La arquera gijonesa Liliana Oliveros y el atleta riosano Alberto Suárez Laso y representarán a Asturias en los juegos, a los que todavía podrían acudir otros dos representantes del Principado
01 jun 2016 . Actualizado a las 17:39 h.«Sueño» es siempre la palabra más repetida cuando se pregunta por sus historias a los deportistas paralímpicos: el sueño de convertir discapacidades en superpoderes y glorias al alcance de muy pocos, discapacitados o no. Hay un acuerdo muy general en considerar que el jurado del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes cometió hace dos años una flagrante injusticia cuando declinó conceder el galardón al Comité Paralímpico Internacional, prefiriendo en cambio dar un premio reiterativo a Xavi Hernàndez e Iker Casillas: nada hay que quintaesencie mejor los valores del deporte -esfuerzo, superación- que este mundo de atletas en sillas de ruedas, nadadores sin brazos y futbolistas que escuchan la portería en lugar de verla. Al menos dos de estos deportistas representarán a Asturias en los próximos Juegos Paralímpicos de Río: el riosano Alberto Suárez Laso y la gijonesa Liliana Oliveros. Otros dos deportistas, el relevista José Manuel González-Santamaría y el lanzador de peso y jabalina David Fernández, podrían sumarse al atleta y la arquera en caso de superar las marcas requeridas.
El año que corre es, en efecto, año olímpico, pero también paralímpico. Río de Janeiro recoge este año el testigo de Londres como meca cuatrienal del deporte mundial y, como siempre, estas primeras Olimpiadas celebradas en Sudamérica se clausurarán en agosto sólo para reabrirse el 8 de septiembre, cuando darán comienzo los Paralímpicos. 110 deportistas españoles acudirán entonces a Brasil con la firme intención de reeditar y aun mejorar el éxito de ediciones anteriores: la delegación española volvió de Londres 2012 con 42 medallas que hicieron irrisorias las 17 olímpicas. Ocho de esas 42 fueron de oro, y una ellas tuvo adjudicatario asturiano: precisamente Alberto Suárez Laso, oriundo de Riosa y récordman mundial de maratón.
Suárez tuvo que dejar su profesión de tornero fresador cuando se le diagnosticó una enfermedad visual degenerativa. Ni eso ni problemas de salud más recientes le impiden llegar a Río lleno de expectativas. «Es otro sueño más poder estar en estos Juegos de Río. Estoy haciendo una preparación muy intensa, tuve que pasar por quirófano por unos problemas en el pubis y voy con la ilusión de luchar por las medallas», ha explicado Suárez, que ha deseado suerte a sus dos compañeros en preselección.
Su compañera en Río, Liliana Oliveros es una gijonesa de 39 años cuya distrofia muscular -que merma su fuerza en brazos y piernas desde niña y le impide trabajar desde 2012- no le ha supuesto sin embargo un obstáculo para ser una de las mejores arqueras paralímpicas del mundo: acabó quinta en su primer mundial, disputado el pasado verano.
«Soy muy joven, y tenía que hacer algo por lo que entendí que era hora de practicar deporte, que siempre me había gustado. Me llamaba la atención el arco y, aunque pensé que no tendría fuerza, empecé a entrenar y en mi primera salida internacional conseguí una plata, ha ido todo rodado», ha comentado la gijonesa, afincada en Madrid.
Dos deportistas más, el corredor gijonés José Manuel González-Santamaría y el tinetense David Fernández, tienen aún posibilidades de participar. Un quinto, el piragüista villaviciosino Jonás García, las tuvo hasta la final de la categoría KL3 celebrada hace unos días, en la que se quedó a un punto de la marca necesaria para obtener el billete a Río.
Los cuatro atletas participaron en la presentación de la delegación asturiana realizada en el hotel Ayre de Oviedo, que contó también con la presencia del director general de Deporte del Principado de Asturias, José Ramón Tuero del Prado, y el vicepresidente del Comité Paralímpico Español, José Alberto Álvarez. Ambas autoridades se congratularon del franco crecimiento que vive esta vertiente del deporte, que goza cada vez de mayor atención y medios: baste para ilustrarlo que cada medallista de oro obtendrá este año del Estado como premio 30.000 euros y que ello es el triple de lo adjudicado hace cuatro años en los Juegos de Londres.
Existen, con todo, algunas asignaturas pendientes, una de ellas la de la presencia de mujeres en las delegaciones paralímpicas. La española contará este año con un 25% de deportistas femeninas, un número sensiblemente menor que la media global situada en torno al 40%. Tuero del Prado pidió en la presentación un «esfuerzo de todos» para que esas cifras vayan subiendo en el futuro hasta alcanzar la única cifra aceptable, que es la del riguroso 50%.