Alborotaron el gallinero en el Benidorm Fest, pero Mery Bas y Mark Dasousa fueron capaces de sobreponerse al edadismo y a la piel fina de determinados sectores y convertir su «Zorra» en un himno. El Atlantic Pride de A Coruña se lo reconoce
15 jul 2024 . Actualizado a las 10:34 h.Desenfadados y curados de espanto se enfrentan Mery Bas y Mark Dasousa, de 55 y 47 años, a la conversación. De hecho, son ellos quienes introducen en la charla las cuestiones polémicas que generó su Zorra. «Creemos que no se entendió la parte de la ironía que hay en la canción. Pero ya ves, ahora, sin nunca haberlo pretendido desde nuestra parte, se ha convertido en un himno y en un mensaje de esperanza», comentan, al tiempo que reconocen que Zorra les ha cambiado vida, tanto a título personal como de la pareja.
Mark. «Ahora nos pasamos las 24 horas juntos. Es inaguantable. Ya estamos iniciando el proceso de divorcio». [Se ríen]
Mery. «La suerte que tenemos es que nos llevamos muy bien, porque la verdad es que sí que es un poco inaguantable estar las 24 horas juntos».
Mark. «La parte buena es que estamos conociéndonos un poco más. Descubrimos facetas del otro que antes desconocíamos».
Mery. «Siempre está bien descubrir el punto de vista del otro. Eso nos hace pensar y después decidir lo que creemos más conveniente».
Mark. Y los dos tenemos muy claro que Nebulossa no está por encima de nosotros, ni como personas ni como pareja.
—¿Cómo sois en zapatillas de casa? ¿Cómo os gusta pasar un día de esos —imagino que ahora excepcionales— en el que no tenéis nada que hacer?
Mery. Te podría decir que cuando estamos en casa cada uno tiene su espacio, pero no. Si yo voy a las seis y media de la mañana a la playa con la perra, Mark viene conmigo. El otro día nos fuimos a pasarlo con nuestros hijos... Siempre intentamos estar lo más unidos posible. Yo podría coger y decir: «Me voy porque también quiero estar sola». Pues no, no pasa eso. La mayoría de momentos los pasamos juntos.
—¿Llega uno a echar de menos la normalidad, el tener un día para sentarte en el sofá, para dar un paseo, para ver una serie...?
Mark. Nosotros ya veníamos de meternos mucha caña. Yo, por ejemplo, me metía en el estudio a las cinco de la mañana y me iba a dormir a las once de la noche. Y entre medias, llevaba al niño al cole, al fútbol, comía con Mery... Es decir, que ya llevábamos un ritmo bastante alto. Pero ahora son muchas las cosas nuevas a las que te enfrentas y, por tanto, te pueden crear cierta ansiedad.
Mery. A Mark lo que no les gustan son los aviones.
Mark. Y a ti, las entrevistas.
Mery. Bueno, ahora ya me empiezan a gustar [se ríen].
Mark. La verdad es que hemos aprendido un montón de cosas. A ver, es duro, porque hay mucho trabajo, pero lo llevamos bien. No sé el año que viene, pero de momento es como que todavía es estimulante todo.
—¿Volveríais a repetir la experiencia de ir a Benidorm y a Eurovisión?
Mark. A mí no me importaría.
Mery. A mí me gustó más el Benidorm Fest que Eurovisión.
Mark. Sí, fue más familiar y más divertido.
Mery. Además, es que en Eurovisión nos tocó un año complicado. Había mucha tensión con el tema de Israel.
—¿Estáis de acuerdo con que es bueno que hablen de uno aunque sea mal?
Mery. En eso hay algo de verdad, sí. Entendemos que se generen polémicas, porque no todo el mundo tiene que estar de acuerdo. A mí no me gustan todos los estilos musicales ni todos los artistas. Pero los respeto. No me pongo a insultar como sí que nos ha pasado a nosotros.
—Se os ha criticado incluso por vuestra edad.
Mery. Pues sí. Pero nos hace muy felices romper ese tabú. Mucha gente piensa que a partir de los 40 ya no va a lograr nada más en su vida. Y también ha sido una lección para la gente joven. Conocemos muchos casos de artistas jóvenes que si de primeras no consiguen sus metas, se vienen abajo y ya no luchan más por sus objetivos. Entonces, el hecho de que nosotros tengamos ya una edad y hayamos conseguido lo que hemos conseguido les puede servir de estímulo.
—También se puso en cuestión la voz de Mery.
Mery. Sí, también. «Con la de gente que tiene una voz prodigiosa y que debería ir a Eurovisión», decían. Pero es que, por suerte, esto de la música va mucho más allá de ser una voz prodigiosa.
—Ahora que conocéis el éxito, ¿es como lo habíais imaginado?
Mery. Más o menos. A ver, actuar en Eurovisión y ver a 18.000 espectadores coreando tu canción es algo que nunca podíamos llegar a imaginar. Pero, mira, ha sucedido.
Mark. No hay una única manera de vivir el éxito. Nosotros no hemos dejado de ser los que éramos. Que te llegue el éxito a esta edad también tiene sus ventajas. No vas a convertirte en una rock star a los 50. Nosotros ya tenemos unas rutinas adquiridas en nuestra vida que te atan un poco y te ponen los pies en el suelo.
—Parafraseando uno de los versos de «Zorra», ¿os habéis sentido alguna vez ovejas negras?
Mark. Yo desde el primer día que dije en mi casa que quería dejar el conservatorio para tocar en un grupo de pop, influido por Duncan Dhu. La respuesta fue: «¡Ah, no! Tú tienes que ser médico o abogado». Y a los 18 años me fui de casa por eso, porque quería dedicarme a la música y en mi familia no se pensaba igual. Así que fui oveja negra total.
—Habéis recuperado el formato de dúo, que tantos y tantos momentazos nos ha dado en la historia reciente del pop y que ahora parecía desaparecido o incluso peor, denostado.
Mark. Es que el dúo se asociaba a la chica que cantaba y el tío que tocaba el tecladillo en las bodas. No tenía buena reputación, no. Nosotros decidimos presentarnos así, porque es más fácil ponerse de acuerdo en muchas cosas. A mí me costó más que a ella dar ese paso. Pero ahora mismo estoy muy contento con el formato dúo. Creo que también hay que redignificarlo.
—Hablando de «resignificar». Aparte de «zorra», qué otras palabras tendríamos que «desestigmatizar»?
Mery. La palabra maricón, por ejemplo. Aunque ya tiene connotaciones diferentes, gracias a que el colectivo LGTBI+ le ha dado la vuelta.
Mark. Y con zorra aún queda trabajo, ¡eh! No creamos que está hecho esto. Es simplemente un inicio. Nosotros hemos puesto una piedra ahí y hay que seguir trabajando. Hay muchos derechos que ganar todavía. Y, cuidado, porque a veces da la sensación de que estamos involucionando.
—A A Coruña venís a actuar al Atlantic Pride y estas semanas habéis estado en infinidad de fiestas del Orgullo. ¿Os preocupa que se os encasille como iconos del colectivo LGTBI+?
Mark. Para nada. El colectivo nos ha adoptado y nos impulsa hacia arriba con mucha pasión. Así que el que nos asocien con él no puede ser negativo nunca. Nosotros lo que tenemos es que seguir haciendo canciones e intentar llegar a todo tipo de públicos. En septiembre vamos a sacar temas nuevos y ojalá a la gente le siga gustando nuestra propuesta. Pero si Nebulossa se queda en que somos solo el grupo de Zorra, nos parecerá bien. Nuestro objetivo es poder vivir de la música, pero si no lo conseguimos, a estas alturas tampoco es una cosa que nos vaya a traumatizar.