Batuta alemana y blindaje italiano

Miguel Álvarez LUGO / LA VOZ

DEPORTES

GEORGES GOBET | Afp

Ambas selecciones se obsesionaron con el miedo a perder en un duelo en el que apenas hubo oportunidades

03 jul 2016 . Actualizado a las 12:23 h.

Italia y Alemania firmaron ayer el partido del miedo. Más firmes en labores destructivas, ambos conjuntos sufrieron para pisar el área contraria. La suerte de la eliminatoria se resolvió en una tanda de penaltis para olvidar. Un colofón acorde con un encuentro infumable.

Dibujo

Tres centrales por barba

Italia ha recurrido durante la Eurocopa a los tres centrales como sostén defensivo. Alemania copió ayer la idea de los transalpinos, con Boateng, Hummels y Höwedes como guardias pretorianos. Ambas selecciones extremaron las precauciones y el espectáculo se resintió. Los búnkeres construidos por los dos equipos se convirtieron en casi inaccesibles.

Ambición

Ganar, un reto secundario

Hay ocasiones en las que, en el deporte de élite, la meta de ganar parece ser desplazada a un segundo plano. El partido de ayer dejó pinceladas de ese tipo de mentalidad. Italia apostó por construir unos poblados diques de contención delante del área de Buffon. El reto primario fue no perder. En el caso de Alemania, se ahogó en su propia partitura. La obsesión por mover el balón anuló la profundidad en muchos tramos del compromiso.

Planes

Escasa capacidad para sorprender

Ambos equipos apostaron por un planteamiento muy conservador. La mayor parte del choque se desarrolló en zonas de creación. Los contendientes carecieron de capacidad para sorprender al rival. Curiosamente, el gol de Alemania, un combinado que defiende el fútbol combinativo a capa y espada, nació en una acción de estilo directo. Neuer envió un balón en largo a Mario Gómez, que habilitó a Héctor en la segunda jugada. El envío del lateral lo transformó Özil.

El gol de Italia llegó de penalti, después de que Boateng destrozase el cerrojo germano con una acción inocente en la que golpeó el balón con la mano. El error prolongó la agonía del combinado de Joachim Löw. Los de Antonio Conte volvieron a brillar en cuanto a espíritu competitivo.

Superficie

Un campo achicado

Ninguno de los dos equipos brilló por su juego por las bandas. La escasa explotación de los flancos facilitó las labores de contención de dos conjuntos que antepusieron el orden y la disciplina a la fantasía. Los contragolpes se contaron con los dedos de la mano y los pocos que se produjeron nacieron en errores en la salida del balón.

Italia trató de repetir la presión adelantada que mareó a España. Alemania la desmontó mejor que la selección de Del Bosque. No obstante, las maniobras se concentraron en la parcela ancha del terreno. Una zona masificada y de escasa trascendencia para la producción ofensiva.