primer destino sus propietario invitaban a la élite de la época para hablar sobre ella.

El estudio se hizo en enero, y participaron 52 personas, de distintas nacionalidades, entre los 10 y los 70 años, un 60 % mujeres y un 40 % hombres. «No es una muestra muy grande, pero sí representativa para valorar los datos», reseña Eduardo Fernández Jover, director del grupo de la UMH. Las expectativas de la investigación se cumplieron más de lo que esperaban, según Fernández, pues uno de sus objetivos era permitir con estimulación cerebral que personas ciegas tengan cierta visión funcional, además de ayudarlas en tareas como orientación o movilidad. Para ello, «es muy importante saber adónde tenemos que mirar, y este cuadro, con tantas zonas donde fijar la mirada, nos ayuda a saber qué puede ser más importante», señala.

Los participantes observaron el cuadro con gafas con cámaras inalámbricas, que permiten tener una visualización «fresca y real» de sus movimientos oculares, lo que determinó que la observación del panel del infierno fue de 33,2 segundos/metro cuadrado, frente a los 26 de la tabla central y los 16 del paraíso.

Además, también registraron, de manera simultánea, el tamaño de las pupilas, lo que proporciona información relevante sobre las respuestas emocionales. «Cuando miran a Dios, hay una mayor dilatación de las pupilas. Y, en el panel del infierno, con la visión de las orejas cortadas y el cuchillo, también pasa», relata Fernández Jover.

Una tecnología que ha permitido observar cada detalle en la mirada de los visitantes, sus despistes, su fijación por algo determinado, su vuelta a empezar a mirar, o el hecho de que, debido al tamaño de la tela, parte inferior y superior son las menos observadas.

Los investigadores no han determinado si la curiosidad o el temor al Infierno, o el hecho de que el misterioso retrato del pintor esté en ese lado de la pintura es lo que determina la mirada hacia él, pero han tomado una medición iconográfica, según el tiempo de observación de elementos como las fuentes o algunos pájaros, para crear un «mapa de calor» de las zonas que más llaman la atención.

Esta mirada desde el punto de vista científico, no solo artístico, no se limitará a este cuadro, según comentan desde el museo y continuará con otras telas emblemáticas de la pinacoteca, entre las que se encuentran Las meninas de Velázquez.