A la selección la faltó rematar más para evitar la ida y vuelta que llevó a Croacia hacia la remontada
22 jun 2016 . Actualizado a las 19:28 h.La selección jugó a rachas y mientras menguaba alarmantemente su derroche. El gol de Perisic, con siete españoles volcados al ataque, laterales incluidos, retrató a un equipo que repitió la aplaudida alineación de las dos primeras jornadas. En cambio, esta vez acabó asfixiado después de ahogar a su rival durante muchos minutos y hasta fallar un penalti. La España de siempre, la de posesiones largas y ataques mágicos, convivió con otra tan desconocida y frágil en defensa que acabó por contagiar a aquella, incapaz de conocer qué le pasaba.
Inicio
Dominio claro, pero sin claridad en el remate
Quizá por imitación del estilo contragolpeador croata, a España le faltó paciencia en ataque. Cuando tocó, lo hizo como los ángeles, pero llegó con tanta comodidad a la frontal del área, donde Silva brindó un puñado de pases que bien tendrían que haber acabado en gol, que quizá se confió. Esta vez Iniesta jugó más lejos del área. En cambio, a la selección se le acabó olvidando aquella máxima del fútbol de ataque que insiste en acabar las jugadas. Croacia la agotó en la ida y vuelta. Cada vez menos españoles acompañaron a Rakitic y compañía en sus carreras.
Problema
Grietas en la circulación defensiva que generan dudas
El primer síntoma de que algo no marchaba llegó en la circulación defensiva. La presión de Croacia a la salida del balón causó mil problemas. Tres pérdidas casi consecutivas pusieron de los nervios a todo el equipo. El primero, de nuevo en un fallo de concentración, similar a los que habían acompañado a Piqué y Ramos contra Chequia y Turquía en los primeros minutos de partido. En aquellas ocasiones, sin consecuencias. Esta vez envalentonaron a un adversario con bajas significativas y por detrás en el marcador, pero que había descubierto la grieta. Solo tenía que seguir percutiendo.
Líder
La libertad de Rakitic, indescifrable para España
Rakitic dominó el juego de principio a fin. Su posición a la espalda del delantero, mucho más adelantado que en el Barcelona, más como jugaba en el Sevilla, le dio libertad para convertirse en el primero que defendía y el que buscaba siempre las cosquillas en ataque. La selección no supo desactivarlo en ningún momento.
Clave
Un empate de los llamados psicológicos
La solución de Del Bosque bebió del manual del Barça. Retrasó a Busquets entre los centrales. Pero, justo a continuación, Croacia empató a la española, en una jugada gestada al contragolpe, pero rematada tras un buen puñado de toques. El empate se le atragantó a España y no pareció la misma tras el descanso. Hasta ahora no le había pasado que le rematasen una y otra vez. Chequia y Turquía sudaron cada acercamiento a la portería de De Gea. Sin embargo, en su primer ataque de la segunda parte el combinado balcánico remató hasta en tres ocasiones, la última de chilena cerca del palo.
¿Solución?
La aparición de Bruno y el desgaste físico
Bruno apareció entonces como solución. Se situó justo por delante de la defensa para liberar a Busquets en la salida del balón, pero su inteligencia táctica no bastó. Tampoco acertó cuando trató de correr todo aquello que sus compañeros no podían. Así sucedió en la jugada del segundo gol, cuando salió cortar el contragolpe croata, pero no llegó a tiempo de evitar el pase hacia Perisic.