Diego Terente, promotor musical: «En España hubo un momento en el que era impensable plantearse crear música por todo el pirateo»

Marcos Gutiérrez OVIEDO

CULTURA

Diego Terente, responsable de la discográfica asturiana Ataque!
Diego Terente, responsable de la discográfica asturiana Ataque!

El responsable de la discográfica asturiana Ataque! participa el domingo 26 de mayo en el ciclo «Perspectivas Emerxentes, una conversación sobre la industria de la música». «Un 50% del éxito de un artista viene de las redes sociales», afirma

24 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Diego Terente es el cofundador y responsable de Ataque!, discográfica asturiana que se encarga de gestión de derechos, comunicación, marketing, distribución musical y producción de eventos. Ha trabajado con artistas como Ilegales, Los Ruidos, Tigre y Diamante, Jaime Urrutia o Doctor Explosion, entre muchos otros. El 26 de mayo a partir de las 12.30 horas estará en LABoral Centro de Arte en Gijón aportando sus más de diez años de experiencia dentro del ciclo 'Perspectivas Emerxentes, una conversación sobre la industria de la música'. Desde su punto de vista, es necesario fomentar un mayor conocimiento de los engranajes de este sector.

—¿Háblenos un poco de la charla del domingo?

—No pertenezco al colectivo Emerxentes, pero me llaman para dar una charla para dar mi visión sobre la industria musical en el ámbito nacional y en general. Es una charla muy interesante, porque falta mucho conocimiento sobre la industria.

—¿En qué sentido?

—Pues todos los estudios reglados que hay ahora sobre desarrollo e industria musical son bastante costosos y tienen lugar en Madrid o Barcelona. no mucha gente tiene acceso a ellos y mi punto de vista respecto a esto es que hay que abrir brecha en el conocimiento del sector, a la gente de la administración que pueda estar en esta charla, amantes de la música profesionales o amateurs.

—¿Qué se puede hacer en este aspecto, a la hora de difundir este segmento de actividad?

—Desde hace años colaboro con Valnalón en su relación con diferentes centros de educación. Quizás habría que llevar a la Consejería de Educación la propuesta de que, ya sean centros reglados como el Cislan o Universidades, incluyan másters o asignaturas sobre industria musical. Hay gente que tienen este tipo de educación, pues hay que facilitársela.

—¿Qué efectos tiene ese desconocimiento de las bambalinas del sector musical en alguien que quiere empezar a tocar y componer?

—La gente llega a la música con mucha ilusión y hay conceptos muy básicos, de los que la gente no tiene ni idea, y luego entonces llegan los estigmas clásicos de 'es que las discográficas roban a los artistas'. No. Lo que pasa es que mucha gente joven se deja cegar por el dinero, firman papeles sin tener ni idea y cuando te das cuenta de que el dinero tarda en recuperarse o que no estás cobrando ahí vienen los problemas. Lo que ocurre es que fuiste a firmar un contrato sin tener conocimiento y sin estar de la mano de un abogado especializado. En una multinacional, por mucho que sea un monstruo, todo el mundo tiene que comer.

—¿Cómo han afectado las plataformas a la industria de la música en nuestro país?

—En España llevamos, como quien dice, cuatro telediarios de explosión musical. Las plataformas como Apple, YouTube o Spotify democratizaron mucho el sector, en el sentido de que cualquiera desde su casa en Langreo, Colunga o Gijón puede hacer sonar su música en China o Australia. La desventaja, por así decirlo, es que todo el mundo puede hacerlo igual. Pues ya que es así, informémonos bien de dónde nos estamos metiendo.

—¿Qué vías existen para generar ingresos en la industria musical?

—Los cauces para generar dinero son muchos. La explotación de tu máster a nivel físico y digital, los derechos de autor, de productor, de imagen... la gente es que no conoce la diferencia entre una discográfica y una distribuidora, entre derechos de autor y derechos de productor... entonces, claro, cuando tienes una cantidad de información tan grande, más te vale ponerte al día o te van a pisar. porque en esta, como en cualquier tipo de profesión, siempre hay 'piratas' o gente que se aprovecha. Pero hay veces que se firman cosas y se ceden derechos por no fijarse. Hay que ser más sensato en esto.

Diego Terente, responsable de la discográfica asturiana Ataque!
Diego Terente, responsable de la discográfica asturiana Ataque!

—¿Qué cambios ha observado en los más de diez años que lleva en el sector musical?

—Llevo toda la vida ligado a la música, primero como aficionado y luego de manera profesional. Como consumidor de música viví toda la etapa del CD, luego llegó la piratería y fue un fracaso importante. En esa época parecía que ir en contra de la piratería era oponerse a la libertad de la gente para bajarse una película o una canción de manera gratuita. El caso es que hay mucha gente que, para hacer esa película o grabar esa canción, tiene que gastarse mucho dinero y si tu lo pirateas llegará un momento en que no habrá más películas ni música, porque los que producen esos contenidos no tendrán dinero.

—¿Y en ese contexto, cómo se decide a lanzarse al ruedo con su propia discográfica?

—Cuando me decidí a montar mi discográfica Ataque! en 2016, fue porque vimos el camino hecho con las plataformas digitales, el mayor cambio que hubo globalmente en el sector se produjo gracias a las plataformas digitales. En España hubo un momento en el que resultaba impensable plantearse crear música por todo el pirateo. Tuvimos suerte con la eclosión de lo digital, que ha permitido que se siga comercializando música, a que haya una industria y trabajo, de manera que cualquiera pueda producir. Ya no necesitas grandes estudios, ni siquiera 'fabricar' un CD. Con un equipo de sonido básico puedes sacar música a nivel profesional. Ahora, además, con una tarifa de diez, 12 o 15 euros al mes tienes acceso a toda la música del mundo desde tu casa. La época actual es incluso mucho mejor que la era del CD en ese sentido.

—Lo que no impide que este tipo de plataformas también tengan detractores.

—Pero es que volvemos a lo de antes. Hay detractores por ignorancia. 'Es que Spotify paga poco al artista', 'es que el músico gana poco con Spotify'... eso, al final, lo suele decir gente que no vive de ello. Tú hace 20 años tenías un grupo, hacías un CD y nadie te lo iba a comprar. Ahora mismo tienes un grupo de andar por casa con un disco en Spotify y nadie te va a comprar la música. La ventaja es que ahora, si lo haces bien, puedes ser de Mieres o de Caborana y estar vendiendo música en China. Y a lo mejor en Mieres y Caborana nadie te conoce porque no les interesa lo que haces. Pero a lo mejor estás haciendo k-pop o country tejano y estás vendiendo fuera sin tener que usar todos los canales de distribución de antes. Fabricar un disco, moverlo, distribuirlo, almacenarlo... era un trastorno. Yo tengo grupos que siguen fabricando mucho en formato 'físico'. Ilegales, por ejemplo, pero porque su público es muy adulto. Pero en el resto de grupos no producimos en formato físico porque nos dirigimos a un target muy joven. La gente joven ya no te compra un CD.

—¿Qué es Ataque!?

—Somos una discográfica independiente, ya que no pertenecemos a ninguna de las grandes multinacionales, con las ventajas y desventajas que eso tiene. Las desventajas son que no contamos con el músculo financiero ni económico que estas tienen, pero desarrollamos un trato más humano, directo y, por así decirlo, artesanal con los artistas. Nosotros captamos talento, artistas y desarrollamos su música y su personaje a nivel de planes de comunicación, marketing, lanzamientos, conciertos... trabajamos de manera artesanal, por así decirlo, los lanzamientos, desde la parte de comunicación y promoción hasta la inclusión de la música en plataformas digitales, control de derechos de autor para que nos e escape ni un solo céntimo, además de todo lo que es la asesoría técnica y táctica de lo que supone lanzar música. Nuestra filosofía de trabajo pasa por el convencimiento de que si tu música crece, nosotros también vamos a hacerlo. Nosotros no te damos un adelanto por comprarte la música, vamos a un porcentaje, lo cual siempre es más favorable al artista. Lo que haces, por así decirlo, es alquilarme tu canción. Cuanto más la mueva yo, más vas a ganar y, obviamente, yo también.

—¿Trabajan todo tipo de géneros?

—Tenemos desde artistas de rock más posicionados, músicos urbanos más jóvenes, gente del terreno de la electrónica... cada uno lleva sus formas de trabajar, sus ideas, caminos y cauces de distribución. Hay muchas tácticas y estrategias que, al final, son lo mismo o parecidas. Al fin y al cabo, al vender música de Ilegales o de un artista muy joven lo único que cambia es a quien diriges el tiro. Pero la forma de venderlo es la misma.

—¿Y dentro de este nuevo paradigma, qué peso tienen X, Facebook, Instagram, TikTok...?

—Un 50% del éxito de un artista viene de las redes sociales. Siempre hay gente que viene y te dice que las redes no le gustan, pero es que todo el mundo a día de hoy tiene su Facebook, su 'Insta', su TikTok... si quieres competir a este nivel, vente a este nivel. Ahora, si no quieres tener eso, perfecto, me parece muy bien. Pero entonces te va a faltar una pata del banco y va a haber otros que te van a pisar. A día de hoy hay tantísima gente haciendo música tan buena que, si no cuentas con sus mismas herramientas, vas a partir en desventaja. Me pasa, sobre todo, con grupos más adultos, pero es que es lo que hay. Si quieres que tu música llegue a más, tendrás que tener todas las armas en tu mano. Si no, luego no pidas los mismos resultados.

—¿Y qué componente tiene la fortuna en el éxito de un músico a día de hoy?

—Es lo que le digo muchas veces a gente que viene muy ilusionada a nuestra discográfica. Nosotros no hacemos magia, sino que tenemos una experiencia y capacidad de asesoramiento con las cuales te podemos ayudar, pero al final la vara de medir la tiene el público. Un gran componente del éxito de un músico también es la suerte.

—¿Hacia dónde va el sector en los próximos años?

—A corto plazo no te sabría decir. Si tuviera que darte una opinión, puede ser que las plataformas digitales se aprovechen de su 'monopolio' para ganar más.