«Espero no tener que decir que perdí una medalla al enganchar un sofá»

P. Alonso, A. Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

RICARDO MORAES | Reuters

Támara Echegoyen, preocupada por la suciedad en la bahía de Guanabara, donde se disputará la vela

30 jul 2016 . Actualizado a las 22:57 h.

La contaminación y la suciedad en la bahía de Guanabara, entre la Marina da Gloria y el Pan de Azúcar, el escenario de las competiciones de vela de los Juegos de Río, sigue preocupando a los regatistas a nueve días del inicio de estas pruebas. La gallega Támara Echegoyen, vigente campeona del mundo y bronce europeo de 49er FX, se manifestó preocupada por un problema que puede condicionar sus serias posibilidades de subir al escalón más alto del podio. «No me preguntes si me gusta o no la basura. Diré que no. Me gustaría preguntar a la gente por qué no la tuvieron en cuenta antes. Que a 30 días de los juegos me pregunten por Guanabara, qué voy a decir, que es preciosa que me encanta y que ojalá me dé una medalla. Es increíble que se ponga ahora en entredicho, cuando lleva 4 años así, o 42, o 45. Espero no tener que decir que perdí una medalla al enganchar una bolsa o un sofá. Pero si es así, no lo voy a poder cambiar, es algo que no controlo», afirma la campeona olímpica en Londres en Match Race.

Las malas condiciones del agua en que navegarán los barcos se convierte en un factor más a tener en cuenta por los regatistas a la hora de competir. «La suciedad es parte de nuestro terreno de juego por desgracia. Sí que condiciona porque a veces los plásticos o cualquier cosa que se enganche a la orza pueden producir pérdida de velocidad, incluso si vas muy rápido puede hasta producir un vuelco. Sí es verdad que es igual para todos», señala la gallega, quien considera que las vacunas y las medidas de higiene previstas serán suficientes para evitar contratiempos. «La suciedad es un problema si tenemos alguna enfermedad. Los cortes sí que se infectan, pero confío mucho en la doctora del equipo y las prevenciones que estamos tomando».

Otro asunto a sortear en Río es el de la seguridad, aunque Echegoyen le quita hierro. «Llevo dos años yendo y nunca he tenido ningún problema, pero al final te mueves en un círculo bastante cerrado, en unas zonas bastante cómodas. No es como aquí. Que decides un día ir en bici, porque te apetece, y vas. Y otro día quieres ir andando y vas. Allí no puedes vivir así», añade. A la espera del inminente arranque de los Juegos Olímpicos, el próximo día 5, en Río se habla de todo menos de deporte.

«A veces vas navegando y chocas contra un tronco», relata Iago López

Las anécdotas en los entrenamientos se suceden. El gallego Iago López, que competirá en la clase 49er, reconoce que no solo se han topado con sofás flotando, «sino que también vimos troncos de madera. A veces vas navegando y chocas contra un tronco y el barco hace bum. Cuando llueve y baja la madera el agua está marrón y no ves nada. Y a veces vas chocando con cosas», insiste. Por este motivo, tanto él como su compañero, el cántabro Diego Botín, se ven obligados a entrenar cómo resolver estas contingencias. «Entrenamos alguna vez qué es lo más rápido si se engancha algo en la orza o el timón, si va Diego o voy yo, cómo hacemos. Son más factores a tener en cuenta. Dicen que van a intentar tener los campos de regatas lo más limpios posibles, pero no nos lo creemos mucho. Tenemos que estar lo más centrados posible», explica.

Fernando Echávarri, medallista en Londres 2012 y quien en Río competirá en la clase Nacra 17 junto a la canaria Tara Pacheco, reconoce que tratan de mitigar los efectos de la contaminación en su barco. «Vemos en qué condiciones del barco se pega menos. Trabajamos con distintos tipos de pulimento para aplicar a la superficie del barco, para que de esa forma no se le peguen la grasa ni los plásticos. Vemos que es mejor que el barco esté muy pulidito para que no se pegue nada», añade.