«Cuando ganas fácil, da miedo»

IGNACIO ENCABO PARÍS / DPA

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BENOIT TESSIER | reuters

Rafa Nadal se mide con Pablo Carreño en cuartos del Roland Garros, un partido trampa para su entrenador

06 jun 2017 . Actualizado a las 08:47 h.

Después de cuatro partidos de sensaciones inmejorables, Rafa Nadal inicia hoy ante Pablo Carreño (Eurosport, 15.00) el asalto final hacia su décimo título de Roland Garros. «La primera semana ha ido perfecta porque los resultados así lo indican. Rafael ha ganado sus partidos de manera más cómoda de la que nosotros pensábamos», explica Toni Nadal, tío y entrenador del ex número uno.

Fue tan arrollador el tenis de Nadal en las primeras rondas que a su tío le preocupa precisamente eso, que gane así de fácil sus partidos. Que el cruce de hoy sea un partido trampa después de 12 sets a favor, sin ninguno en contra, y apenas 20 juegos perdidos.

«Siempre tengo miedo cuando ganas fácil», indica Toni Nadal. «Luego llega un partido donde estás 4-4 o 5-5 y parece que estás sorprendido de que el tema vaya así. Antes de jugar con Bautista le dije que estuviese preparado para un partido más difícil que los otros».

Nadal se entrenó ayer en las canchas anexas de Jean Bouin, a escasos metros de Roland Garros, arropado por su equipo al completo, además de los hijos de Toni Nadal y la familia de Carlos Moyá, su otro entrenador. El campeón de 14 grand slams bromeaba con sus primos y lucía relajado. Si el año pasado abandonó su torneo favorito, ahora está extremadamente feliz.

A Rafa Nadal le separan tres pasos de su Grand Slam número 15, que sería el primero desde el 2014. El primero lo pretende dar hoy ante Carreño, número 21 del ránking y ante el que ganó en los tres partidos que se midieron. Después le tocaría un hueso en semifinales: el defensor del título, Novak Djokovic, o Dominic Thiem. Si supera esos dos escalones alcanzaría la final del 11 de junio, la fecha con la que lleva meses soñando.

Verdasco se desinfla ante Nishikori tras un gran inicio

Fernando Verdasco, número 37 del mundo, perdió ayer en octavos por 0-6, 6-4, 6-4 y 6-0 ante el japonés Kei Nishikori. Después de un inicio ilusionante, el madrileño se desinfló. Llegaba lanzado tras batir en primera ronda al alemán Alexander Zverev, reciente campeón en Roma, y en tercera el uruguayo Pablo Cuevas, un especialista en arcilla. El primer set fue un concierto de errores de Nishikori (15 no forzados) para entregarlo en blanco en apenas 28 minutos. Pero después el nipón reaccionó y Verdasco, que pierde por sexta ocasión en su techo de octavos de París, no pudo contenerlo. El nipón se medirá en cuartos con el escocés Andy Murray, que derrotó al ruso Karen Khachanov por 6-3, 6-4 y 6-4.

Carla Suárez, desdibujada

Una Carla Suárez desdibujada perdió en octavos ante la rumana Simona Halep por un doble 6-1. El cuadro se queda sin españolas.

La hora de la verdad para Dominic Thiem

Aclamado por muchos como el heredero legítimo de Nadal en arcilla, el austríaco Dominic Thiem tendrá que escalar los próximos días algo parecido al Everest si quiere hacerse con el trono de Roland Garros este año. Piernas frescas y mente amueblada, Thiem afrontará esta semana un reto gigantesco en busca de su primer Grand Slam. Para poder ganarlo, lo primero que tendrá que hacer es derrotar hoy al defensor del título (15.00 horas), el serbio Novak Djokovic. Si da la sorpresa, en semifinales le esperaría Nadal.

«Para mí estar en la segunda semana de un Grand Slam es muy especial», dijo Thiem, número siete del ránking y que aterrizó en la ronda de los ocho mejores sin perder ningún set. Hace un año, disputó en París la que hasta ahora es su única semifinal de Grand Slam; perdió (6-2, 6-1 y 6-4) con Djokovic, que también le infligió un 6-1 y 6-0 hace dos semanas en las semifinales de Roma. Aquella derrota llegó 24 horas después de haber vencido a Nadal en cuartos, la única mancha del español en la gira sobre arcilla.

La superficie más lenta del circuito es su preferida. Su derecha, con un efecto parecido al spin de Nadal, empuja a los rivales fuera de la pista. Y su revés a una mano es un auténtico martillo. «Las condiciones aquí son perfectas para mi juego», dice el pupilo de Günter Bresnik. El tenis, nadie lo duda, está ahí. Ahora falta por comprobar si tiene el cuerpo y la mente para superar a Djokovic y después, si es que el español avanza a semifinales, a Nadal.