Mireia Belmonte echa a volar

J. Gómez Peña RÍO DE JANEIRO / COLPISA

DEPORTES

Lavandeira jr | Efe

La nadadora comienza en el 400 estilos el exigente repertorio que ejecutará en Brasil

06 ago 2016 . Actualizado a las 13:53 h.

El nadador es un deportista de clausura. Fe acuática. Mireia Belmonte, doble medallista de plata en los Juegos de Londres 2012, anunció hace cuatro años que empezaba a bracear hacia el oro de Río de Janeiro. Y regresó a su celda de agua. Pasó la última Nochevieja en Sudáfrica. Y vive a tiempo parcial en la altitud de Sierra Nevada. Boxea, levanta pesas, vuela en parapente y se sienta en el diván de su psicólogo deportivo para entrenar la mente, para visualizar toda la liturgia previa al disparo que abre la pileta. El oro y el camino que llevan a él lo valen. En eso cree Belmonte, apellido taurino. En la arena. El agua.

En esta caótica ciudad empezó todo: en el 2006, con 15 años, deslumbró al lograr dos títulos mundiales en categoría juvenil. Río es su mina. Y hoy se tira al agua para estar una semana buscando metales en seis pruebas. Es un maratón sólo accesible para alguien a quien le sobra fe en sí misma. «La clave es disfrutar de cada competición», asegura. «Intentaré dar el máximo en cada prueba, aunque en 200 metros mariposa y en 400 metros estilos es donde tengo más opciones». Se estrena con los 400 estilos -la final no será hasta las 3.49 de la madrugada-. Según su entrenador desde hace seis años, el duro Fred Vergnoux, tendrá que acelerar en la salida. Mireia suele reservarse para el final. Teme fundirse. El técnico galo le anima a meter el turbo cuanto antes para rematar en estilo libre. «Si baja de 4m.31s es medalla», vaticina. Saltará con la tercera mejor marca del año (4m.33s.42).

En Londres se quedó con las platas en 800 metros libre y 200 metros mariposa, su mejor prueba, su mejor carta ahora en Río. ¿Su oro? «En el primer tramo de 50 metros, debe dar entre 17 y 19 brazadas, con un subacuático al límite, de 13 o 14 metros. Los siguientes tres parciales deben ser de 21 ó 22 brazadas. Y tiene que prolongar el subacuático lo máximo posible. Si Mireia mejora y nada en 2.03 será oro», apuesta Vergnoux.

Eso se sabrá el miércoles. El programa de Mireia se completa con los 400 y 800 metros libre, el 200 estilos y el relevo femenino 4x200 libre. Una semana sin salir del agua. Eso, el tamaño de su desafío, le estimula. La adrenalina de la competición. Más que nadar, lo que enciende a Mireia es la pelea. Competir. Ganar. «En Río tengo muchas rivales. Las estadounidenses, las japonesas, las australianas, las chinas...». Mejor. Más combustible.