El asturiano encargado de animar «Dragonkeeper»: «El público tiene que ver una película y no saber por qué le flipa»
CULTURA
Profesor universitario y escritor, pronto empezará a rodar su propia película, «El viaje imposible», basada en un cortometraje con el que ganó el Goya en 2021
21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado viernes se estrenó en España la película de animación Dragonkeeper:Guardiana de dragones, una coproducción hispano-china muy esperada, dirigida por Salvador Simó, que destaca por su extraordinaria calidad técnica y por su capacidad de emocionar. Uno de los responsables de esa calidad es el asturiano Abraham López Guerrero, director de animación de la película.
Guerrero destaca a Simó como un hombre «supersensible»,que «ha tratado a los personajes como si fueran actores». La película lleva gestándose siete años, y López Guerrero se incorporó hace tres y medio. Su misión era, en sus propias palabras, transformar la visión del director «su visión psicológica, anímica y emocional sobre los personajes en movimientos, en planos, en gestos concretos».
Para ello, lo primero que hicieron fue «hablar mucho», porque Simó es «muy bueno haciendo referencias». Entonces hablaron, dibujaron e hicieron muchas pruebas antes de empezar a animar. Para el animador asturiano, el director «ha aportado mucho realismo y mucha sobriedad», porque «el secreto de una animación potente es que sea invisible, que no llame la atención sobre sí misma; el público ve una película y no sabe muy bien por qué le está flipando», y en ese caso es cuando la obra ha funcionado.
López Guerrero considera que, aunque se trabaje con ordenadores, «animar es pensar y observar muchísimo». Y en esta película ha habido mucha investigación. La historia se desarrolla en China, y ha tenido que profundizar en la mitología china, pero el director quería algo universal, y entonces han aparecido referencias de muchas mitologías, incluida la asturiana. «Asturias está en mi ADN, yo he elegido que sea mi hogar; aunque vivo entre Madrid y Asturias, en Asturias es donde escribo, donde más a gusto trabajo».
Porque López Guerrero, además de participar como animador en películas y enseñar animación en el Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital, U-TAD, de Madrid, es escritor y director de cine. Su obra Blue & Malone. Casos Imposibles ganó el Goya al mejor corto de animación en 2021. Uno de sus personajes, un gato gigante, está inspirado, según asegura, en los osos y el asturcón.
El animador asturiano considera que, técnicamente, el sector nunca ha estado mejor: «Lo que permite ahora la técnica es que brillen las ideas; antes, estaban sujetas a la técnica que podías reunir para usarlas; ahora es cuando más importan las ideas». En los acabados de Dragonkeeper hay muchas decisiones artísticas «que sacan lo mejor de la técnica y que renuncian a muchas otras cosas». Y una de las cosas que más le gusta es que el acabado no es el que él hubiera elegido. «Yo he aprendido a amarlo y a apreciarlo pero no era algo que yo hubiera elegido; al final, me he tenido que quitar el sombrero», dice.
Abraham López está muy satisfecho también con las decisiones gráficas sobre la protagonista. El aspecto de Pin, la niña destinada a salvar los últimos dragones, tardó en llegarles. «La primera vez que dijimos Esta es Pin fue el plano 70 de la secuencia 50, animado por Carlos Álvarez Zambelli; entonces nos dijimos "Ya la tenemos"». El director de la película tenía claro que no quería hacer una película de superhéroes. Según el responsable de animación, el valor es que Simó no solo ha tenido «unas ideas bastante innovadoras sino también muy propias; la película es un blockbuster pero es muy personal». Tiene el sello de Simó, un director con una proyección de futuro extraordinaria, a juicio de López Guerrero. «Lo mejor de Salva está por venir».
En cuanto a su propia obra, el artista asturiano está en un momento de especial efervescencia, con una novela ya escrita a punto de publicarse, otra en proceso de escritura, y el largometraje El Viaje imposible, basado en el cortometraje premiado con el Goya, también en marcha. Se trata de cine de actores mezclado con animación. Su intencion es rodar en España, y quiere rodar en Asturias todo lo que se pueda. Entre otras cosas porque en la película aparecen, entre otros personajes mitológicos de todas partes, unos muy característicos de Asturias: las xanas.
A su juicio, la animación española «nunca ha estado tan arriba». El primer corto español que ha ganado un Oscar es de animación: El limpiaparabrisas, de Alberto Mielgo. Y hay otras obras hechas por españoles que han triunfado y demostrado una altura técnica y artística extraordinaria, como Pocoyó, Planet 51, Momias. Tadeo Jones o algunos capítulos de Love Death and Robots. «Estamos en el top; las universidades son las mejores del mundo, y España vive un buen momento porque tiene cantera», asegura López Guerrero. La industria cuenta con los animadores españoles porque hay mucha calidad.
Pero hay, a su juicio, una asignatura pendiente: «retener el talento, que no se vayan fuera; hemos invertido como sociedad, como país, y tenemos que conseguir que no se nos vayan; hacen falta marcas españolas». Espera que Dragonkeeper sea una de esas marcas que cuajen, y que de pie a que se sigan haciendo más historias protagonizadas por Pin. «La clave es hacer películas nuestras y que el dinero se quede aquí; la clave es la continuidad, que haya más».
El animador asturiano valora también que el productor Larry Levene haya sido tan «valiente» al defender una película «muy ambiciosa; ha estado al pie del cañón desde el principio hasta el final», y también subraya la implicación de todos cuantos han participado en ella. «Ni un solo miembro del equipo ha dejado de amar la película ni un solo minuto; aunque hubiera problemas, nadie dejaba de amarla, y eso es una maravilla; todos hemos creído en la película, ha sido muy dura para todos, para Larry y Salva más que para nadie, pero lo ha sido por su valor, por el desafío de hacerla tan compleja con unos medios contenidos; hemos hecho milagros.
Abraham López Guerrero lo habla a menudo con sus alumnos: las emociones están dentro del léxico natural del cine y los libros, pero los sentimientos son patrimonio casi exclusivo de la vida. «En la pantalla, hay emociones, pero muy raramente las películas te hacen sentir». Para él, eso es lo que ocurre con Guardiana de dragones. Está llena no de emociones sino de sentimientos, eso es lo que la eleva, y tiene mucho que ver con que nos hayamos dejado en ella nuestros sentimientos; no es que nos haya gustado sino que la hemos amado; esta saga está llena de sentimiento, de esas cosas que hacen que la vida se pare; es entretenimiento pero tiene algo más; creo que Salva ha conseguido hacer una película íntima y grandilocuente al mismo tiempo; he aprendido mucho de él», concluye.