Muere Celso Bugallo, el gallego que se convirtió en uno de los grandes actores de reparto del cine español
CULTURA
Para Amenábar hizo del hermano de Ramón Sampedro, lo que le valió un premio Goya en una carrera en la que ya había triunfado con películas como «Los lunes al sol» o «La lengua de las mariposas»
22 dic 2025 . Actualizado a las 18:27 h.Si Celso Bugallo (Vilalonga, Sanxenxo, 1947) tuviese que narrar su propia muerte, seguramente, lo haría con enorme seriedad y muy pocas palabras. Porque así era él: parco, sencillo y con esa austeridad vital que guardan las generaciones nacidas en la oscuridad de la posguerra. Pero la realidad es que hay mucho que contar de Bugallo, que ha fallecido en Pontevedra, la ciudad en la que vivía, en este diciembre que ya enfila su recta final. Tenía 78 años y una dilatada carrera en el cine español, del que era uno de los mejores actores secundarios.
Basta nombrar tres películas en las que tuvo un peso específico como intérprete para darse cuenta de la magnitud de su trayectoria: fue el hermano de Ramón Sampedro en la oscarizada Mar adentro de Alejandro Amenábar, encarnó al desgarrador Amador de Los lunes al sol de Fernando León de Aranoa y Cuerda también le otorgó un papel clave en la magistral La lengua de las mariposas. Todo ello a pesar de que llegó al cine a una edad tardía, cuando ya había cumplido la cincuentena. No dejó nunca de trabajar, y en su trayectoria figuran tanto medio centenar de películas como numerosas series televisivas y, por supuesto, mucho teatro.
Celso Bugallo nació, efectivamente, en la parroquia de Vilalonga, en Sanxenxo. Pero fue un niño emigrante. Su familia, como tantas de la época, estuvo primero en el País Vasco y posteriormente en Logroño. Fue en Bilbao donde el jovenzuelo que era entonces Celso Bugallo vivió algo que acabaría determinando su futuro, tal y como contaba hace tiempo en una entrevista en La Voz de Galicia: fue al cine a ver Rebelde sin causa y se quedó enamorado de James Dean. Él también quería ser actor.
Ya residiendo en Logroño, se arrimó al mundo de la interpretación. Comenzó a hacer teatro con grupos independientes y en 1976 ganó su primer galardón. Con el grupo que dirigía y que había fundado, el JUBY (Juventud Unida del Barrio de Yagüe), se hizo con Premio Nacional de Comedias de Teatro por la obra El retablo del flautista. Continuó muchos años más haciendo teatro, que era el género en el que se sentía más feliz, vino a Galicia y, cuando tenía ya 52 años, la llamada de un director de cine le cambió por completo la existencia.
«Recuerdo que estaba en Ámsterdam y José Luis Cuerda me estaba buscando. Llamaron a mi madre y ella fue la que me dio la noticia de que Cuerda me estaba buscando para un trabajo, ¡y me vine corriendo para Galicia! Tuvimos los dos una conferencia en Allariz y me dijo: `Tienes que cortarte el pelo´. Ahí conocí a José Luis y a Fernán Gómez. Me pareció un milagro», contaba a La Voz de Galicia en una entrevista en el año 2020. Así fue su llegada al séptimo arte, debutando en La lengua de las mariposas. Llegaría después, en el año 2002, Los Lunes al sol, en el que fue capaz de representar toda la desesperanza que implica el desempleo poniéndole cara a Amador, un extrabajador del naval con problemas de alcoholismo y totalmente aislado del mundo.
Nunca dejó de sumar papeles en el cine, alcanzando personalidad propia en el séptimo arte español y trufando ese trabajo también con el de intérprete en numerosas series televisivas; desde Mareas Vivas y Rías Baixas a Fariña, Entre bateas, Los hombres de Paco o Periodistas.
El 2004 fue su gran año. Se llevó el Goya a mejor actor de reparto por su papel en Mar adentro, la oscarizada película de Alejando Amenábar sobre la vida y la muerte del tetrapléjico gallego Ramón Sampedro. Bugallo interpretó a José, el hermano de Ramón, al que desencajaba por completo la necesidad de morirse de su familiar. Con el rostro angustiado y el ceño siempre fruncido, Bugallo dotó al personaje de un realismo con el que era imposible no reconocerse, aunque uno no comulgase con sus pensamientos ni actitudes.
Defensor de morir con las botas puestas, Bugallo siguió trabajando hasta hace poco tiempo. Y en su trayectoria destacan también interpretaciones en filmes como El buen patrón, en la que se volvió a poner a disposición de su admirado Fernando León de Aranoa. La película fue seleccionada por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España como representante para la edición número 94 de los premios Óscar y a él le valió una nueva nominación a los Goya.
Maestro también de actores, ya que a mediados de los años noventa fundó el AFAP (Aula de Formación de Actores de Pontevedra), dirigió multitud de montajes, la mayoría representados en gallego. Este 21 de diciembre, a los 78 años, discretamente, tal y como vivió, este hombre, que ni siquiera tenía televisión en casa, solo un pequeño aparato para ver las películas que le enviaban como académico del cine que era, pasó de actor secundario a protagonista de un adiós sentido. Su cuerpo permanece en el tanatorio de Pontevedra y será despedido en la intimidad familiar.