Casañas, dos países y cinco Juegos

Paulo Alonso Lois
PAULO ALONSO LOIS RÍO DE JANEIRO / ENVIADO ESPECIAL

DEPORTES

Paulo Alonso

El discóbolo de 37 años, que se fugó a la carrera del equipo cubano para nacionalizarse español, repasa el tobogán de sus experiencias olímpicas

11 ago 2016 . Actualizado a las 07:39 h.

En la Villa de Río sus amigos le llaman Abuelo, porque a sus 37 años, el discóbolo gallegocubano Frank Casañas afronta mañana sus quintos Juegos. En Brasil redondea un círculo, porque en Río conoció a su mujer, la también lanzadora Loli Pedrares, madre de sus dos hijos y el apoyo que le permitió fugarse de Cuba y nacionalizarse español. «Aquí comenzó nuestra relación en el Iberoamericano del 2000. Ella venía con el equipo de España y estábamos hospedados en el mismo hotel en Copacabana. Nos conocimos y empezamos a sincronizar», indica antes de repasar su carrera: dos banderas, cinco Juegos y mucha lucha.

Sídney 2000

«Visitas a la sala de juegos y McDonald’s y seis kilos más». «Tenía 22 años y la mente de un niño. Me hacía fotos con la gente, estaba metido en el salón de juegos por la novedad y comía mucho en McDonald’s. Engordé seis kilos y al competir fue desastroso. Me llevaron sin mi entrenador, como un aprendiz. Yo lo tomé así: ‘Vengo de fiesta’».

Atenas 2004

«Sin competir fuera, sin saber si iría a Grecia, desinflado». «Tenía 25 años y fui más centrado, pero ni me llevaron a competir fuera ni me aseguraron la plaza hasta unos días antes de los Juegos. Todo eso te destruye psicológicamente. Cuando me lo confirmaron, mi cuerpo se desinfló. Viajé poco antes de la competición. Y me dolió mucho. Sabía lo que quería y competí mal».

Decide dejar cuba

«¿De qué me vale esforzarme si no tengo recompensa?». «Yo cargaba la mochila de mi familia. Mi madre limpiaba casas de la playa y había tenido una alergia muy fuerte, mi padre era gastronómico, pero el dinero no daba para nada, y mi hermana estudiaba Enfermería. ¿Quién iba a sacar la casa adelante? Me esforzaba sin recompensa para mi familia. Cuando vi que no había futuro, me fui con el apoyo de mi futura mujer».

Huida tras el mundial 2005

«Salí por patas de un hotel de Alcalá de Henares» . «Cuando salí de Cuba para el Mundial de Helsinki 2005, ya sabía que no volvería. Y al regresar a Alcalá de Henares, donde nos solíamos concentrar, me fue a buscar mi mujer en su coche y una noche salí por patas. Pasamos tres semanas en Coruña, por si nos iban a buscar, antes de instalarnos en Madrid, donde entrenaba mi mujer».

Pekín 2008

«Papeleo a tiempo para ir a los Juegos y un quinto puesto que supo a podio». «El quinto puesto fue un subidón, lo mejor de mi carrera. Me apoyó mucha gente para que la nacionalidad llegase a tiempo y no podía fallarles. La federación cubana protestaba ante la IAAF y decía que no cumplía el plazo. Fue como si lograse una medalla».

Londres 2012

«Me recomendaron descanso total antes de viajar». «Competí mucho en la Liga de Diamante y una semana antes de ir a los Juegos me detectaron muy alto el CPK (la creatina fosfoquinasa). Me recomendaron descanso total. En Londres podía calentar, un par de tiros y ya. La final dio para un lanzamiento de 65 metros y se me acabó la gasolina. Fui séptimo. Competí bien».

 

 

«Mi vida y mi futuro están en Galicia»

Tras fugarse de la concentración cubana en Alcalá de Henares, Casañas y Pedrares vivieron del 2005 al 2009 en Madrid, donde entrenaba la lanzadora, luego se mudaron a Castellón, donde está el club del atleta, y después de los Juegos de Londres 2012 se instalaron en Pontevedra, con sus dos hijos, Hugo, de 6 años, y Olivia, de 2. «Ahora prepararé allí el próximo Mundial y terminaré el curso de entrenador», comenta sobre sus planes.

Nostalgia de Cuba

«Terapia en el psicólogo contra el desarraigo». «Los días siguientes a abandonar el equipo cubano resultaron duros para mí. De hecho, fui al psicólogo en Madrid y tardé casi tres años y pico en superarlo. Luego pude traer a mi madre, algo que supuso un alivio muy grande, y aplacó algo las cosas hasta que pude ir a Cuba. Aquella es mi tierra natal, donde viví 25 años, y es normal que me llame. Pero al final España ya es mi casa. Mi vida y mi futuro están en Galicia, con mi mujer, mis hijos y mis suegros, en Pontevedra. Aunque en Castellón estaba mi club, espero ejercer como entrenador en Galicia».

Regreso a La Habana

«Nueve años después, volví por primera vez». «Nueve años después de irme de Cuba, pude volver a casa por primera vez de viaje, por un cambio de normativa que ya lo permitía. Mientras tanto, nada. Cuando nació mi primer hijo, traje a mi madre a España porque tampoco estábamos para tirar cohetes económicamente».

«Mis amigos lanzadores me llaman El Abuelo, pero voy a dar guerra»

Una rotura en la inserción del recto abdominal y el psoas el pasado año trastocó la preparación de Casañas en el ciclo previo a los Juegos de Río. «En invierno seguía sin sensaciones, así que dejé Pontevedra un tiempo y me fui a Castellón a entrenar con Lois Maikel Martínez y Toni Simarro. Tardé en hacer la mínima, pero sigo yendo hacia arriba. Me siento fresco. Quiero ser finalista. Soy buen competidor y puedo tirar por encima de 65 metros. La gente piensa que vengo ya de fiesta. Mis amigos lanzadores de disco me llaman El Abuelo de broma, al ser uno de los que más Juegos lleva. Me ven como medio jubilado, pero voy a dar guerra», explica.

Su edad, su última lesión y la percepción del resto de rivales quita presión al discóbolo gallegocubano. «Voy a demostrar lo que puedo hacer para agradecer el apoyo de toda la gente que me ayudó a superar la lesión. Creo que lo más difícil era hacer la mínima», comenta sin poner fecha a su retirada. «Veo estos Juegos como si fueran los últimos. Aunque mi idea es seguir ya con pasitos cortos, pensando año a año. Pero me siento comprometido con el deporte de por vida», razona en la antesala de su participación de mañana. «Estuvimos haciendo ciclos de tres días, uno de descanso, otro de calentamiento y otro de entrenamiento competitivo. Para llegar listo. El sacrificio de la lesión me da más hambre de lograr algo y a la vez no tengo presión». Contra el calendario, Casañas.

El trato frío con los atletas cubanos delante de los dirigentes se va relajando

Su marcha de Cuba resultó tan traumática que durante un tiempo Casañas apenas se dejó ver en público durante las competiciones internacionales con sus antiguos compañeros. «Al atleta cubano no le dejan relacionarse. Sé que se pueden meter en problemas. Si hay un dirigente delante, no podemos saludarnos. Hay un código entre nosotros. Nos comprendemos mutuamente. Yo los entiendo y ellos saben que me fui, como muchos, para buscar mi vida. Ahora la convivencia mejoró y hasta podemos comer juntos», explica.