Disney celebra su centenario: de la animación artesanal al «streaming»

a. s. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Una de las tiendas de Disney en Nueva York.
Una de las tiendas de Disney en Nueva York. DPA | EUROPAPRESS

Pérdidas e incertidumbres empañan el aniversario de la compañía

16 oct 2023 . Actualizado a las 13:54 h.

Disney celebra este lunes su centenario con diversas incertidumbres que empañan una celebración que podría ensalzar el triunfo de un visionario que, a partir de la animación artesanal, construyó un imperio del que solo llegó a ver una mínima parte.

Pérdidas económicas y desaciertos en el modelo de negocio en tiempos muy diferentes al esplendor de los estudios que conoció el fundador Walt. En febrero, la compañía anunció el despido de 7.000 trabajadores tras perder casi dos millones y medio de suscriptores de su plataforma Disney +: a sus cien años, le está costando adaptarse a los tiempos del streaming. Pese a subir ingresos, las ganancias descienden. Las acciones cotizan en mínimos. Algunas de estas turbulencias también involucran a la empresa en luchas políticas: ahí está la demanda federal contra el gobernador de Florida, el republicano Ron Desantis, ya que consideran que ha emprendido una campaña contra sus intereses económicos y su propia integridad empresarial.

Si Walt Disney regresase —o fuese verdad la leyenda urbana de que lo habían criogenizado para volver en el futuro—, este panorama no le resultaría desconocido. De hecho, la compañía arrancó con una bancarrota tras su primera película. Aunque el personaje que mejor ha llegado a encarnar el espíritu Disney, el ratón Mickey, no fue creado hasta 1928, lo que podría parecer prehistoria es la piedra fundacional que el «reino mágico» reivindica ahora como argumento para conmemorar la no menos mágica efeméride de un centenario. Esa prehistoria se remonta a los 57 cortometrajes conocidos como Alice Comedies que arrancaron con una firma contractual de Walt el 16 de octubre de 1923. La primera de todas, Alice's Wonderland, tenía una duración de diez minutos —un rollo de película— y combinaba animación e imagen real. Nunca llegó a estrenarse y el estudio sufrió tal calamidad económica que cerró; Walt se mudó a Los Ángeles para recuperarse al amparo de su familia.

Sin embargo, ahí está plantada la semilla de lo que vendría después: a nadie se le había ocurrido imaginar las posibilidades de colocar a un personaje de carne y hueso en un escenario animado fantástico. Disney consiguió recuperarse y llevó la animación a cotas de popularidad y niveles artísticos que la han convertido en un fenómeno de la cultura de masas del siglo XX. La lista es interminable: Blancanieves, Fantasía, La sirenita, La bella y la bestia... 

Ampliación

La compañía se pasó con éxito al cine de imagen real —Mary Poppins— y el propio Walt empezó a construir la ampliación que invadiría, también, el mundo real. En 1955 se inaugura el primer parque, Disneyland; hoy en día son seis, sustento que algunos cifran en un 60 % de los ingresos de la empresa. Los juguetes y otros derivados son clave en esta diversificación.

El siglo XXI no ha hecho más que acelerar esa voracidad por construir un imperio que no deje fuera manifestación cultural. Prácticamente todas las grandes tendencias surgidas en la segunda mitad de la centuria anterior rinden réditos a Disney, de Pixar a Marvel, de Lucasfilm a la 20th Century Fox. Spiderman, Luke Skywalker, Toy Story... si una vez compitieron con las animaciones Disney, ahora forman parte de sus activos y la compañía los explota como tales: no hay más que ver la expansión reciente del universo Star Wars, pese a sus altibajos creativos. Esta expansión tampoco ha beneficiado el balance: ahí está el fracaso de la quinta entrega de Indiana Jones frente a Barbie y Oppenheimer.

No obstante, los estudios son conscientes de que su relevancia futura pasa por mantener y renovar sus esencias. Para celebrar este centenario, preguntaron entre sus empleados qué significaba Disney para ellos. El resultado es Wish, que resume ese espíritu: «El ADN de Disney es pedirle un deseo a las estrellas».